El quinteto platense El Estrellero llegó por primera vez a la ciudad de Rosario con las canciones de Drama, uno de los discos más aclamados del 2016. Una charla sobre pasado, presente y un futuro inmediato que asoma con nuevas canciones.
A veces no hay tiempo que perder. Los momentos apremian y hay que hacer valer el tiempo. Debemos aprovechar cada instante. La nebulosa de los viernes, esas horas entre que se termina el horario de trabajo, la universidad o la escuela, y llega el momento de salir a disfrutar del viernes por la noche suele ser tiempo para tirarse, descansar, rascarse. Descomprimir diría George Costanza. Pero al tiempo hay que aprovecharlo a pesar de ser justo ese preciso momento del viernes. En una estadía menor de 24hs en una ciudad conocida pero ajena, es menester saber aprovechar. Los integrantes de El Estrellero creen eso, o al menos así parece cuando temprano en el viernes en cuestión avisan que, “el GPS nos dice que estaremos llegando a Rosario a las 18hs”, y a las 17:43hs escriben para informar que ya están en el lugar convenido para entablar la entrevista. La puntualidad era una pérdida de tiempo para el inmortal Oscar Wilde pero El Estrellero parece no compartir eso, al menos, hoy.
Con unos minutos de antelación el quinteto platense espera en la esquina de San Martín y Urquiza, a unos cien metros de McNamara, lugar donde esta noche se presenta junto a Camperas y Sánchez. El bar del encuentro está lleno de mesas grandes, la mayoría con señoras mayores tomando el té y unos pocos hombres solitarios comiendo carlitos y mirando los televisores mutados. Entre las mesas de señoras hay unos cinco jóvenes que se desmarcan de la escena que incluye hasta un buraco. Allí, Juan Irio (bajo, voz ) Lautaro Barceló (guitarra, voz) Gregorio Goyo Jáuregui (batería), Alejo Klimavicius (guitarra, voz) y Juan Baro Latrubesse (teclados) están recién llegados a Rosario y se disponen a charlar con Rapto entre tostados, café, té y un imponente remo que disfruta el tecladista.
En abril de 2016 El Estrellero lanzó Drama su placa debut. Diez pistas de pop poderoso que se embeben en charcos de psicodelia para lanzarse a la conquista. Las canciones de Drama triunfan ya que hay una entrega inocente en ellas: la búsqueda que proponen Irio & Barceló es orgánica y sus socios se suman a la expedición con una sencillez que propone naturalidad, es un fluir que no buscar forzar el espíritu del grupo puesto que los cinco integrantes saben que precisamente en esa búsqueda se desarrolla el espíritu. En Drama hay una construcción de dos escuelas – tan diferentes como sus compositores- que confluyen en una búsqueda única a cargo de cinco expedicionarios que fueron conociéndose directamente en la acción. Este debut captura el proceso inicial de un quinteto que fue profundizando su unión musical en medio de un frenesí estupendas reseñas, una maratón de recitales e incursiones en festivales de primera línea internacional. La relatividad del tiempo y la velocidad con que corre, entonces, parece ser una clave en El Estrellero.
Llegado diciembre Drama integró los conteos de lo mejor del año entre los medios especializados de la Argentina y en varios espacios latinoamericanos. Entre un 2016 pleno de actuaciones en vivo, se destaca la inclusión del grupo en el Festival BUE luego de un personalizado llamado de Daniel Grinbank para invitarlos. El 2016 ya quedó varios meses atrás, y si bien Drama sigue viajando y recibiendo plays en la plataforma bandcamp, los nativos de la ciudad de las diagonales ya tienen la cabeza en otras canciones. Terminaron de grabar un nuevo álbum y con entusiasmo los cinco se pisan entre ellos para contar lo que se viene: “Ya está por entrar a mezcla en estos días”, “la semana que viene, estamos re contentos”, “en cuanto a lo sonoro hay una gran mejora”. Todos sonríen hablando sobre lo que está por venir, incluso hasta mencionan “cosas que queremos para el tercero”. Acerca del título que llevará el nuevo trabajo simplemente comentan “no lo podemos decir todavía”. Irio explica que, “sí te puedo agregar que el disco va a salir con nuestro sello, Pontaco. Al sello lo creamos reuniendo a todas las bandas que nos agrupan, El Estrellero, Fus Delei, Pájaro Escultor y nuestros proyectos solistas. Decidimos hacerlo a través de Pontaco y no de Fuego Amigo porque nos resultaba más fácil coordinar con todos nuestros proyectos si estábamos todos en un mismo barco”.
– ¿Cómo viene lo nuevo? Me enteré que viene más contestatario, algo sanguíneo centrado en la actualidad.
Barceló: ¡Epa! Sí, no lo habíamos dicho en ningún lado.
Juan: En realidad no pero sí. Hay un relato que nosotros encontramos en las canciones y que nos cierra un concepto que después uno escucha. Es más coyuntural que Drama, más bélico, va más al choque, tiene más emotividad, más sentimientos. Eso lo hace un disco un poco más fuerte que Drama. Estamos muy contentos. Creo que todos estamos más contentos que cuando estábamos por lanzar Drama.
– Al hablar del nuevo disco, y hasta del tercero, se los nota tranquilos y tomando cada paso con naturalidad ¿Se siente presión por grabar el sucesor de un disco tan bien recibido?
Irio: Más que presión o ansiedad nos agarran ganas. Porque la banda fue encontrando su sonido, entonces apareció El Estrellero en su plenitud. Eso no está en Drama, que es un disco más bien de formación, con una banda que tenía casi seis meses de vida. De ahí que tuviéramos ganas, y canciones, como para decir que es hora de grabar el nuevo disco. Por eso estamos contentos con el resultado, porque además de gustarnos mucho lo que se grabó vemos que finalmente hay una banda que a todos nos potencia y nos une. Somos muy amigos, eso lo hizo la música que hacemos juntos.
– ¿Se puede decir que es el primer disco de El Estrellero verdaderamente colectivo?
Barceló: Es que nuestra participación como músicos y arreglistas fue muy distinta al primero. Baro, por ejemplo, llegó al final del disco anterior y entró el plan de sumarse a los lugares vacíos con algún colchón de teclados, alguna melodía. Ahora ya él es parte compositiva. Desde los arreglos de las canciones ya formaba parte. Después de lo que fue la producción del disco, aportó otras líneas que no podíamos contemplar en el primero. El que viene es un disco de diálogo entre cinco personas. Alejo canta en algunas canciones.
Klimavicius: Hay un diálogo que es más fluido.
Irio: En Drama se ven más individualidades. En el nuevo esas individualidades están bien marcadas pero se ve la figura colectiva del grupo porque ya tenemos dos años, estamos más aceitados. Cada uno va encontrando un sonido que sabe cómo complementa al otro. Yo sé los golpes que tira Goyo, antes no los conocía, eso nos hace trabajar mejor como equipo.
– La prensa muchas veces se refiere al grupo como “El Estrellero, una banda de jóvenes veteranos” es un oxímoron muy curioso pero que no deja de ser cierto porque tienen proyectos previos como Thes Siniestros y Orquesta de Perros. Hay diferencias de edad entre ustedes pero son todos jóvenes y con experiencia.
Goyo: Todos somos un poco así porque somos una banda que se formó desde el desprendimiento de otras. El Estrellero no la primera banda de ninguno de nosotros.
Irio: Todos arrancamos desde muy chicos haciendo de música. Más allá que El Estrellero sea una banda nueva tenemos ya una historia previa por separado que hizo que cuando nos juntamos por primera vez fue más fácil articular ciertas cuestiones musicales y otras como los viajes. Ya sabíamos lo que queríamos de este proyecto y entre todos lo fuimos armando. Por ahí a nosotros no nos gusta mucho ni lo de jóvenes ni lo de veteranos, puede que suena bien pero preferimos pensarnos como una banda que funciona como banda y es más bien atemporal en cuanto a su concepción.
– Juan, vos sos el “joven más veterano” y tocaste por años con Thes Siniestros, ¿cómo fue llevar adelante una vida en la música? ¿Qué aprendiste en este tiempo?
Aprendí mucho, y creo que no resigné nada, salvo por ahí algunas horas de sueño y un poco de tranquilidad, porque soy bastante obsesivo con las cosas que disfruto. Me parece que casi todos mis amigos músicos lo viven igual, no importa si nos separan diez años como con los chicos. Algunos se obsesionan más, otros menos, pero todos abren los ojos a la mañana con ganas de hacer algo por su música. Y en eso no corre la experiencia o los años que cada uno tenga en bandas, es una especie de síndrome de Estocolmo en el que caés prisionero de una pasión enorme y le dedicás todo lo que podés para vivirla en efervescencia constante, desde que la descubrís y hasta que se extingue la vida. Lo bueno, lo que más me gusta, es que el tiempo no nubló esa pasión ni el disfrute: lo embelleció.
– En las canciones del disco debut encuentro algo orgánico, hay una naturalidad inocente, tiene que ver con un proyecto que se armó así, con espontaneidad y sin andar tan sesudos pensando en lo que venía.
Barceló: Al principio nos juntábamos con Juan, nos habíamos quedado sin banda principal para poner nuestras canciones. La idea era poder disfrutar algo de lo que veníamos disfrutando desde hacía años con nuestras respectivas bandas. Viajar, grabar discos, hacer canciones, la sala de ensayos, algo de eso que nosotros necesitamos como parte fundamental de nuestras vidas. En ningún momento pensamos “vamos a hacer un disco y venderlo en Perú”, no había planes específicos. La premisa era solamente disfrutar. Nunca se nos pasó eso por la cabeza otra cosa. En base a eso fue surgiendo que la conformación de la banda se diera naturalmente. Al principio cuando lo trajimos a Goyo a tocar, vimos que hablábamos el mismo lenguaje, no sabíamos bien hacía donde iba la música pero nos llevábamos bien y había cierta química. Después casi que le delegamos a él el fichaje de Baro y Alejo que entraron por el lado de Goyo a la banda. Goyo sacó talento de lugares que nosotros no conocíamos.
Irio: Se dio una química natural. No fue algo pensando en el momento pero pudimos proyectar laburar mucho tiempo juntos porque la combinación da buenos resultados. Nos dabamos cuenta que había un devenir que se iba dando que no hubiese estado cortarlo en un primer disco o en un segundo. Todavía seguimos pensando que esto da para más porque nos gusta lo que surge. En cada ensayo aparecen cosas nuevas, sonidos nuevos. Eso permite que la banda esté viva, no es una banda que repite fórmulas, busca otros lugares , somos los cinco así, más allá de nuestras diferencias musicales.
Goyo: Fue todo sin especular, sacamos el disco sin esperar nada. Todo lo que vino fue mejor porque no esperamos nada
Latrubesse: El resultado fue recíproco al proceso. Si uno lo hace tranquilo, de manera natural, vuelve de manera similar.
– La formación de El Estrellero y la repercusión de Drama se dan en un trayecto muy breve: graban el disco, lo comparten, tiene un tremendo recibimiento y terminan en los listados de mejores discos. Todo sucede en un periodo corto.
Irio: Está buenísimo todo lo sucedido. Toda esa repercusión se fue dando mientras la banda se estaba armando. Es el resultado de hacer las cosas a nuestra manera y confiando en nosotros y solamente en eso. Estamos contentos con el resultado.
Barceló: Tener repercusiones desde afuera te pone en un diálogo con lo que pasa adentro de la banda como lo de afuera. Estar arriba de un escenario y que la gente cante las canciones es muy diferente a que te miren para ver cuál es la palabra que sigue. Esa cuestión de ponernos en diálogo tiene que ver con la primera pregunta, nosotros tocamos desde hace tiempo, todos tenemos y tuvimos proyectos, estamos acostumbrados a circular con ellos. Lo que estuvo bueno del Estrellero es que se tomó con calma y con profesionalismo revisar las fisuras y cosas a corregir sin volvernos locos ante la demanda.
– ¿Genera curiosidad las interpretaciones que disparan las canciones?
Irio: Sí, mucha. Es una de las cosas que más disfruto cuando alguien se acerca a hablar de alguna canción, la interpretación que esa persona hace y cómo descubro que todas son un poco válidas. Mis canciones, mis letras, no son muy explícitas, son más bien algo vagas en precisiones, por eso se da que hay distintas formas de imaginar lo que estoy diciendo. Los Traidores, por ejemplo, es una de las que más y mejores historias despierta. Me han dicho “la hiciste para los que votaron a un gobierno neoliberal?”, por ejemplo, por decir alguna de las tantas. En realidad, en ese caso, quería hablar de la traición en cualquiera de sus formas; creo que el puñal en las traiciones no lo carga el traicionado sino el traidor. Así, con casi todas.
– ¿Hubo miedo de que termine sonando como alguno de sus proyectos individuales?
Barceló: Nos pasó al revés, de hecho. Con Juan queríamos una banda que suene como Big Star pero nos salió una cosa que nada que ver. Nos pusimos un norte sonoro y a medida que se fueron sumando todos de repente teníamos gente que no tenía la más puta idea de qué era Big Star.
Goyo: Yo todavía no la escuché (risas) Fue lo primero que me dijeron “Es la banda que tenés escuchar para tocar acá”.
Barceló: Al mismo siempre encontramos a reminiscencias, citas, pero no le damos atención puesto que hay algo muy imperfecto, o perfecto, como vos quieras, una impronta muy personal. Ya ni pienso en si algo que estoy haciendo lo hizo otro, no sé siento que las marcas personales son re fuertes en este caso. No es una cosa que esté en el centro de la discusión.
– Las movidas de Rosario y La Plata tiene mucho en común: factores universitarios, ebullición cultural, cercanía a Capital Federal. En los últimos tres años se sumó un nuevo punto, que son los cierres de espacios para tocar. Ahora bien, lo que me pregunto es si tal vez la escena platense es más solidaria que la rosarina. Acá antes las clausuras mucha gente se movilizó pero no hubo una verdadera unidad para salir a la calle, hay muchos grupos aislados, cada uno con su banda y bandas amigas, mucha micro escena que no quiere acercarse. Ante el cierre de Pura Vida en La Plata casi toda la movida salió a la calle, se mantuvo firme y se pudo salvar a ese espacio tan representativo.
Juan: El caso de Pura Vida es muy particular. Para mucha gente del rock de La Plata representa un lugar que abrió sus puertas de otra manera, que le dio un montón de beneficios a los músicos a la hora de armar un show donde se sonaba medianamente bien, donde se podía cobrar una entrada que iba para la banda, donde se podía armar buenas fechas, un lugar adonde la gente iba contenta.
Goyo: Era una fuente de trabajo para la gente de la radio, no sólo un lugar para tocar.
Juan: Eso marcó que al momento de las clausuras, la clausura de Pura Vida fuera algo resaltado por sobre otras. Igual, egoísmo hay en todos lados, las bandas suelen ser solidarias pero al mismo tiempo compiten sanamente dentro de la escena porque una persona que sale una noche a ver una banda tiene que elegir entre tres o cuatro opciones y siempre hay alguna que va a perder.
Barceló: Si bien somos conscientes de ciertas rispideces en La Plata, también habiendo salido un poquito de la ciudad, habiendo viajado y hablado con gente de otros lados, es cierto que hay un poquito más de solidaridad en nuestra ciudad. Hay más comunicación, hay una comunidad musical que por más que no se banque uno con el otro o haya rispideces estúpidas no están como islas las bandas, forman parte de una escena. Eso Puro Vida lo instaló un poco, también lo instaló Ciudad Alterna, lo instalaron un montón de movidas independientes o productores que han laburado desinteresadamente para que eso ocurra y han generado cosas grandes. De alguna forma, sí nos conocemos todos, tenemos nuestras cosas para bien y para mal.
Goyo: El caso Pura Vida fue más visible pero en La Plata cada dos semanas clausuran un lugar. Cada vez son menos los lugares para tocar.
Juan: Parece mentira que todos los años hablamos de lo mismo y a veces más, a veces menos, nunca hablamos de algo como un hecho aislado. Desde que tocamos la primera vez hasta ahora, que pasaron años, clausuraron un millón de bares y abrieron doscientos y eso sucede en todas partes. Vos ahora me decís lo mismo sobre Rosario y es parte del interés cultural que le da la política sobre todo al rock o a lugares under. No hay lugar para eso.