LA MISIÓN DE SEGUIR CONSTRUYENDO: BRODA LANZA SU SEXTA TEMPORADA CON CALIOPE FAMILY

El ciclo audiovisual producido por Nymbus, Fango y Mariscal Media comienza una nueva temporada con una Live Session de Caliope. Entre data fundamental y novedades que elevan la apuesta, persiste el objetivo de amplificar el presente de la escena rosarina y multiplicar los vínculos entre colectivos.
El estreno llega este domingo a las 22hs por YouTube.

La creación de las productoras Nymbus, Fango y Mariscal Media estrena su sexta temporada, con tres Live Sessions protagonizadas por Caliope Family, Chokenbici y Mingus Motion, respectivamente.
A priori, la temporada que comienza este domingo a las 22hs en YouTube vuelve a las clásicas sesiones, sin embargo, la escala es superadora, dejando en claro que la apuesta siempre es sorprender. La magia no se negocia.
La mansión BRODA queda atrás y se revela una base de operaciones inesperada y misteriosa. Se propone un espacio irreferenciable: un no-lugar poético para seguir tendiendo vínculos.
La locación es enigmática, prueba irrefutable de la capacidad creativa del equipo completo, craneando cada detalle, para luego ponerle el cuerpo al armado y acabado.
La apuesta es arriesgada. En tiempos de presupuestos magros y agendas detonadas, no hay margen para redes de seguridad. Más que nunca sale a relucir la experiencia de una crew curtida en circunstancias disímiles. La capacidad de gestión es tan importante como saber resolver o darse a la abstracción de imaginar. Cada individualidad se entrega, sacando adelante una apuesta colectiva que tiene como objetivo desarrollar un producto que represente a una ciudad y a una corriente de expresión.

Desde hace algunos meses que corría el rumor que BRODA volvía con algo grande entre manos. Lo que primero fue algo a pocas voces, pronto tomó otra magnitud: ¿En qué andaban? ¿Qué se venía? ¿Cuándo? El público quería saber, entre manija y FOMO.
Seguramente nadie está preparado para lo que viene. Hay sorpresas varias. La primera atañe a la planta de operaciones. BRODA migra para transformarse.
Con una nueva base llega un cambio de piel. El terciopelo quedó atrás, dando paso a pantallas leds infinitas. La amplitud del negro pronto se esfuma para revelar una horizontalidad donde se recortan las siluetas de les artistas.
Un sello de la identidad de BRODA que permanece es la cámara omnisciente que flota, instintiva, revelando aspectos de entrega y complicidad.
Respecto a las luces, se destaca que la propuesta tiende a ser abarcativa debido a la utilización de lentes wash. Los focos wash llevan lentes gran angular. Esto significa que se produce una mayor luminosidad en la corta distancia.
Otra característica clásica que permanece es la decisión de respetar lo orgánico de las canciones. Cada tema mantiene su esencia, con su respectiva paleta de colores, proponiendo una sinestesia que se trabaja de manera anticipada entre banda y equipo.
Acá llega el final de las descripciones. Mejor evitar spoilers puntuales. De todas formas, podemos garantizar algunos puntos más. Habrá música. Tendremos BRODA Pregunta. Surgirán revelaciones varias. Finalmente, entre las novedades de la temporada, restan contenidos por anunciarse, pero…¿están para un podcast que expanda el universo de cada sesión? Paciencia. 

BRODA supo emerger como una plataforma única que celebra la heterogeneidad musical a través de un enfoque visual estilizado e identitario. Desde su lanzamiento en agosto de 2020, el ciclo presentó una amplia gama de artistas emergentes y consagrados, convirtiéndose en una referencia tanto en el ámbito audiovisual como en los canales de nueva información.
La curaduría enfocó su atención en el house, el neo-soul, el groove, los beats, la psicodelia, lo performático, el trap y el indie.
Cada episodio se caracteriza por su estética sofisticada, donde el color y la luz se combinan con la mirada particular de realizadores y realizadoras, resultando en un producto diferente, que retrata a cada acto desde una proyección por fuera de lo predecible.
La producción se centra en el artista, permitiendo que su música y su interpretación sean el eje central. Parte de la labor de BRODA es aportar un retrato que amplifique la conexión íntima entre intérprete y espectador. La combinación de sonido de alta calidad y un diseño visual cuidado transforma cada cápsula en una experiencia sensorial única.
En una ciudad que padece la falta de canales que reflejen -y proyecten- sus expresiones contemporáneas BRODA se mantiene como un satélite que irradia desde Rosario para el resto del mundo.
Luego de cerrar el año 2021 con el Festival BRODA en el Anfiteatro Municipal, una experiencia colectiva consagratoria que confirmó al ciclo audiovisual como el satélite amplificador de las nuevas generaciones musicales rosarinas, el ciclo no detuvo su motor creativo, apostando por la continuidad, desarrollando lazos creativos con varias de las voces implicadas.
Más tarde llegó un espacio propio en el marco del Festival Bandera, señal que BRODA había logrado una mirada transversal capaz de reflejarse en audiencias amplias.
Recientemente, con el objetivo de seguir multiplicando, llegaron las Mix Sessions, protagonizadas por Laurita Gosh, Emilio Delmar y Chico Chique, entre otros nombres. En esa nueva veta la música toma el centro del escenario con mezclas y sets de DJs y productores.
Así las cosas, la multiplicación de proyectos se tradujo en recitales, cápsulas, videos, canciones, fotografías y más. La música siempre como vínculo social y humano, acercando frentes y escuelas.
Desde ese lazo tanto afectivo como creativo, las posibilidades se convirtieron en realidad. Desde lo efímero de las ideas hasta la concreción frente al aplauso consagratorio del público.
Con más de 35 sesiones en vivo a lo largo de cinco temporadas y más de quince videoclips, BRODA se posiciona como un referente de la producción de alta calidad, fusionando la música y el arte visual para crear experiencias únicas.
No debería sorprender que los tres proyectos elegidos para esta sexta temporada sean conducidos por artistas formados desde la autogestión. Se siente como el cierre de un ciclo mientras nuevas páginas se escriben.
El arranque con Caliope Family rebasa lo meramente simbólico: se trata de la banda rosarina mejor posicionada para representar, tanto en su convocatoria popular como en su sonoridad contundente, siendo un proyecto con las ideas en claro desde el principio. Para dar el zarpazo, las garras tienen que estar más afiladas que nunca.
Tiene sentido que Caliope y BRODA se junten: great minds think alike. La apuesta por lo superlativo es un horizonte común.


Octubre de 2024.
Brian Brapis y Cofran Olima ponen en palabras la experiencia de grabar en BRODA, luego de dedicarle un tiempo prudencial para preparar un material que perdure.
Siempre concentrados para ser la mejor versión de sí mismos, el quinteto no deja ningún detalle librado al azar.
“Nos preparamos bastante. La experiencia nos enseñó la importancia de una Live Session”, explica. “Además buscamos resignificar algunas canciones que tienen historia en la banda. Queremos mostrar un poco de lo que es Caliope para todo el mundo, quienes nos conocen y quienes todavía no tienen  idea”.
Caliope se formó en 2017 y su música fluctúa entre el hip hop, R&B, groove y el soul.  En vivo, sin embargo, la química se potencia con diversos elementos.  La integran Brian Brapis Medina, en voz y letras; Camilo Corradin, en batería; Pancho Val, en guitarra; Agustín Pérez, en teclados, y Franco Cofran Olima, en bajo, synthbass y pistas.
La Live Session captura el costado más detallista del grupo, ahí donde sus integrantes demuestran su musicalidad entre matices, donde se aprecian gestos, arreglos, quiebres y otras sutilezas. No en vano sus  integrantes, cruzan guiños y alguna sonrisa.
El flow de Brapis se siente como una arrimada al oído. En sus propias palabras: música para relajar.
En ese sentido, la sesión logra un registro valioso que amplía el imaginario de quien es la banda rosarina más convocante del momento. Durante tres canciones, BRODA captura una apreciación consciente del núcleo de la criatura. Arreglos ajustados, texturas y el carisma narrativo de su frontman, sugerente y esquivo a la vez.
Con la salida de 341, el año pasado, Caliope escaló alto en términos de calidad musical y representación. El disco fue algo más que representación y orgullo: fue un encender una llama que sirva como faro de excelencia artística y técnica. La apuesta fue completa. La gente respondió, tanto en Rosario como en otras ciudades.
“Está bueno que la gente pueda militar lo que construimos. A la banda y al disco. Creo que eso se debe a la identificación. Parece que es más grande que nosotros”, observa Cofran sobre el excelente presente de la banda.
“Es un orgullo ver que haya tantos chicos en los recitales. Son quienes más agitan, además. Están siempre adelante. Siempre miramos ahí, porque son la nueva data, la música que está por venir”, agrega Brapis.
“Si estamos referenciando a alguien habla bien del proyecto. Eso significa que le prestan atención a nuestro trabajo. Lograr esa atención es gratificante. Cuando tu música le llega a alguien es el premio definitivo”, considera.
“Nuestra llegada también tiene que ver con nuestra unión. Pasa el tiempo y estamos cada vez más unidos. Eso se muestra hacia afuera. Estuvimos en cada una…Siempre estamos aprendiendo cosas nuevas. Entendemos que el show nos nutre mucho. Aprendimos cómo dar un show en Córdoba o Buenos Aires, donde quieren otra cosa. En Rosario siempre es diferente”, explica Olima respecto a la capacidad de ofrecer siempre algo especial, sin repetirse, mientras crecen como artistas.
“Nunca imaginamos algo así. Pero siempre con los pies en la tierra, entendimos que la música es nuestro lugar”, concluye Brapis.

El registro de movimientos culturales es fundamental para entender y preservar la identidad de un periodo social. En un mundo regido por lo efímero, documentar estas expresiones se convierte en una tarea crucial. Todo se vuelve más necesario cuando está atravesado por una pandemia paralizante, sumada a las sucesivas turbulencias políticas.
¿Es posible retratar a una generación en la era de la información y la diversidad? Quizás semejante empresa sea una quimera. Sin embargo, el desafío atrapa.
Decíamos antes que no es casualidad que las sendas de Caliope y BRODA se hayan cruzado. Es la convergencia propia de un ciclo que se inició hace años, ahora sumando y potenciando sus posibilidades. No se trata de nombres propios, ni de marcas. Es algo mucho más grande.
Detrás de cada Live Session de BRODA se reconoce la historia, la persistencia y los valores de una comunidad. Los veinte minutos de música en vivo, con artistas creando desde la heterogeneidad del circuito, son apenas una pequeña parte de todo lo que se esconde bajo la superficie.
En un mundo en constante cambio, el ciclo elige la responsabilidad de garantizar que las expresiones culturales de hoy sean documentadas y valoradas como un puente hacia el futuro. La cultura es un patrimonio compartido, y su registro es una herramienta vital para mantener vivas nuestras expresiones.
La sexta temporada de BRODA llega para continuar una apuesta colectiva que nació en un contexto complicado. La premisa inicial sigue vigente en la primavera de 2024: articular colectivos, pensando en el futuro, amplificando el presente.
La misión es seguir construyendo; volver a contagiar deseo.
Les damos la bienvenida a la sexta temporada de BRODA. Disfruten.

Por Lucas Canlda
Fotografias de Ph Ferarte – BRODA

 

 

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