En los primeros días de la cuarentena nacional llegó Corazón y Alma, disco de Perro Fantasma que supo presagiar parte considerable del zeitgeist de un año atípico.
Este segundo trabajo confirma al grupo como una criatura diferente dentro de un circuito musical cada vez más aferrado al efectismo de la industria.
Ya pasaron más de 110 días del arribo de la pandemia del COVID-19 a la República Argentina. Desde entonces la cuarentena varió de fases por todo el territorio nacional. En algunos casos, la situación se controló, en otros, las medidas sanitarias no dan abasto ante una población que parece haber delegado el ejercicio de su sentido común en los medios de comunicación.
Durante un centenar de días, por todo el país y alrededor del planeta, las ideas y reflexiones arreciaron sin pausa, generando millones de imperativos sobre qué hacer, cómo pensar, qué sentir e incluso acerca de qué comer.
Entre semejante bombardeo mediático-sensorial muy poca gente se detuvo a apreciar que Perro Fantasma estrenó Corazón y Alma, un conjunto de canciones que capturaban -sin saberlo- parte considerable del zeitgeist que estaba por romperse sobre nuestras cabezas.
En un contexto de incertidumbre y miedo, el grupo rosarino presentó canciones que inmediatamente encontraron la clasificación de proféticas . Lejos se encuentra Perro Fantasma de ser un grupo de curas sermoneros, ministros televisivos o líderes de algún culto pre apocalíptico en clave Charles Manson o David Koresh, que concentran su libido y energía oratoria en anunciar el final de los tiempos y las reprimendas mesiánicas para el ejercicio de la culpa. Las canciones de la banda llegaron en un momento único que pocos pudieron anticipar. El grupo rosarino simplemente hizo canciones con lo evidente de su entorno. Ahí radica parte de su sencilla magia: pusieron en palabras a la inercia de un mundo que en ningún momento supo registrar (o tomar responsabilidad) que estaba por comerse la curva. Perro Fantasma parece ser una antena sensorial que siente el pulso y las vibraciones de su tiempo y lugar.
Corazón y Alma es poético, político y sensible. Claro, también resultó ser profético. Por sobre todo lo mencionado, además, Corazón y Alma es un gran disco de música pop minimalista que no tiene mayores pretensiones que conectar con su público.
Luego de la sorpresiva aparición del disco debut homónimo de 2017, Perro Fantasma sigue operando -en principio- como dúo, pero suena y se presenta con la consistencia de una banda completa. La dupla comandante está establecida por Pauline Fondevila y Federico Colombo. Desde 2019 son de la partida Carla Colombo y Germán Dutch Bertino (luego de unos meses de acompañamiento e input en vivo del Chino Macias).
El Perro Fantasma de 2019-2020 tiene un sonido con un cuerpo considerable. Están afirmados en sus instrumentos; van decididos por esta senda que se confirma como algo más que una aventura de entrecasa. Pauline Fondevila, cantante, narradora y maestra de ceremonias a este road trip de múltiples autopistas, toma el comando afinando sus facetas (relatora con alma de marina aventurera con una sensibilidad político-social) y abriendo el juego.
El despegue a partir del Donosti Sound del primer esfuerzo ahora queda como mera referencia (¿Les Mans alguna vez tuvo un bombo como el de lxs rosarinxs?) para un grupo que parece mejor emparentado con el estadio reseteador del post punk y toda su diversidad. Los sintetizadores son un acompañamiento tubular constante, asociados con un bajo inexpugnable. Sin perder su pie en el basamento cuasi minimalista, Perro Fantasma sabe potenciar los (3) aportes de guitarra y de (1) teclado que aparecen en la grabación y luego toman otro cariz en vivo.
El mencionado conjunto de canciones conforma un álbum, un disco, eso que en los últimos cuatro años parece bastante borroneado y dejado de lado en un paradigma de una industria musical que se alimenta de simples, videos y EP que cada día llegan más cortos ante un déficit de atención (la otra pandemia) que arrasa por todo el planeta.
La estructura de Corazón y Alma es, en realidad, una antiestructura. Mediante fragmentos se intenta representar un panorama (cuasi) total del tiempo que habitamos (eso incluye “el viejo mundo” del ayer más inmediato, la actualidad montada en la incertidumbre y ese tiempo de “nueva normalidad” tan mentado por todos lados que está por venir).
Si el contexto de (pandemia, desocupación, islas arrasadas por el fuego) que envuelve al 2020 provocó una hora del corchazo in continuum, Perro Fantasma llegó con un puñado de canciones de pop (y algo más) para decir que nadie camina completamente solo. Aquí hay chispas suficientes como para encender un fuego que ayude a torcer nuestras vidas, pero claro que no se trata de la cuadratura laberíntica de mensajes de autoayuda o self improvement. Aquí la cosa llega resonando desde los despojos de lo que hay; desde la realidad que nos atrapa entre las cartas que manejamos o el caos que supimos construir. Así, sabemos que podemos escapar de manera completa o parcial, darnos a la fuga con el corazón palpitante en el pecho, lleno de adrenalina de vértigo y liberación (como el bajo constante que lo invade TODO) o quizás quedarnos donde estamos, sin remedio, pero al menos podemos exorcizar la frustración con una mueca resignada por las cosas que no podés decir, pero las podés pensar.
I
Corazón y Alma no empieza, amanece de manera paulatina, aclarando a medida que transcurren los minutos.
Los tres primeros capítulos “Corazón y alma” – “La hora del corchazo”- “La promesa del mar” dejan en claro todo lo que habrá de venir. “¿Qué fue eso que destruyó todo?, ¿Una guerra o un cataclismo?”, se pregunta Fondevila en la primera. Después, sugiere que “Nunca es tarde para decidir algo, tomar algún riesgo”. En la tercera, simplemente dispara, entre dientes, “No nos esperen, no volveremos… El mundo se quema, nos vamos ya”.
El amor y el arte son las aventuras definitivas para esta dupla creativa conformada por Fondevila y Colombo. La geografía aguarda lista como hoja de ruta para mil relatos. La fuga de Perro Fantasma es inmersiva e hipnótica, grácilmente envolvente por la garganta áspera de una gran narradora.
Corazón y Alma es una aventura audiosensorial con anti héroes que se alzan ante la mordacidad de un mundo hostil, pero que todavía resiste fuerte en ámbitos donde el poder poético de la (re) imaginación puede generar un poco de luz propia para compartir.
Perro Fantasma presenta canciones que mediante una economía de palabras hablan elocuentemente sin tener una bajada política obvia y pedante. Por un lado, nociones y posibilidades de romper con lo establecido, de elegir caminos diferentes, reinventarse y correrse de lo que la sociedad espera. Por otro, millonarixs, asaltantes, corporaciones, bandidxs, persecuciones de alta velocidad, policías cazadores, balas y ecocidio.
Hay una tremenda humanidad en estas canciones; se trata de un humanismo palpable, lleno de falencias, deseos y pulsiones oscuras. Simplificando: es un humanismo real.
Gente corriente, seres cotidianos y solitarios que fuman en demasía. Seguramente fuman cigarrillos de una marca comercial que solo existe en algún universo creativo cinematográfico al mejor estilo de Red Apple de Tarantino. Sin embargo, este terreno de Perro Fantasma parece más cercano a Cassavetes. Al igual que lxs protagonistas del fallecido director norteamericano, las criaturas de Fondevila buscan rebelarse. ¿A qué? A sí mismxs; a la jaula predecible que supieron comprar mediante créditos o hipotecas. Buscan romper con ellxs mismxs y arriesgarse a expresar más, a sentir más. Como decía Cassavetes “emocionalmente, a veces, la gente muere a los 21 años o quizás antes”. Aquí está Perro Fantasma apuntando que hay otras posibilidades. La opción no es Netflix y achatarse lentamente en el sofá.
Además, hay una considerable raíz melancólica en Perro Fantasma. Es un punto de partida que lo embebe todo, tamizando las perspectivas de lo real y también las posibilidades de hacer algo más. Para Perro Fantasma la angustia no es excusa para regodearse a sí mismos en un raid de autocompasión adolescente. La angustia actúa como acto reflejo de posibilidad: nuevas aventuras, oportunidad de reinvención, otras opciones a partir de la baraja de cartas que se maneja. Al final, las canciones de Corazón y Alma funcionan como un terreno de posibilidad de aventuras redentoras, una de las más humildes virtudes a las que puede aspirar una canción pop.
II
En el núcleo de Perro Fantasma, entre narrativas y musicalidad, habita un enclave punk. Se trata de un espíritu lanzado, siempre dispuesto a apostar a la aventura, que busca romper con las opciones previsibles de nuestras vidas. No se trata del sonido, tampoco de la estética, Perro Fantasma propone (y muestra) que siempre hay algo más allá de lo evidente. El cuarteto salta la cerca de lo soso para emprender una fuga hacia lo imprevisible, se permite imaginar algo más, con algo bien diferente, ahí reside ese territorio-espiritual punk. Es una apuesta por romper con el traje predestinado, con las responsabilidades y con los deberes. Ese trazado de imaginación, música, palabras y acción sirve de punto de encuentro tanto con Bonnie Parker y Clyde Barrow o Thelma y Louise como Joe Strummer y Morrissey.
Parte de esa esencia también se traduce en el aspecto operativo del grupo: están a cargo todo, desde el primer acorde hasta el último diseño. Desde su taller D.I.Y. Perro Fantasma trabaja y luego dispone.
“Estuve atravesada por el punk, o postpunk, del principio de los 90 en mi juventud en Francia”, indica Fondevila, introduciéndose con ganas al tópico en cuestión. “Hice mis primeros pasos en la música sumergida en esta ola, tocando en las salas okupas del norte de Europa de esos años, conociendo un montón de bandas, dibujando afiches, aprendiendo sobre la marcha, como sigo haciendo en Perro Fantasma. Empecé tocando la batería sin saber tocarla, y de la misma manera mucho más tarde empecé a cantar. La música punk me acompaña en lo cotidiano y, justamente, durante este confinamiento estoy volviendo a escuchar mucho punk francés de los 70/80 y me deleito bastante con las letras. En mis primeros años en Argentina, me fascinó la denominada cumbia villera, sobre todo Damas Gratis y Pibes Chorros, que para mí son bandas punk. Son entre las canciones que más me gustan de la producción nacional, las que más me impactaron y, si te fijás bien, podés ver cierto eco en un tema como “Diego y Karina”, por ejemplo. Es una música que compartimos con Fede, él escuchó mucho The Clash y Joy Division en particular y se nota en su manera de componer, muy contundente, hecha de recursos directos y sencillos. Siento también que este espíritu punk que duerme en nosotrxs nos ayuda a atravesar esta precisa época. Por no tener fe en el mundo ni tampoco pretensiones de cambiarlo, por estar simplemente habitadxs por la necesidad de proponer algo con cierta ansiedad. Lo que tiene el punk es que siempre lo dicen muerto y siempre vuelve a nacer, a lo largo de la historia, y en unx mismx, puede tener 1000 formas, más allá de un sonido, de un ritmo específico, de una estética. Esta voluntad de controlar todos los aspectos de un proyecto musical, de grabar y mezclar nosotrxs, de dibujar las tapas, los flyers, de tratar de ser honestxs con lo que somos, de no dar tanta importancia a las estrategias de comunicación vigentes hoy, de no estar muy interesadxs por el lado empresarial de la música, de querer jugar ese juego, en cuanto lo podamos, a nuestra manera, también puede venir de allí. Pero no somos una banda punk, para nada, tampoco representamos ninguna ruptura musical, sería más bien un fantasma muy querido que nos acompaña”.
Los elementos que conforman el imaginario de Perro Fantasma arman un entramado político considerable. Por estas canciones pululan amantes, beatniks, gánsteres, niños, punks, pequeños burgueses aplastados por sueños materialistas que nunca llegan.
Hay algo en común entre todos estos seres ficcionales que propone Perro Fantasma: buscan hacer pie en algo más certero que los mecanismos de ilusión conformante que vende el sistema. Las canciones rezuman un escepticismo vehemente ante todas las posibilidades de seguridad que el capitalismo ofrece en buena parte del planeta y por todo occidente.
En su narrativa inmersiva, Fondevila imagina, propone, complota y fantasea, pero en ningún momento baja línea. No hay una bajada burda en sus líneas vocales narrativas. Son canciones de escape, planes de fuga hacia otra posibilidad, conspiraciones de tres minutos susurradas con complicidad. A ese escape hay que tomarlo con cuidado: no se trata de un hedonismo negador que pretende mirar hacia otro lado ante lo antipático; acá hay pequeñas patadas al tablero, decisiones cotidianas que son el basamento de lo macro.
“Trato de hacer letras con lo que tengo a mano, lo que está pasando tanto en mí, como a mi alrededor. No me interesa mucho el arte político, o que se piensa como tal. No es para nada una meta. Pero claro, puede ser que ciertas de mis letras tengan resonancias políticas simplemente porque son ecos del mundo malo en cual vivimos, injusto e indecente, donde conviven multimillonarios y ultra pobres, donde hay mucho para pocos y poco para muchos, donde nacer mujer te da una desventaja brutal. Pero intento transmitir que, aun así, aun en un mundo malo, unx puede encontrar un pequeño camino, puede tratar de corregir un poco cierto determinismo geográfico o social, puede torcer levemente su destino, como pobre, como mujer o como persona de cierta edad, por ejemplo. Y de por sí, hacer una banda, tocar los fines de semana, ocupar tus domingos a ensayar, gastar tu dinero en instrumentos, etc. es un gesto político. Es una elección de vida que puede entrar en conflicto con cierto conformismo social. A mí me emocionan mucho las bandas. No hablo de las que ganan mucho dinero, obvio, sino de las bandas que dan la vida a las noches de las ciudades, sin recibir tanto a cambio la mayoría de las veces. Más allá de la música que tocan, siempre veo allí una forma de resistencia que me conmueve particularmente”.
La enormidad de la geografía argentina encuentra un correlato estimulante en Fondevila. Sus palabras activan un GPS de “elige tu propia aventura” para recorrer las rutas e imaginar posibilidades infinitas; una road movie llena de lumpen héroes sensibles y revelaciones que, de acuerdo a cada escucha, pueden trazar hilos conductores entre Chacho Peñaloza y Fabián Tomasi. La ciudad, el litoral, la Patagonia, el mar y el océano se turnan en sus roles estelares.
Esa fascinación que la ruta y su respectiva cartografía de elementos ejercen sobre la nativa de Le Havre no se circunscribe únicamente a la música de Perro Fantasma, puesto que diferentes regiones pueblan algunas de las desventuras literarias de Fondevila (Una Casa y un Tambor y Cinco días en Colón, ambas publicadas por Iván Rosado).
“Argentina es el país donde me tocó naufragar, por decirlo rápidamente. Entonces primero naufragué, con lo que supone de momentos de ahogo, de dudas, de sensación de estar perdida y después, poco a poco, me apropié un pedacito de territorio, construí mi casa con lo que fui encontrando, las novelas que escribí y Perro Fantasma hacen parte por mucho de este proceso. No fue instantáneo ni fácil, pero, en definitiva, puede ser que no hubiera mejor lugar para mí, con mi naturaleza melancólica-punk, de la cual recién hablábamos, que es este país. Siento una conexión más que una fascinación quizás y trato de darla a ver en los dibujos, libros y canciones que voy produciendo acá. Una conexión entre mi recorrido emocional y los paisajes argentinos, los que conozco tanto como los que fantaseo. Son grandes decorados para plantear historias de huidas solitarias, de amores atípicos, de derivas y desviaciones, de búsquedas incansables. Argentina, desde mi punto de vista extranjero y romántico, es el escenario ideal para esconderse e inventarse a sí mismx, lejos de todo, de su tierra natal y de su pasado. Después, para lxs propixs argentinxs también, cada paisaje tiene su mítica: el río enorme, la Pampa infinita, las rutas interminables, etc. Me divierte partir de ese imaginario propio del lugar. A veces es para confrontarlo con la realidad, por ejemplo, hablando de la soja en Santa Fe o del glifosato en el Paraná. Otras veces es para exagerarlo, para sumar aún más mito, por ejemplo, fantaseando galopar en la Pampa, el viento en el pelo, libre y feliz, hacia una vida nueva y que espero mejor”.
-Hay una melancolía considerable en Perro Fantasma. Para la banda esa angustia significa oportunidad.
¿En lo personal cómo te llevás con la melancolía? ¿Esa respuesta ante la melancolía la usás para producir canciones o escribir?
¡Me encanta que lo veas así! Yo lo veo así también. La melancolía es un motor, puede ser que en mi caso sea mi motor principal. No sé si viene del hecho que sea una especie de exiliada, creo que siempre fui así, ya de niña era melancólica, sin haber casi vivido nada, casi por intuición. Para mí la melancolía es como una hipersensibilidad al tiempo que está pasando, una manera de vivir el instante, de saber estirarlo al máximo. A veces puede tener la apariencia de un túnel sin fin, es cierto, y me he perdido más de una vez adentro, pero también es la tímida y solitaria luz del cigarro en las noches de insomnio. Con la melancolía algo pasa, algo se mueve en la oscuridad. Lxs melancólicxs vivimos al lado de lxs demás, pero sin estar nunca integradxs del todo. Esta distancia trae sus penas, pero es también una fuerza y una lucidez. Claramente es desde la melancolía que escribo y hago canciones, y eso es lo que hace mi vida un poquito más interesante de vivir.
-El spoken word surge como un recurso potenciador en las canciones de Perro Fantasma. Por ejemplo, en “Diego y Karina” y “Corazón y alma”.
¿Ese recurso narrativo sale en el proceso de composición de la letra o aparece más tarde cuando están desarrollando la música?
En el caso de “Corazón y Alma” fue una decisión de entrada, quería hacer ese relato de esta forma, y me parecía que encajaba perfectamente con la base musical compuesta por Fede, pero en “Diego y Karina” surgió de forma espontánea, durante los ensayos, y se transformó en un epílogo a la historia central. Es una forma muy útil para poder contar muchas cosas en poco tiempo sin preocuparse tanto de métrica y de rimas, y sobre todo para plantear un clima. También a mí me gusta generar pequeñas sorpresas durante el vivo y esos momentos hablados son buenos momentos para eso. Puedo cambiar la letra, agregar detalles, hacer guiños. Es casi un recurso cinematográfico, como una voz en off, que asocio a ciertas canciones francesas míticas, en verdad soñaba con usarlo. Yo no soy una verdadera cantante, tengo muy poca técnica vocal, entonces trato de compensar de otras maneras. Esta es una.
III
Corazón y Alma fue trabajado de una manera similar a su antecesor: Pauline y Federico hicieron los temas casi en su totalidad. Fondevila hace las letras, las melodías de voz y otras incursiones en el teclado. Federico arma los ritmos, graba las líneas de bajo, las guitarras y el sintetizador. También está cargo de las estructuras de las canciones y sus arreglos. Finalmente, mezcla todo el material.
Este segundo esfuerzo, por supuesto, contiene los aportes de Carla, Chino y Dutch, quienes sumaron teclados y guitarras, respectivamente, a las canciones que venían sonando en vivo desde hace un tiempo.
Para el grupo cada nuevo periodo -o proyecto- va surgiendo de manera natural. Van viviendo las etapas con bastante serenidad. Hay soltura para cada paso. No hay nada impuesto por un debe ser o una meta a la que llegar o idealización a la cual aspirar. “No tenemos una expectativa bien clara u objetivos que cumplir“, comparte la cantante. “No estamos en este proyecto para pasarla mal o sentir presión. Para todxs es importante no renegar, que las cosas sean fáciles y fluidas”.
Fondevila refuerza la virtud de saber elegir en pos del espíritu del grupo. “Siempre fue una especie de fundamento de la banda saber que, si algo no da, no lo hacemos”. “Hemos usado varias veces del poder de decir no”, concluye.
Perro Fantasma tiene una manera muy propia de hacer las cosas. Bajo reserva ensaya y desarrolla pensando en lo que habrá de venir. Esa discreción se refuerza con un estrecho equipo de trabajo que se mantiene con los años. Allí asoman dos asociaciones artísticas fundamentales: Mariano Marcial, quien estuvo a cargo del mastering de ambos discos, y Francisco Castells, VJ.
“Nos gusta esta idea de equipo”, explica Pauline sobre la conformación de un estrecho grupo de colaboradorxs que excede lo netamente musical. “La música es algo colectivo y si es un equipo estable, mejor. Me da mucha seguridad”, añade la franco-argentina. En ese sentido, Fondevila desarrolla: “Cada persona que está a nuestro lado es alguien en quien confiamos ciegamente. Con Carla, tanto Fede como yo veníamos de otros proyectos musicales junto a ella (San Dimas, Guerrilla Espiritual) y es alguien muy cercano a nosotrxs. Naturalmente estuvo implicada en Perro Fantasma desde el inicio. Lo mismo con Chino (Macias), es un cómplice musical de Fede de muchos años, estuvo involucrado al toque y sigue muy cerca, aunque ya no toquemos más con él. Con Mariano también hay una continuidad: él masterizó los dos discos de San Dimas. Son relaciones de mucha confianza, de mucho tiempo, vínculos familiares, amistosos, algo muy lindo y especial que funciona casi solo”.
El crecimiento de Perro Fantasma en los últimos años se vio cimentado, en parte, al trabajo combinado con Polvo Bureau. Combinando producción ejecutiva y una agenda de publicaciones establecida con suficiente tiempo para maniobrar entre los devenires de una industria musical cada vez más polucionada por la sobreinformación, el tándem viene generando buenos resultados. “Haber sacado el primer disco con Polvo Bureau fue fundamental”, precisa Fondevila. “Ahí mismo encontramos un equipo de gente con quien colaboramos constantemente. Desde el último recital, German (Bertino) integró la banda, tocando la guitarra eléctrica y también haciendo coros. Pancho está a cargo de los visuales, Martín, del sonido en vivo y Valentín (Prieto) también aporta desde la difusión y la producción de fechas. Todas esas personas geniales participan de una manera u otra en Perro Fantasma”.
Fondevila cierra con una apuesta a la imaginación, dejando en claro que el contexto de incertidumbre y limitaciones sin fecha de vencimiento no empañan al futuro: “Mi sueño sería meterles a todxs en un camión e irme meses de gira con ellxs. Realmente somos muy afortunadxs de tener tales compañerxs de aventuras”.
IV
Desde sus primeros -casi sin anunciar- conciertos algunos años atrás, Perro Fantasma fue tomando confianza en sus presentaciones en directo. Fue una seguridad que encontró su forma a medida que se iban curtiendo ante el público, probando diferentes escenarios y lidiando con el siempre trabajoso ejercicio de sonar bien en lugares técnicamente hostiles.
A medida que los recitales fueron pasando, el grupo fue haciéndose fuerte en vivo, logrando gran forma con todos los elementos que conforman la experiencia en vivo: escenario, visuales y sonidos. Y, si bien hay una economía de movimientos escénicos, lxs músicxs también fueron soltándose, permitiendo expresar mucho más.
2019 fue un periodo rico en presentaciones para Perro Fantasma. Además de los conciertos locales, Capital Federal los recibió en varias oportunidades, con conciertos en Niceto Club, Centro Cultural Matienzo y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
En un año fructífero para la actividad de vivo, hubo dos puntos que confirmaron el espacio que la banda se fue granjeando con su constancia de los últimos tres años: estuvieron presentes en dos fechas destacadas del calendario musical 2020. Fueron parte de la comitiva que acompañó el emotivo doblete despedida de Mi Nave en Mono en agosto. Algunos meses después fueron el grupo encargado de abrir el concierto presentación de Imaginario Popular, el último disco de Matilda, en el Galpón de la Música para poco más de 350 personas.
Esa noche primaveral el grupo mostró la solidez de un ensamble bien trabajado, con un sonido de mayor autoridad y la delicadeza necesaria para crear moods intimistas o ganarse la atención de multitudes neófitas. Esa ocasión marcó el debut en vivo de Bertino en la guitarra.
Luego de eso Perro Fantasma se recluyó para concentrarse de lleno en su propio nuevo disco de cara a un año nuevo que depararía sorpresas para absolutamente todo el mundo.
Tras el estreno del simple “Diego y Karina” en marzo, Corazón y Alma llegó el viernes 3 abril de 2020 en plena cuarentena. La idea original, planificada junto a la producción ejecutiva de Polvo Bureau, era presentarlo el viernes 24 del mismo mes. Con la fecha ya reservada en el Distrito 7, todo el trazado logístico terminó siendo cancelado por la realidad aplastante del coronavirus.
El grupo comenta que vivió el lanzamiento del disco con mucha emoción, aunque destaca la frustración que llegó aparejada con la emergencia sanitaria del COVID. Perro Fantasma se quedó sin poder brindar por el nuevo disco. No hubo chances de abrazarse. Sin embargo, apenas el disco empezó a girar, el feedback no se hizo esperar. Por un lado, el fandom creciente, tanto en Rosario como en otras ciudades del país. Además, hubo varias reseñas más que estimulantes por parte de la prensa especializada (o al menos de lo que queda de ella).
“Es parte de la historia de este disco para siempre”, comparte Fondevila, apuntando al contexto en que llegó el álbum. “Salió durante la cuarentena. No será posible disociarlo de este momento”.
Acerca del recital de presentación cancelada (o suspendida hasta nuevo aviso en algún almanaque de esa nueva normalidad que todavía carece de recitales reales) la cantante se resigna sabiendo que iba a tratarse de una gran fecha compartida con Mariano Marcial. Además de la cancelación en Rosario, el grupo vio como la organización de un 2020 lleno de viajes y recitales se esfumaba en la nube pandémica que todavía no ofrece ningún tipo de fecha estimada de revancha.
Junio, al menos, trajo el ansiado reencuentro humano-musical, con el primer ensayo post-cuarentena. “La agenda está vacía”, confía Fondevila. “En algún momento se retomará, pero no llegamos a ver nada claro. Sabemos que seguiremos, de una forma u otra, y de hecho están saliendo temas nuevos, eso es buena señal, no nos quedamos del todo agotadxs”.
Tratando de imaginar un mañana, la polifacética artista agrega que “no puedo proyectar, pero imagino que habrá un recital algún día, y será tan emocionante que no sé si llegaré a cantar”. Finalmente, con pies en la tierra, comparte: “por ahora tenemos tantas ganas de tocar que ni lo pensamos mucho porque hasta pensarlo, en el medio de tanta incertidumbre, hace mal. Estamos en pausa en este extraño tiempo suspendido”.
Si te gusta lo que hacemos, podes invitarnos un cafecito ☕ haciendo click acá