GENTE CONVERSANDO & LA GRACIA DEL PODER MENTAL

Mortalidad, post-modernismo, iconoclastia, represión​. ¿Qué tienen que ver esos conceptos con la música? Todo y nada. Gente Conversando es una banda que interpela. Entienden dónde viven y comprenden la contemporaneidad. No quieren cambiar el mundo, pero al menos pueden bailar para celebrar nuestra finitiud. Encuentro en Rosario, a propósito de su fecha junto a Perro Fantasma y Matilda.

 

“Canto porque no sé hacer otra cosa, bailo porque me voy a la fosa”, agita Gente Conversando, promediando la mitad de su debut rosarino. No se trata tanto de un estribillo como de una afirmación celebratoria o una declaración de principios. Todos vamos hacia el mismo lugar y elegimos celebrarlo desde la virtud del baile. Después de todo, si no se puede bailar, ¿a quién le interesa vivir o revelarse?
El baile, como afirmación de nuestra mortalidad, sigue siendo una idea fascinante: es una manera brillante de sublimar la impermanencia de la vida. Bailar nos recuerda que, aunque nuestras vidas sean efímeras, podemos encontrar sosiego, belleza y significado en el aquí y el ahora. A través del baile, podemos expresar emociones, contar historias y conectar con los demás de maneras que trascienden las palabras.
En algunas culturas, el baile y la música están profundamente ligados a rituales que celebran la vida y la muerte. En estos contextos, el baile puede servir como una afirmación de la continuidad y la fragilidad de la vida humana. En definitiva, al bailar, no solo estamos disfrutando del presente, sino también reconociendo que, al igual que el ritmo y el movimiento, nuestra existencia es un flujo constante de momentos que se van y vuelven a pasar.
Gente Conversando sabe eso. Además, sabe otra cosa: a los jubilados los van a reprimir siempre. Hoy. Ayer. Mañana. Por eso, una foto de Norma Plá ilustra tanto su batería como las remeras de la banda.
¿Es Gente Conversando una banda iconoclasta? Sonríen. Lo piensan un segundo, permitiendo un momento preciso para hacer las presentaciones pertinentes. El grupo está integrado por Detective en guitarras y coros, Masse en voz principal, Cajales en el bajo, Pollo en batería y Lisandro en el teclado.
Hablan todos. Responden todos. Se pisan. Se responden entre ellos. Rematan los chistes en coro. Comparten una lata de cerveza Santa Fe, una entre tres. Se deben algunas fechas anteriores, se pasan factura y pactan devoluciones. Hablan rápido, aunque dubitativos. Con todo, escuchan atentos, sin que nada se les escape.
¿Iconoclastas, sí o no? “Nunca nos habían dicho eso”, ofrece Detective, ganando tiempo.
“Le hemos rezado a perros y a ciertas figuras del espectáculo que son muy importantes para nosotros. Tenemos un parche en la batería de Norma Plá. Creo que sí”, comparte el guitarrista.
“Sí, somos iconoclastas, rey”, confirma Masse, con decisión.
“Todo es iconografía. Para mí todo es simbólico. Creo que todos vemos mitología. Como todo necesita organizarse, tipo este es Zeus, aquel el Gauchito Gil, nosotros fundamos nuestro propio sistema. Puede ser un día uno, al siguiente otro. Tenemos a Gandhi, tenemos a Hitler, podemos ser nosotros mismos también. Puede ser muy divertido jugar así. Son conceptos que se van formando”, desarrolla el cantante.
“Entonces elegimos esos simbolismos porque está bueno que estén ahí, presentes de lo que sentimos. Norma Plá siempre. Ahora están con ella porque están fajando a los jubilados. Cuando cambien los tiempos y vuelva el progresismo, Norma Plá va a seguir ahí, en el bombo, porque es la mirada que te está diciendo: no te olvides nunca que a los jubilados los van a fajar siempre. Puede ser un partido u otro, pero siempre va a ser así”.
“Igual, con Cristina nunca pasó”,
apunta Detective.

Mortalidad, represión, simbología. ¿Qué tiene que ver todo esto con la música? Todo. Y nada. Cada quien sabrá entender. Gente Conversando es una banda que interpela. No quieren seguir guiones ajenos; quieren escribir el suyo. No tienen miedo de ser diferentes o de quedarse afuera.
Sin embargo, no siempre es fácil ser el extraño en la sala. Su arrogancia no es de cotillón; está templada. Entienden dónde viven y comprenden la contemporaneidad. Por eso mismo, quizás, decidieron armar una banda. No quieren cambiar el mundo, pero al menos pueden bailar mientras se mueren y hacer canciones al respecto.

Gente Conversando abre la noche ante unas setenta personas. En el público, que se exhibe disperso en la amplitud del Galpón, se evidencia una primera fila que llegó temprano para verlos. No debería sorprender que esa primera fila esté conformada por los Tensión, existencialistas rabiosos y conspiradores de toda mueca que satiriza nuestro cotidiano.
Con cada integrante en sus respectivos instrumentos, es Masse quien rompe con la estática. Se mueve de manera azarosa por el escenario, buscando un punto donde sentirse cómodo. La distancia con el público y la frialdad del primer contacto no ayudan. Sin embargo, en su papel de crooner desfasado, Masse acepta el desafío de intentar conectar. Detective, en la guitarra, lo secunda con un tono de voz de comandante, en clave de maestro de ceremonias.
El grupo suena ajustado. La banda interpreta diez canciones que abarcan desde sus primeros trabajos hasta lo más reciente. Es un muestrario iniciático para su debut en Rosario. Suenan, entre otras, «Europa», «Borracho en el babyshower», «Poder mental», «Placer subversivo» y «Robin Williams».
A medida que avanzan las canciones, se sueltan, aunque siempre vuelven a su rictus ambiguo. Masse elige el show evitando el traje de frontman o showman; prefiere su propia mutación de esos roles, entre pasos de baile contrabandeados, algo de disrupción performática y una voz rasposa.
Gente Conversando se adentra en la ironía con la soltura desentendida de la estética camp. “¿Qué acaba de pasar?”, sería la pregunta. “No sabría decirte qué fue”, respondería la banda, con un gesto afectado y cómplice.
El quinteto porteño juega, por momentos, con una exageración moderada y un tono lúdico. La música transita un post-punk entendido como un páramo de libertad, sin tener relación alguna con las etiquetas que se enarbolan constantemente estos días.
Para Gente Conversando, la ironía es central porque permite una doble lectura de los objetos que enmarca (la contemporaneidad) y los estilos (rock) que presenta. La ironía aquí funciona como una herramienta desarmante. En ese sentido, el quinteto juega a la confusión, tanto hacia afuera como hacia adentro. Puede que los cinco integrantes tengan claro el concepto de la banda; sin embargo, las formas en que cada uno llega a ese concepto es otro tema. Se trata de una construcción gestáltica, pero también de romper las bolas. De nuevo: la misión es confundir.
Un acierto de Gente Conversando —al menos en la fecha rosarina— es que toman a la canción como medida justa: los roles desplegados y su afectación siempre están suscritos a la extensión de la canción. De esa forma, pueden moverse con comodidad durante algunos minutos para luego replegarse y jugar otra carta. Esto evita redundancias y repetición. Esa medida correcta sirve para jugar con las expectativas: te creés que ya sabés, pero no está todo dicho.

A diferencia de otras bandas convencionales, que a menudo buscan ofrecerse como un producto concreto o unidimensional, Gente Conversando juega con la ambigüedad y la complejidad de la deducción. El grupo apela a una distancia que mide, evalúa y confunde. Evitando lo restrictivo, no se definen, optando por múltiples interpretaciones, permitiendo que su sátira se desarrolle en capas.
La construcción de Gente Conversando llega a través de distintos planos: discos, escenarios, entrevistas, recitales y métodos de comunicación. Su material está disperso en Bandcamp, YouTube y Spotify. No hay un canal definitivo, coherente con la propuesta conceptual del grupo; cada búsqueda arroja resultados diferentes. Spotify aglutina mucho, pero no todo. Bandcamp tiene excelente calidad de sonido, con la mayoría de las ediciones, y el fundacional Roseti en vivo (2016), crudo e impredecible. Por su parte, YouTube ofrece muchas sesiones que capturan la faceta performática.
La búsqueda en el catálogo disperso de Gente Conversando requiere paciencia. Es cuestión de bucear y dejarse permear por la propuesta. En una contemporaneidad que convierte la música en una mercancía, la banda no hace demasiado para facilitar el acceso. Eso puede tomarse como un gesto de pereza, una postura política o, de nuevo, como una forma de desafiar. Quizás haya un poco de cada opción.
Gente Conversando Vs La industria musical (2022) es material esencial para comprender a la banda. Dispone de intertextualidad y musicalidad en una atmósfera de cierta aspereza, rayana al lofi. Su más reciente sencillo es Panorama nocturno. En YouTube, hay un registro de la canción en el recital La Épica Esotérica, en Niceto Lado B, del pasado mes de abril. La captura muestra a la banda en su ajustada forma actual, en un equilibrio saludable entre música e histrionismo.
“El elemento histriónico no se separa del lenguaje musical porque siempre en una banda tiene que funcionar todo”, explica Detective. “Uno está atento cuando llega tu momento de silencio y brilla el otro. Entonces, escénicamente e histriónicamente también sucede así”, agrega.
“Es algo que se va ganando a través del tiempo. Es una cualidad indivisible de lo musical. Existen juntas o no existen, al menos en nuestro caso”, considera el guitarrista.
Masse, por su parte, apunta que “es un proyecto que nace sabiendo que no vamos a ser una banda que mire para abajo. No somos una propuesta tímida. Lo solemne no nos interesa. Hacer un chiste no significa hacer un chiste, sino que forme parte del lenguaje. Alcanzar eso también es bardearla para luego darte cuenta de que por ahí no era. Pero siempre divirtiéndonos”.
“A nosotros nos gusta hacernos cargo del hecho de estar arriba del escenario. No nos gusta jugar un papel de ‘no quiero estar acá’, esa actitud muy histérica
”, indica el baterista. “Demostramos que queremos estar ahí”.
“La banda empezó siendo muy propuesta escénica y ahora está equiparando la propuesta escénica con lo musical. Eso también viene con los años. Ahí hay una identidad. Sabemos que nuestro fuerte es lo escénico y que la gente la pasa bien aunque no le guste la música. También sabemos que cuando escuchás el tema decís, qué buen tema
”, razona Masse.

Desde que Gente Conversando apareció en los medios, siempre fueron asociados con la etiqueta de post-punk. Sin embargo, no todo es igual. Si todo es hermoso, nada es hermoso; si todo es post-punk, nada es post-punk. La necesidad de etiquetar y encasillar parece ser un imperativo casi imposible de sortear. Al final, la clasificación y el etiquetado buscan, ante todo, pasteurizar la información, haciéndola segura y predecible.
“Hay que dejar de robar con el post-punk por lo menos por dos años”, dice Masse, divertido aunque visiblemente hastiado de ese lugar común recurrente.
“Hay una necesidad general de encajar las cosas. Es así con todo”, opina Detective. “Me parece que las redes sociales, y la internet en general,  crearon una necesidad de encasillar las cosas y describirlas de manera simplificada.”
“Cualquier persona que trate de construir un discurso sobre lo que ve generalmente opta por lo más fácil”, afirma el cantante, estirando los brazos y luego articulando los dedos pensativamente.
“Lo fácil tiene muchas vertientes y uno puede caer en ellas. Entonces decís, bueno, esto es medio cínico, va medio dark, entonces es post-punk. Listo, Wagner también era dark. La prensa y los medios, ahora que todo el mundo opina, necesitan encasillar porque tienen que construir un modelo más digerible. Nosotros queremos apostar a un eclecticismo medio metafísico”, analiza.

Gente Conversando desarrolla su identidad desde un enfoque que se centra en la fragmentación, la ironía y la hibridación. Al recorrer sus discos y presentaciones en vivo, encontramos que su obra —en constante construcción— se caracteriza por una amalgama de influencias que abarcan desde la música popular hasta el goth, el lo-fi y el avant-garde.
Esta diversidad musical no es un simple capricho estético, sino una manifestación de su deseo de eludir las convenciones obvias y explorar otras dimensiones. La canción popular parece una matriz ideal para moverse y provocar. Aquí se entiende lo popular como un lenguaje de posibilidades: valses, chanson, canzonetta, así como ritmos de las provincias argentinas. En este ángulo heterogéneo e impredecible también emergen figuras del linaje del rock argentino des-protocolizante: Miguel Abuelo, Los Twist, Sergio Pángaro, San Martín Vampire, y el Babasónicos de Bultaco.
Gente Conversando juega con estos elementos sin anclarse en nada, ni en el pasado, ni en el presente, ni en el futuro. Están en el ahora. Con todo, el proyecto se siente fundamentalmente liberador, un espacio donde amalgamar capricho y diversión.
“Somos bastante del cortar y pegar”, asegura Detective. “Nos gusta no separar demasiado las cosas por un sonido determinado, sino hacer un collage general con ellas. Cuando conversamos sobre algo, lo incorporamos. Vamos añadiendo ingredientes poco a poco. Es lenguaje”.
“A pesar del tiempo transcurrido, lo ecléctico sigue vigente. También ocurre que lo ecléctico se va solidificando en un concepto conversero. Con intuición y recorrido, ya nos entendemos más
”, aporta el cantante.
“Nunca quisimos ser una banda plana. Si un tema es medio punk rock, lo hacemos. Si otro tema es más valsecito, también lo hacemos. Los años nos han llevado a saber organizar ese eclecticismo, teniendo en cuenta lo liberador que es”, concluye Masse.

 

Texto por Lucas Canalda – Fotografías por Renzo Leonard

 

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