Mujercitas Terror por primera vez en Rosario
I
Sobre la medianoche del sábado, las calles de Rosario lucen drenadas de todo tipo de movimiento circulatorio. No asoma ninguna persona caminando, ni tampoco aparecen detrás del volante de algún automóvil. Es apenas el octavo día del mes pero la fórmula recesión y frío intimida tanto como una escopeta de doble caño recortado que hace pensar tres veces antes de salir. Los taxistas que pululan por las esquinas lucen somnolientos y algo preocupados desde sus cabinas pseudo empañadas. Por Zeballos al 1100 un aura de luces y voces tenues se asoma como un oasis de vida y actividad social. En Lúcuma Bar son los fumadores empedernidos que hacen guardia en la puerta quienes funcionan como un cartel de señalización implícita que reza “Aquí hay algo activo, aquí hay algo vivo que estamos esperando”. Sobre el ingreso unas treinta y cinco personas aguardan el comienzo de la fecha, bebiendo cerveza, vino, o algún eventual trago. El rango etario de los presentes es amplio, desde adolescentes hasta algunos cincuentones de la escena hardcore local. El DJ set de Trasho pincha música desde la profundidad del darkwave mientras la gente va llegando a horario, una de las premisas que lxs anfitrionxs dejaron en claro vía facebook: empezamos 23hs puntual puntual porque nos cae la GUM del orto. Lxs anfitrionxs en cuestión y responsables de la noche son Los Que Perdonan, quinteto de pos emo, que recientemente editó un LP con el profético título de Todo va a empeorar, y viene tocando con regularidad en un contexto donde todo parece calcularse cada vez y donde los sonidos poderosos son, para muchos bares y productores, algo para esquivar en orden a evitarse problemas con la G.U.M. y policía.
Un tubo fluorescente rojo irradia algo de infierno a espaldas de las bandas. En el caso de Los Que Perdonan, es una intermitencia de advertencia ante el rabioso swing que pasea la cantante Juana Gorz por el salón. Sobre los invitados el rojo delinea siluetas de tres chicos imaginarios de una negrura pulp. Entre tanto movimiento se percibe el rostro del barbado baterista, un Rasputín de torso desnudo que pierde kilos en sudor mientras pared de por medio la temperatura va cayendo a los 8°. Mujercitas Terror es responsable de un hipnótico frenesí de tres minutos que instrumentalmente es pura furia física e inapelablemente contagiosa mientras que desde el plano de las letras instigan a asomarse sobre las incontables secuencias que pueden suceder cuando un armario no deja de aparentar estar vivo mediante los crujidos nocturnos. La bajista Daniela Zahra y el guitarrista Marcelo Moreyra están al frente, cantando a la par, con sus rostros sumidos en la negrura del salón y algún brillo que escapa de sus ojos. Entre claroscuros asoman los mástiles de sus instrumentos pero no mucho más. Federico Losa, atruena desde los parches, tanto que a la tercera canción termina abrazando el redoblante sin que esto impida su desempeño. Tocan una canción tras otra, sin esgrimir una sola palabra. La velocidad se termina a la hora pactada y los presentes aplauden con ganas de más. Habrá que ser pacientes y confiar que la espera no sea tan larga.
II
Siete horas antes, en un departamento céntrico que funciona como base de encuentro entre Los Que Perdonan y el trío porteño, se charla sobre cómo están las cosas en las movidas de Capital Federal, Córdoba y Rosario. Bajo la atenta mirada de un David Bowie enmarcado que cuelga junto al marco de la puerta, dos gatos grisáceos de abundante cabellera pasean cómodos en su territorio cotidiano y no se inmutan por la invasión humana que está teniendo ocasión. Sabios dueños de todo el hábitat, los felinos reclaman su lugar en el sofá y lograr correr a los músicos hasta poder acomodarse. Minutos más tarde, molestos por los inquietos visitantes, ambos animales se bajan del sillón. Uno se pierde en el pasillo mientras que el otro se acuesta en una improvisada cueva nacida entre una pila de libros y una guitarra acústica.
Inmersos en un microclima de volutas de nicotina, Mujercitas Terror se predispone a charlar en lo que constituye su debut en escenarios rosarinos. Losa, Zahra y Moreyra pregonan una complicidad que impulsa un constante diálogo espontáneo y siempre potenciador. Entre ellos se complementan las ideas y hasta finalizan las respuestas del otro, ampliándolas o rematándolas. Hay un ida y vuelta que evidencia una saludable química y hermandad. Mientras que las habituales fotografías del grupo tienden a texturas expresionistas que podrían presentarlos como los protagonistas de un spin off de Only lovers left alive (Jim Jarmusch, 2013), baterista, bajista y guitarrista son gente distendida y particularmente curiosos de todo lo que pueda presentarles el nuevo destino. Losa es un tipo zen, a unos cuantos años luz del furioso baterista que es al tocar, su tono de voz es calmo y unas pocas palabras son suficientes para darle certeza a aquello que quiera comunicar. De esa forma funciona como un eje que provee de equilibrio al tándem Zahra-Moreyra, de tendencia más verborrágica.
“No habíamos tocado nunca en Rosario porque nunca nos habían invitado, así de simple” explica, con claridad, Daniela Zahra sobre los más de dieciséis años que les tomó al grupo llegar por primera vez a Rosario. Fue un largo periodo de espera que incluye ganas postergadas y hasta un episodio con un productor local que desapareció en acción frustrando la posibilidad de llegar tiempo después de la edición del primer disco del grupo, Mujercitas Terror de 2007. Según explica el cantante y violero, “habíamos tratado de venir una vez. A un chico que organizaba fechas le habíamos mandado veinte discos, no me acuerdo su nombre, y nunca hubo noticias, al final perdimos el contacto. Ya no tiene mucho sentido contarlo”. Mientras se prende otro cigarrillo Moreyra recuerda que “siempre pasábamos por acá pero en camino a otro lado”. “Decíamos ¿Cómo no vamos a tocar en Rosario? Por suerte los chicos de Los Que Perdonan nos invitaron y ya estamos acá, cuando tenemos que estar y con quienes tenemos que estar, eso es lo importante. Si no vinimos antes es porque no hubo un real interés y está bueno que sea así, que se dé genuinamente” declara la bajista.
III
La historia de Mujercitas Terror comienza a escribirse en 1999 con sesiones de perfeccionamiento solo aptas para los propios integrantes del grupo, hasta que, finalmente, salen al ruedo al año siguiente. “Empezamos a tocar al toque, en el 2000 ya estábamos tocando” detalla Marcelo. “Tocando mal, pero tocando” apunta velozmente la bajista entre risas. Omar Chabán se convertiría en padrino del grupo al invitarlos a participar de su ciclo teatral Clásico Amoral luego de escucharlos por primera vez en Cemento, local del cual el dramaturgo/productor era propietario. Chabán pareció captar de inmediato la propuesta del grupo logrando ver más allá de lo estrictamente musical. Desde el vamos Mujercitas Terror fue el epicentro de las inquietudes de sus integrantes: poesía, literatura, cine, pintura, sonoridades experimentales y mucho más. “Para nosotros, desde que nos conocimos y arrancamos, siempre hubo algo más que la música. En Cemento, más puntualmente con Omar, encontramos un reflejo de eso. Él era una persona que abarcaba mucho más, que abría e inventaba cosas. Fue una especie de empatía total, nosotros desde nuestra pequeñez y él con su grandeza” recuerda Zahra con un tono que evidencia sincero cariño. “De alguna forma, él fue una inspiración, un espíritu, una fuerza que te da para hacer” expresa Losa acerca de lo que significa la figura de Chabán para el trío. “ Él fue como otra parte de la banda” agrega Moreyra que inmediatamente explica: Como banda tocamos en Cemento cuatro veces. Después tocamos todos los miércoles en la obra de Omar, el Clásico Amoral y ahí siempre pasaban cosas raras. Omar siempre me incentivó mucho a componer. Yo no tocaba los temas de la banda en la obra porque nada que ver con el rock.
Daniela: En la obra no tenía mucho que ver que hubiera una batería o un bajo distorsionado. Ahí mismo para el Clásico surgieron canciones sin un estilo determinado. Uno las escuchaba y se preguntaba qué era eso.
Marcelo: Claro, entonces ponía la secuencia o hacía algo desde el teclado y así empecé a hacer temas. A nosotros también nos gusta mucho la música de los 50 eran ese tipo de canciones. Yo se las mostraba los martes, él las escuchaba y al otro día la tocábamos en la obra. Omar me incentivó mucho para componer otro tipo de cosas. Cuando uno compone está bueno que alguien te diga “Hacé diez canciones para tal lado”.
– Chabán se involucró con ustedes, no es que simplemente les dijo que estaba bueno el grupo y siguió de largo, él los apadrinó.
Marcelo: Como éramos parte de la obra todo lo que pasaba en la obra, tenía que pasar por él y entonces se involucraba con todos los que estábamos. Él te incentivaba a crear.
Daniela: Omar fue re importante. Fue internarnos en una cosa mental en la que uno dice “Uh, va a ser re difícil divertirse, acá, en este mundo” pero nada que ver.
Marcelo: Terminábamos las fechas y nos seguíamos juntando con él y todos sus amigos, toda gente que era más grande que nosotros.
– Claro, ustedes eran pibitos.
Marcelo: Sí, nosotros éramos re nenitos al lado de ellos pero nos daban importancia por lo que hacíamos.
Daniela: Esa libertad que se tenía entonces hoy está algo diferente. Hoy es todo más noche, Niceto, ésto acá, ésto allá, y se termina ahí.
Marcelo: Sí, termina ahí y queda como un olor a gimnasio en el lugar. Terminó la banda y parece que hubo un circo, no sé. Queda olor a…no sé, porque ni siquiera se puede fumar cigarrillos. Termina la noche y es taxi a tu casa y a dormir.
– ¿Y no hubo una reinvención del circuito subterráneo post Cromañón? ¿Fue total el declive de espacios under o hubo alguna reacción ante esos cierres? En Rosario desde hace algo más de tres años están cayendo muchos lugares del circuito alternativo pero esa actividad se trasladó a las casas, siempre se da una transformación.
Daniela: Allá eso ya pasó, ya murió, ya volvió a renacer millones de veces. Nosotros intentamos hacer nuestro pequeño aporte con la Fiesta Muda. Fue algo así como lo que vos contás pero dentro de nuestras posibilidades. Ahora estamos armando algo nuevo. Allá vamos a hacer una matinée. Vamos a traer de vuelta el concepto de matinée porque la gente crece también y nuestro público tiene hijos. Nosotros seguimos en la misma (risas) pero ellos nos dicen “Ay, no los puedo ir a ver nunca por los horarios” y entonces vamos a hacer un ciclo para tocar por la tarde que se va a llamar Experimento con un Muerto, Matinée. El primero va a ser el 29 de julio, ya lo tenemos armado. Lo vamos a hacer en un lugar que mantiene esa onda de la que hablábamos y extrañamos.
– ¿La Fiesta Muda la crearon como una necesidad para ir armando un público?
Fede: Fue para poder tocar.
Marcelo: No, el público ya estaba. Veníamos armando fechas desde antes. La idea era armar fechas y llegar a más gente para que escuche bandas nuevas. No era tanta la gente tampoco, ponele que unas ciento cincuenta personas, siempre en lugares chicos.
Daniela: Quisimos mostrar bandas nuevas como nosotros fuimos en algún momento y Omar nos dio la posibilidad de hacer más. La idea era seguir con eso. Siempre hacíamos la Fiesta Muda con ganas. Pasábamos videos, esa era una parte re linda, pasábamos como una hora y media de videos especialmente seleccionados para cada fecha. La gente ya se acostumbraba a eso e iba a ver los videos como una banda más. Mostrábamos también el underground de otros países. Cosas viejas, cosas nuevas.
Fede: Estaba bueno como hicimos las cosas al principio en la Fiesta Muda. Arrancábamos pasando música y después ya sabíamos que a los cuarenta minutos de empezar a tocar, caía la policía (risas) Era empezar poniendo música, pum pum pum, se tocaba, tan tan tan, ya venía la policía, listo, se acabó todo, ya llegamos al final.
Marcelo: Era todo el tiempo. No se podía probar el sonido. Si había prueba de sonido se pudría todo con los vecinos desde temprano. Eso era cuando lo hacíamos en alguna casa.
IV
Editando en 2007 su primer trabajo de estudio, Mujercitas Terror dio un paso fundamental para iniciar un viaje que trascienda más allá del circuito subterráneo de Buenos Aires. Canciones que encontrarían su camino viajando en formato CD y MP3 por lugares impensados. “Al primer disco lo grabamos un par de veces y no nos convencía cómo sonaba. Tardamos un par de años con eso, bastante. En realidad, antes de ese primer disco pasaron muchas canciones y muchas no quedaron. Lo que terminó quedando fue una síntesis de todo lo que pasó en esos años” recapitula Moreyra sobre el debut mientras que Zahra toma la posta del relato y agrega que “mucho del material que quedó afuera fue apareciendo en los otros discos. De hecho, seguimos metiendo algún que otro tema de esa época primeriza porque nos gustan muchos de los que hicimos por entonces. Algunos eran muy conceptuales o personales pero ya a un nivel que decís, «Naah, esto no lo podemos mostrar» (risas). Ahora sí podemos hacerlo, ya se creó lo que se necesitaba”.
– Al escuchar ese debut lo primero que me conquistó fueron sus voces trabajando juntas. Hay algo hipnótico en esas líneas vocales lánguidas que suben y bajan sin ajustarse a la perfección pero al mismo tiempo son armónicas.
Marcelo: Desde que empezamos a tocar cantamos los dos juntos. Se dio una especie de doble voz a pesar de que no nos gustan muchos los arreglos de voces característicos, tipo quinta o tercera. Se dan pequeñas alteraciones de acuerdo a cómo cada uno interpreta, entonces sube uno, baja el otro.
Daniela: Se hacen desafinaciones y cosas así que quizás son irreparables (risas) Me encanta porque por ahí estamos ensayando en la sala y le preguntamos a Fede “¿Qué onda, cómo salió?” porque nosotros no sabemos qué pensar y él es quien nos responde que está buenísimo. A veces uno se pone perfeccionista y no sabe qué pensar.
Fede: Claro, yo no sé en qué están pensando ellos pero para mi estuvo bárbaro.
El segundo álbum de la banda aparece en 2011 cuando Excavaciones extiende la propuesta de la banda y confirma a Moreyra como un letrista destacado que junto a sus compañerxs apenas está comenzando a pintar su universo. En noviembre de 2015 llegan las catorce canciones que componen Fiesta Muda, trabajo producido por Andrés Cáceres, y que arroja una contundente prueba del camino transitado por Mujercitas Terror: el disco se edita en tres países con tres sellos diferentes, ATMC Records en Argentina, Stereo Neg en EEUU y The Burros en Colombia.
Darle play a los discos de la banda en bandcamp, escuchar sus temas en random, o simplemente, reproducir sus CDs uno tras otro, arroja una estimulante disección de la sensibilidad tripartita del grupo. Inocencia, incomodidad, perversión, sarcasmo, la posibilidad de mil despertares diferentes. Mujercitas Terror traza un mundo donde la inocencia se emparenta con la niñez para vivenciar tanto lo bueno como lo malo, lo mágico como lo espeluznante; certezas que en los grises hay seguridad, oscuridades que, a veces, pueden proveer de un refugio. Al escuchar canciones como “Bestia”, “Chico enfermo”, “Actriz”, “Mamá mata niñas”, “Besame la cicatriz” no quedan dudas que Mujercitas Terror llegó al mundo para hacer canciones-manifiestos del estado -no tan- imaginario de una prole engendrada por la convergencia de Les enfants terribles de Jean Cocteau y los niños huidizos creados por Hideshi Hino. La música respira desde las atmósferas viciadas del postpunk pero tiene una iniciación fundamental en un sonido de guitarras furibundas que remite a la academia callejera del punk neoyorquino, al Bowery de vivir el ahora y botellas de cerveza reducidas a vidrios. Las voces, un elemento clave en la propuesta del grupo podrían hechizar de igual manera al Leonardo Favio cineasta como a Phil Spector. “Pájaros descuartizados” del primer disco es un stomp que comprueba que Poison Ivy tiene algunos de sus mejores herederxs bien al sur del planeta; una pista que podría ser la música que acompañe una escena de acción de Russ Meyer con Tura Satana rompiendo huesos. La banda porteña también demuestra una estupenda capacidad para impregnar de matices -o climas- canciones que, en su mayoría, promedian algo más de ciento cincuenta segundos, virtud que los convierte en unos lucidos narradores en los actuales tiempos dispersos.
– En la primera época la prensa siempre se centraba mucho en el imaginario de Mujercitas Terror pero reducía la música al describirla como hardcore . ¿Les parece que en un mundo de tantas etiquetas la música de la banda crea cierto desconcierto?
Marcelo: Eso sigue estando. Nunca hicimos algo muy claro. Lo nuestro siempre fue muy personal dentro un sonido de muchas bandas que nos gustan. Hay otros grupos que por ahí son más fieles a un estilo pero con nosotros nunca funcionó así. La prensa por ahí tomó ese imaginario, como decís vos.
Daniela: Capaz que es más fácil hablar de ese por arriba que meterse en lo otro. Muchas veces me pregunté por qué nos preguntaban esas boludeces.
Marcelo: Te preguntan mucho de música y las cosas que escuchás pero igual lo que escuchás es una cosa y lo que te sale es otra (risas)
– En los medios siempre hubo periodistas que siguieron con atención la producción de Mujercitas Terror. Fueron tapa del suplemento SI, hace algunos años estuvieron tocando en Tu Much, y a través de los años hubo muchas notas. Sin embargo, ustedes no quisieron usar eso para probar irse para otros ámbitos, tratar de interesar a algún sello grande o alguna productora. No hubo pasos en falso para tratar de captar otro público a partir de cierta pequeña atención de los medios. Parecen tener muy claro cuál es la escena a la que quieren pertenecer.
Daniela: Son cosas que ni siquiera las pensamos. Si mañana nos invitan de cualquier lado y está bien lo que nos proponen, nosotros vamos a ir pero siempre vamos a volver a casa, a la Fiesta Muda. Nuestro pensamiento es siempre que todo se dé de una manera bien natural y no forzada, que sea lo que es realmente. Es como llegar a Rosario, que se dé en el momento adecuado y cuando realmente tiene que ser.
Marcelo: Es que uno tampoco puede ir cambiando las cosas por querer, simplemente. Las cosas te pasan o no te pasan. Si la cosa se agranda para que pase algo, que se agrande. Si no pasa eso, seguimos igual. Tampoco lo que hacemos es para muchos.
Daniela: No lo pensamos como algo para todos al grupo.
Marcelo: Nunca pensamos en las demás personas.
Daniela: Claro, está quien quiere estar.
– ¿Hubo que vencer alguna fobia a los medios? Al menos al principio.
Fede: Yo no diría fobia pero…(risas)
Daniela: Depende mucho de quién y qué cosas te preguntan. A veces ante una pregunta poco interesante hay una respuesta menos interesante y corta. Por ejemplo, ahora estamos hablando y está buenísimo porque se da un intercambio, pero muchas veces eso no se da. Igual puede parecer que somos tímidos pero no lo somos.
Marcelo: Una vez en el Emergente, terminamos de tocar y nos llevaron, derecho, a un lugar para hacernos una nota. Algo re estándar del tipo “¿Están felices de estar acá?” y a todo tenías que decir que sí. Te ponían la cámara y luz en la cara y empezaban, “¿Estás contento de estar acá?” y sí, qué sé yo. Todas las bandas terminabamos en lo mismo “Sí, estamos re contentos de estar acá”.
Daniela: Era como una especie de violación (risas). Estábamos todos transpirados y respondiendo preguntas de ese tipo entonces uno reacciona así, no sé.
V
Justo antes de su visita a Rosario, Mujercitas Terror colgó Nieblash, EP de tres pistas registrado en Berlín en octubre de 2016 bajo el comando del productor alemán Boris Wilsdorf. “Nieblash”, “En el futuro” y un remix de “La ceremonia” integran el nuevo lanzamiento que apenas llegado a las redes el nuevo material se vio replicado en más de veinte blogs de música especializada demostrando una vez el interés que suscita el grupo en los países limítrofes, España y otros países. “Sí, nos dan mucha bola en otros lugares. Hay mucho interés por el estilo de la música” comenta Moreyra. Sobre la atención que recibe la banda en nuestro país, el compositor comenta que “Acá, tal vez, se manejan mucho con lo que está de moda, a veces la gente está en una y no la sacás de ahí. Capaz que en otros lugares constantemente hay un cambio, siempre hay mil cosas nuevas. También, en todas esas cosas nuevas hay que estar porque si no es pérdida de información”.
Daniela: Lo aprecian fuera. A la vez, eso que charlábamos antes, ese paso de ir de una cosa a la otra, capaz que no le encuentro tanto sentido si no es algo natural.
Fede: No estamos tratando de convencer a nadie.
Daniela: También está bueno eso de aparecer siempre como en un limbo, te hace parecer como algo siempre nuevo. Si estás muy arriba, ya pasás a otra cosa, donde estamos nosotros es un lugar medio donde somos siempre algo nuevo, algo que no está manoseado. La verdad, si me preguntás a mi, eso me gusta.
Marcelo: Por lo general son medios independientes los que se interesan en la banda. Entonces vos conocés al tipo que te pasa por la radio. No sos amigo íntimo, no es que lo conocés tanto, pero sí cuando sacás un disco se lo pasás. Eso siempre va generando algo.
Daniela: Sabés que es alguien interesado, que ya viene con la historia de la banda.
– Claro, hay un vínculo. No es la misma situación que describían antes con las cámaras y las luces pegadas a la nariz y que puede que no haya escuchado nunca antes a la banda.
Daniela: Está ahí porque estás tocando en el Emergente, o en el (Centro Cultural) Recoleta y vos venís de una realidad completamente distinta. Te habla una persona sonriente que en realidad nunca te escuchó. Obvio que nuestra reacción puede ser acotada, no? (risas).
– Los Mueran Humanos hace poco me dijeron algo similar. Conversamos sobre el proceso natural para que sucedan las cosas, al igual que con ustedes. No hace falta forzar nada, ni tampoco desesperarse o querer cambiar la esencia para buscar un resultado que implique que mayor convocatoria.
Marcelo: Más vale. Tenés que estar más inspirado y concentrado en lo que estás haciendo más que en lo que está pasando. El arte, en general, no es una carrera.
Daniela: Bueno, pero para mucha gente sí es una carrera, sí lo piensa así. Hay gente que hace o cambia ciertas cosas para lograr algo. Es otro tipo de artistas, diferentes a nosotros, pero nos gustan un montón de bandas que fueron creadas así.
Marcelo: Sí, es verdad. Es como tratar de atravesar todo para llegar con su idea a la masividad.
Daniela: Claro, yo a veces no entiendo ese llegar. ¿Llegar adónde? Me pasa que soy feliz con lo que tenemos. Entonces, quizás, no deseo y creo que el mundo se mueve mucho con el deseo.
Marcelo: Todo el mundo te lo pinta como un destino. Vos tocás en algún lugar y lo primero que te preguntan es “¿Cuánto gente fue?”
Daniela: “Estuvo buenísimo” les decís. “¿Cuánta gente fue?” te responden. Es como cuando te preguntan la edad. ¿Qué importa cuántos años tengo? (risas). Si estuvo buenísimo, estuvo buenísimo. Fueron tres pero esos tres estaban como locos. No es que me encante tocar para atrás, alguna vez han ido tres pero estuvo buenísimo.
– La idea de carrera ya implica ese engaño de llegar a algún lado, pero lo que la hace doblemente tramposa es pensar la frase de Oscar Wilde sobre las tragedias de este mundo, una es no conseguir lo que se desea y la otra conseguirlo, la segunda siendo siempre la verdadera tragedia.
Daniela: ¡Claro! Ahí está ese medio del que te hablo que creo, por lo menos, a mi. Me da felicidad.
Marcelo: Son terribles todas las frases de Wilde.
Fede: También decía Wilde que el placer más grande era fumarse un cigarrillo, es un deseo que tenés, se acaba y podés prenderte otro.
Daniela: Además Oscar Wilde se murió el mismo día en yo nací. No el mismo año, así que está todo bien (risas).