Está claro que el otoño/invierno en Rosario se esfumó. Casi no existe el frío en la ciudad y los abrigos no son cosa de varios días seguidos. Sin embargo, la temperatura había bajado el lunes que nos juntamos a dialogar con Dani Pérez. Cerca de las 21hs, calle San Martín pasando Pellegrini, antes de 27 de febrero, resguarda en sus calles un halo de oscuridad sombría seductora. Es lindo caminar por ahí, rodeado de esas sombras proyectadas por los plafones circulares tan característicos de esas cuadras. En medio de ese paisaje urbano, si su agenda lo permite, se llega al universo Pérez. Lo de la agenda es porque casi siempre está ocupado, trabajando en algún disco suyo o de alguna banda de la ciudad. De hecho apenas llego se acababan de ir los chicos de VideoClub, que están grabando con Dani guitarras y teclados. Te cita en su casa, que del mismo modo es su estudio, y su sala de ensayo. Tal vez sea su refugio también. Es que la vida de Dani Pérez es así, rodeada de cables, instrumentos, melodías e ideas. No puede salir de eso, pero no está encerrado. Esta conectadísimo con todo lo que pasa afuera, que es su afuera también. De hecho lo pueden cruzar en infinidad de lugares donde de la manera que fuere se reproduce música. Pero en esas instancias, a la vez, cuando te está saludando o comentando algo de lo que vemos o escuchamos, está pensando en su refugio, en volcar algo que se le ocurrió a sus producciones, o la de los demás. Subís la escalera, y esas sombras de calle San Martín, ese leve frío del ex otoño rosarino, desaparece. Ahora estamos en otro mundo, el de Dani Pérez. Si bien no hay músicos, la sala está preparada como para arrancar ya un ensayo. Y el estudio lo mismo, si es que pintan ganas de grabar algo. Pero eso no va a ocurrir por ahora. Lo que pasa inmediatamente es poner el nuevo disco en vinilo, y escucharlo mientras grabamos la charla.
4:59 AM CLUB es un disco que fue realizado en muchos años, pero de a poco. Cada vez que en un hueco de sus otras actividades se generaba un espacio, Dani metía mano al disco de Sucesores. Sin abandonarlo, pero sin estar 100% abocado a eso, el material se fue gestando durante casi ocho años. En el medio Dani produjo varios discos de otras bandas, su disco solista, y algunas canciones sueltas de Sucesores (“Popaganda”, “Fresco” y “Verano”) entre muchas otras cosas. “El problema de sacar el disco con un bache tan largo tiene que ver con que yo trabajo de lo mismo que lo que hago. Entonces está esa confusión de pensar que yo hago lo que me gusta y en realidad no es así. Yo estoy trabajando siempre para la música de otra gente, y en el tiempo libre que me queda, trabajo en mis canciones. Lo que me gusta a mi es hacer canciones mías”, confiesa, y algo de eso explica que sean ocho los años que pasaron para que el mundo pueda escuchar nuevos temas grabados en un disco de Los Sucesores de la Bestia. Su última producción discográfica había sido el doble Esto no es funk/Esto es headrock, lanzado en noviembre del 2010. Sin embargo, en un material de 9 canciones, sólo dos (“Pasajero Oscuro” y “4:59 AM”) son del 2015. El resto son de los primeros años pasados el 2010 pero es sólo un dato. El disco es hermoso y parece realizado ayer. Incluso es un disco que no cansa. Lo escuchamos hoy, y mañana, y pasado, y todo el tiempo parece nuevo. Se van descubriendo cosas, como si fuera un jeroglífico que hay que descifrar. Está repleto de información musical. El audio es fantástico, las estructuras de las canciones son sorpresivas. Hay solos de guitarras que intervienen estados de ánimo, arreglos vocales que emocionan y letras que identifican a todos y todas. El disco te canta a vos, el disco que gusta. A su vez, esa supuesta complejidad en el todo se convierte en algo perfectamente digerible. Si bien no es un disco amable, fácil, llega rápidamente tanto a oídos entrenados como pasatistas.
– ¿Te gustó el disco?
Tiene canciones muy lindas. Lo que tiene de interesante, en la realización, es que es la primera vez que trabajamos como banda. Cada uno compuso su parte. Las canciones las llevaba a la sala y salían muy rápido. Hubo mucha conexión con respecto a la música.
– ¿Con esta última formación?
Primero estábamos los cuatro que venimos tocando hace mucho juntos: Pablo Brun (batería), Fabricio Silvestri (guitarra), Lucio Cumini Londero (bajo) y yo. Después en el 2014, más o menos, propuse meter más integrantes para tener un sonido más grande en vivo. Quería tocar todo lo que sonaba, dejar de tirar pistas. Pasó Lautaro Araudo, Pablo Jubany, Lesbiano, y finalmente hoy están Natalio Rangone en los teclados y Fede Puccio en la guitarra. Con ellos grabamos “4:59 AM” y “Pasajero Oscuro”, que los compuse después y se grabaron después, y los arreglamos entre los seis y los previos entre los cuatro. Pero Natalio grabó teclados en alguno de los temas anteriores. Fue súper natural y orgánico, no se había dado en ningún disco anterior de la banda. Para mí fue buenísimo.
– ¿Fue un alivio?
Y…sí, porque antes componía para los otros instrumentos, y a veces mi vida también me aburre. Quiero que alguien me diga esto no me gusta, hagamos esto. Ese intercambio es para mí lo interesante de estar en un grupo. El solista necesita ese espacio donde controla todo y propone todo, pero no me interesa esa idea. Siempre me interesó más estar en una banda, y por eso Los Sucesores de la Bestia se mantienen tanto tiempo también, como espacio creativo.
– ¿Hubo guías sonoras en esta etapa de composición grupal?
Sí, nos copamos mucho con Wilco. También me acuerdo que Natalio me había pasado un disco de War on drugs para que lo escuche, a mí no me gustó, y cuando salió el último disco de ellos, yo ya había terminado el disco de Sucesores, lo escuché y encontré un montón de similitudes. Alabama Shakes también estuvimos escuchando. Artic Monkeys, Strokes.
– ¿Te parece muy diferente a lo último que habían hecho? Yo lo veo muy diferente, e incluyo a los temas sueltos que fueron sacando durante el proceso de grabación.
Sí, es re diferente. Lo que pasa es que cuando hicimos la grabación gruesa, grabamos 16 temas. Empezamos a escuchar lo que habíamos grabado, nos dimos cuenta que había un disco rockero, y que había temas que quedaban afuera. Entonces pensamos en sacar esos temas como sencillos: “Popaganda”, “Verano” y “Fresco”, y nos quedaron tres más afuera. Y encontramos que había diez temas que iban bien para este disco. Empezamos a averiguar para editar el vinilo, y nos dimos cuenta que diez temas no entraban, y empezamos a hablar para hacer un vinilo doble. Averiguamos en EEUU, y dimos con que nos sobraba tiempo. Ya había compuesto 4:59 AM y Pasajero oscuro, entonces pensamos en hacer el disco doble, con doce temas. Grabamos esas dos canciones en La siesta del fauno. Y cuando aplicamos para el INAMU (Instituto Nacional de la Música), ganamos los vales para hacer el disco. Mientras estaba mezclando, vemos que los doce temas, duraban 53 minutos, y el vinilo simple tiene 40 minutos. Entonces decidí sacar tres canciones, para que quede un disco de nueve. Y al hacer eso, que en un principio parecía una cosa técnica o del momento, terminó siendo una obra muchos más fuerte a nivel conceptual. En lugar de decir cuál saco, fue decir cuál no puedo sacar.
– Además el disco no tiene el estereotipo que se generó en Sucesores, de banda bailable funky, si esperan eso, no va a estar.
No, de hecho, es un cambio rotundo para la banda. Uno hace cosas, y después la gente toma lo que quiere. No toma todo. Y a mí acá se me conoce como un referente de la música negra. Los Sucesores es como que están encuadrados dentro de ese estilo. Y se espera que sea música bailable…también por mi pelo, je. O por lo que pincho como DJ. Y este disco no tiene ni un ápice de eso. Nada que ver. Y eso que hace dos años que en los shows estamos tocando el disco de funk, casi no tocamos temas del disco de rock. Yo no estoy tocando la guitarra en los shows en vivo. Venimos proponiendo otra cosa. Y ahora va a ser un cambio rotundo respecto a eso. Son canciones rockeras, no bailables. Estamos ansiosos de ver como se recibe eso. Porque es un cambio bastante fuerte a lo que veníamos haciendo. Tal vez haya gente que rechace esto, y otros que no. Pero me pasó ya, por ejemplo, con mi disco solista me decían que lo de Eddie Murphy – Esto no es funk– le parecía una pelotudez, pero que el disco le gustaba, para mi es todo lo mismo, yo no encuentro diferencias. O sea, no me hago el boludo, sí hay diferencias, pero para mí no. Cuando escucho Bowie, por ejemplo, para mí no hay diferencias entre un disco del 77 y uno del 91. Para mí siempre es Bowie. El disfraz que él se ponga para cantar las canciones en ese momento, sí es diferente uno de otro.
De eso se trata el mundo de una persona; diferencias y similitudes, de arquitecturas, ideas y sensibilidades y corazas proyectadas en este caso, por el protagonista muchas historias que no se sintetizan, se retroalimentan entre sí y forman el humano que es. Podríamos decir que el Dani Perez que proyectamos, es todo eso. Si siguen la carrera de Sucesores, darán cuenta de que es un universo, y de alguna manera lo canta: “todo lo que fui lo dejo escondido en estas canciones” dice en “Presencia incómoda”, una de las gemas de nuevo trabajo. Hoy se puede estar en el planeta rock, mañana en el pop, mañana en el funk, y así seguir viajando en construcciones musicales en las que más allá de las variedades y texturas, los que están ahí construyendo siempre son ellos. En todos los casos termina imponiéndose la visión de cómo hacer las canciones. “Uno de mis pocos éxitos, es ese” dice Dani y agrega “me acuerdo cuando apareció el “Siempre Libre” –canción de su disco solista La sombra del primero-, lo que más se me dijo es que sonaba muy Dani Pérez. Eso para mí fue un elogio gigante”. Y el dejar escondido lo que fue en estas canciones, que luego “escucharás en una noche de verano al recordarme” revela que Dani entrega su vida a las canciones. En algún momento de la entrevista me dice que es costoso el precio que hay que pagar, y está claro que no se refiere a dinero. “La constante es que está hecho desde el deseo, desde el corazón. El amor por la música, por lo que uno hace. El respeto hacia uno, y hacia lo que uno quiere. Más allá de los panoramas, o las modas que pueden o no ser desalentadoras, pero no es el motivo por el cuál uno decide mostrar una música. Son épocas, pero yo pienso que mis discos van a seguir estando cuando yo no esté más. Me interesa hacer lo mío, y con suerte, que haya gente que se sensibilice con lo que estoy haciendo, que le llegue de alguna manera. La manera por la cual le llega, no está bajo mi control, y no me interesa controlarlo”.
Esas canciones que ya están hechas, que costó tiempo y trabajo reunirlas en un mismo material, ahora hay que tocarlas. Y el panorama en general, es incierto. No muy diferente a como lo fue siempre, pero se percibe en alguna parte de la atmósfera rockera de la ciudad cierto desencanto, que no llega a ser frustración en el sentido de que las dificultades no detienen el hacer cosas. Lo que está claro es que el mercado interno (si es que existe) no resiste la cantidad de propuestas de calidad que la música local tiene para ofrecer. Por sus trabajos como productor, músico y DJ, Dani sigue en la noche de rosario, y conectado con otras ciudades.
– Recuerdo que hace muchos años fuiste a tocar a Mendoza, y cuando volviste me dijiste que la visión que teníamos de Rosario no era tal, que en otros lugares estaban peor. ¿Hoy sostenes lo mismo?
Si, fue así. Pero eso se invirtió para mí. Yo creo que antes era así. Pero yo sigo viajando un montón a Córdoba y a Buenos Aires, a Mendoza no tanto, pero si seguís los blogs de música o programaciones de festivales nos damos cuenta de que hay una movida bastante importante de bandas jóvenes. Y veo que se invirtió. Que en los lugares por fuera de Capital dan mucho valor a lo local, y acá pareciera que no hay ningún interés en escuchar bandas de acá. Pero desde la segunda mitad del año pasado veo que empezó a revertirse eso, y estoy viendo público bastante joven que hace mucho que no veía en recitales. Cuando digo joven, me refiero a gente de 20 años para abajo. Yo no lo estaba viendo, pero gracias a mi trabajo como DJ, sigo estando mucho en la noche, o fiestas donde va gente joven, re joven, que tiene la mitad de mi edad. Veo cuáles son sus costumbres, las reacciones que tienen en las fiestas. Y veo que de a poco, el poco interés que había, se está revirtiendo con el advenimiento de músicos más jóvenes como Luca Bocci o Usted Señálemelo o Indios. Veo que los pibes jóvenes están viendo músicos de su edad. Ven gente más o menos de su edad haciendo una música para ellos. Entonces eso hace que la gente vaya a ver recitales.
– ¿Le adjudicas a eso una identificación etárea?
Yo creo que sí. Desde mi punto de vista no es saludable que las bandas jóvenes hagan música tan parecida a lo viejo. Desde un joven espero que busque cortar con el pasado, y eso no lo veo tanto en algunas bandas. Pero sí entiendo que entre Fito Páez y Luca Bocci o un pibe que tenga 20 años, y sí, prefiero a un pibe que se parezca a mí.
– ¿Y a dónde te posicionas vos que tenés casi 40 años?
Tengo la percepción que Sucesores de la Bestia es una banda que hace música joven. Tengo la percepción de que es una banda que se mantiene vigente. O en mi caso particular, creo que me mantengo vigente. Sé que di la vuelta y ahora soy un referente para muchos pibitos que están haciendo música, y eso está bueno, esta re bueno.
– ¿Pero lo decís por la música que hacés, por la gente que te va a ver, o por las dos cosas?
Lo digo por todo. Una de las cosas para superar la frustración de estar tanto tiempo sin sacar un disco de la banda es repensar lo que hace uno todo el tiempo. Y creo que mucha gente me dice que estoy todo el tiempo haciendo cosas. Y que sos un maestro, un groso, un ídolo, y bla bla bla. Y yo digo, “tardé ocho años en sacar un disco, yo no me siento así”. De hecho me siento paralizado por ese hecho. Pero claro, en el medio produje diez discos más, armé mi estudio, armé siete ediciones de una fiesta, armé una feria de música y tecnología en Lavardén, seguí adelante con El Qubil, no sé, montones de cosas incluido mi trabajo como DJ o mi tienda de pedales. Son todas maneras de contactarme con la comunidad musical de mi ciudad. Y creo que mi energía y mi forma de ver las cosas, todo lo que hago, está imbuido de eso. Entonces empecé a pensar que mi obra es todo lo que hacía, y no solamente el disco, o un disco. Y en esa obra, yo me siento joven. No me siento relegado en el tiempo.
– Entonces el laburo que te sostiene para que puedas hacer lo que te gusta, de lo que te gustaría vivir, no es malo, porque si tu obra es todo, eso es parte del todo…
¡Claro! Es parte del todo, para nada es malo. Pero lo veo como aspectos satélites a Sucesores, ¿no?, no lo digo como todo equivalente. Ahí también juega el tema del deseo, donde vos querés poner tus energías. Yo trabajo todos los días en el estudio. Seis, siete, ocho horas por día. Además del trabajo que hago para la banda y la vida personal. Estoy todo el día haciendo cosas y trabajando. Si pudiese elegir, lo haría mucho menos, lo haría sólo para la banda.
– ¿Pero no te quitaría esa atracción que hace que sientas que tu obra tiene carácter joven?
Yo creo que no porque también me permitiría desarrollar más ideas, más rápido. Fijate, por ejemplo, cuando hice mi disco solista fue a partir de una contingencia que tuve con Espacio Santafesino. Uno de los artistas que estaba en la serie fonográfica que había ganado, se separaron, y me dejaron con el disco a medio terminar. Tenía que presentar un disco para completar el acuerdo, y dije “bueno, lo que tengo es un disco solista”. Eso fue noviembre del 2014, aproximadamente. Me dijeron que ok, y en enero y febrero del 2015 estaba al pedo en el estudio, porque no tenía nada que hacer y me puse todos los días a grabar el disco. Hasta esa fecha, las canciones eran sólo yo, mi guitarra y mi voz. No tenían nada más. Y en esos dos meses, de esas canciones con la guitarra acústica, a lo que terminó siendo el disco, lo hice todo. En esos dos meses. Lo que pasa es que trabajaba todos los días en eso. Para mí también fue un desafío: bueno, ahora que estoy en verano, y tengo que cumplir con eso, y no tengo trabajo porque en verano no pasa nada, a ver si me dedico todos los días a ver qué pasa. ¿Puedo? Y sí, de nada, a terminar el disco fueron tres meses en total. Armar la batería, el bajo, las guitarras eléctricas, los teclados, cantarlo, grabarlo, mezclarlo y masterizarlo.
– ¿Y en el medio estabas haciendo este disco de Sucesores?
Claro. El disco de Sucesores nunca lo detuve. Siempre estuve haciendo cosas, cuando encontraba tiempo para meterlo. Cuando tenía un bache de algo, me metía con una mezcla, o con otra cosa. Pero bueno, los discos necesitan cierta continuidad, para que uno empiece a encontrar un discurso detrás de las canciones. En mi caso, como también lo produzco, el sonido resulta súper importante. Y hasta que le encuentro una onda, lleva tiempo, cabeza, equivocarse y volver a arrancar. Y no tenía esa oportunidad. Me equivocaba, me frustraba, y la próxima oportunidad que tenía era dentro de veinte días, que tenía otro hueco. Por eso en un momento tomé la determinación de que una vez finalizados ciertos trabajos que tenía que entregar, decir “no acepto más nada hasta dentro de un mes y medio que termino esto”. Perdí plata de hecho, porque no agarré trabajos. No quiero que suene como queja, es un privilegio lo que tengo. Pero un privilegio muy costoso.
– En este contexto, teniendo en cuenta que acaba de salir el disco, ¿te ponés objetivos cuando lo sacás en estas condiciones, o ya no? ¿Lo sacás porque te gustan las canciones que hacés?
Los discos los hago para mí. Pero una vez que paso la hechura del disco, que es para satisfacerse uno, la idea es compartirlo. Quizás se vuelve medio ridícula la instancia de tocar en vivo, si no va gente, no hacerlo. Pero yo no puedo medir lo que hago según la cantidad de gente que va, porque tendría que haber dejado la música hace un montón de años. Inclusive tengo esa contradicción, de que si la mitad de la gente de rosario que dice que soy un genio fuera a un show mío, metería como mil personas. Soy un genio, pero no va nadie a verme. Pero si estás pensando en cuánta gente metiste para hacer o no un próximo disco, estás equivocado. El objetivo de sacar un disco, es hacerlo. La banda saca un disco después de ocho años, es interesante ver hasta dónde podemos llegar con eso. Pero prefiero ir paso a paso, ver qué pasa. Y no tener esa presión de que tiene que pasar algo. No lo quiero cargar de nada. Sí quiero tocarlo y que se escuche.
– Además supongo que las mediciones sobre a quién le llega lo que hacés, hoy no pasan sólo por la gente que te va a ver. Me refiero, por ejemplo, a las reproducciones en redes sociales.
Yo creo que lo de las redes sociales es medio intangible también. Esta bueno que compartan tus cosas, o alguien ponga una letra tuya, o postee algo, o que escuchen muchas canciones y la compartan. Pero el ritual para mí, sigue siendo en vivo. De hecho, no es para mí. La gente va a Lolapalooza y paga entradas de cinco mil pesos. Claramente algo hay ahí. De ir y meterse a un lugar a escuchar algo….
– Son eventos también…
Sí, bueno, cualquier otro show. Fui a ver a Anderson Paak, en un lugar para mil quinientas personas, y en media hora se agotaron las entradas. Y es un tipo que sacó su disco hace dos años, y no sé si es tan conocido acá. Nathy Peluso tocó en La sala de las artes, su primera fecha en Argentina, y había ochocientas personas completamente deliradas por lo que hace la mina. Y es una mina que sale en YouTube, no sale por otro lado. Ni radio, ni tele, ni revista. Hay algo ahí, esa cosa gregaria de ir a un lugar a escuchar música. Escuchar música grabada hoy, se volvió algo que no tiene compromiso, que está de fondo con algo más.
– Pero este disco de Sucesores tiene un montón de compromiso…
De mi parte sí, de la gente que lo escucha, no sé. Escuchar por Spotify un disco…lo escuchan una vez y no lo escuchan más. Si es que escuchan el disco entero.
– Ok, pero claramente no sos alguien que se niegue a esa forma de consumo. De hecho, el disco salió en vinilo y digital.
Yo no soy la medida de nada en eso, porque soy melómano. Para mí escuchar un disco, es un evento en mi vida.
– ¿Pero te da lo mismo cómo lo vayan a escuchar?
No sé si me da lo mismo. Hasta el último segundo estas definiendo hasta el color de la tipografía. Y después cuando sale, se transforma en otra cosa. O se completa. Pero para eso lo sacas, sino, lo dejás acá en tu casa y lo escuchas con tus amigos. Sí creo que el vinilo es un soporte incómodo, que requiere de un compromiso mayor para la escucha, que requiere una inversión. Porque las bandejas son caras, tenes que tener parlantes, y tenes que tener los discos que son caros también. Y tiempo, y darlo vuelta. Tiene muchas contras, pero es lo que más se está vendiendo hoy en día. Si yo puedo cruzar mi casa y comprarme una bandeja, es porque la forma de escuchar música hoy es esa. Por lo menos para el que dice que le gusta escuchar música. Sí creo que los servicios de streaming volvieron a la música como algo más funcional, como algo de fondo.
– ¿Y a vos te parece que este es un disco para escuchar de fondo?
No sé, no está en mí decirlo. Cómo lo van a escuchar, lo deciden los demás. Ojalá que no. Que lo escuchen, no quede de fondo. Pero yo ya no sé qué va a pasar con la música que hago.
– ¿El show como va a ser?
A tres guitarras. De rock.
TXT – JUAN CRUZ REVELLO
PH – RENZO LEONARD