Quiz > Cuestionario raptiliano para indagar en figuras de la cultura desde una óptica diferente.
Diez preguntas universales sobre el tiempo que habitamos + un puñado de interrogantes extras sobre su campo de acción.
Ilustraciones > Sebastián Sala
Vicu Villanueva es cantautora, activista, divulgadora y productora de videos.
Además de integrar el dúo Microcentro publicó los discos solistas Ironía erótica y Cancionera que pueden descargarse en Bandcamp.
¿Cuál es tu humor por las mañanas?
Aletargado en general, me cuesta activar. Me gusta arrancar ultra temprano para tener tiempo muerto antes de que empiece el dia: estirar, quizas salir a correr, tomar unos mates mirando a la nada. Pero a veces (más seguido de lo que me gustaría) me despierto a las apuradas 5 minutos antes de mi primer compromiso del dia, no te voy a mentir.
¿Quién es tu héroe/heroína? ¿Por qué?
Hedy Lamarr, o Ada Lovelace. Hedy era actriz de cine e inventó el Wi-Fi, y Ada era científica poetisa, condesa y matemática que visionó el potencial de las computadoras mucho antes de que existieran. Me fascina el híbrido entre distintas sensibilidades, la vía libre a las inquietudes tanto estéticas, científicas o poéticas que se dieron estas mujeres para encontrar su camino tan particular y trascendente. La intersección entre arte y ciencia me apasiona. Una figura que también admiro mucho es a Nietzsche, a pesar de que fue muy vapuleado por distintas interpretaciones nefastas durante el siglo XX. Siento que cuando lo leo hace referencia a cosas que solo yo sé, y me río como diciendo “re”. También Madonna, y mi mamá.
¿Qué experiencia fue fundamental para que decidieras agarrar una guitarra y hacer tu primera canción?
Un corazón roto, obvio. Me mandaron a clases de guitarra en la escuela católica a la que iba a los 8 para tocar en misa, pero me aburría muchísimo. No amaba tanto a Dios como para que eso me motivara. Así que fue necesario que el hijo de mi profesora de informática me ignorara rotundamente en una de esas fiestas sin alcohol de adolescentes para que me decidiera a volcar mis penas en canciones. Y ni te cuento la primera vez que fue una relación correspondida. Ahí escribía como diez canciones por semana.
¿Cómo fue la peor cita de tu vida?
La peor cita de mi vida fue la primera con mi ex – le pregunté si estaba bien, si se ofendía si decía que esa fue la peor cita de mi vida pero por suerte estamos de acuerdo que fue horrible. La primera vez que salimos fuimos a un recital y todo salió mal: hubieron sustancias involucradas y confusión. De hecho nos terminamos peleando y pensé que nunca más iba a pasar nada entre nosotros. Pero bueno, un tiempo después pasaron cosas y estuvimos como cinco años en pareja con dos gatos y un disco en el medio.
¿Cuál fue tu primer trabajo? ¿Aprendiste algo valioso?
¡Sí! De hecho, de mis tres primeros trabajos aprendí cosas valiosas. El primero fue siendo ayudante de sala de cinco en un jardín de infantes, el segundo siendo cadete de una productora de seguros y el tercero siendo camarera de un catering de eventos, todos alrededor de la misma época. Eran días largos. Del primero aprendí que las personas de cinco años tienen las cosas mucho más claras que cualquier adulto, del segundo aprendí a ser amable con gente desconocida y del tercero que en el bolsillo de un delantal entran un montón de canapés (esto es off the record, ponele).
¿Qué te preocupa acerca del futuro inmediato?
El calentamiento global, y lo poco que a la mayoría le importa el destino del planeta. También la hiperconectividad y la consecuente pérdida de sensibilidad que genera en la gente, y un poco la aparición de redes sociales que no entiendo como TikTok. Realmente, si el futuro es TikTok, tengo mejores chances si me dedico a aprender plomería.
¿En alguna ocasión te sentiste abrumadx por las redes sociales? ¿Por qué?
Constantemente, sin interrupciones desde que tengo uso de razón. Por que son abrumadoras y cada vez más, nunca baja la intensidad, siempre se amplifica.
¿Qué tipo de placer culposo disfrutás a escondidas?
Le pongo sal al helado. Y también puedo mirar cinco horas seguidas de reality shows como Real Housewives of Beverly Hills. Otro placer culposo es que tengo una obsesión bastante fuerte con el actor James Spader, tengo una carpeta con todas sus películas y hago noches de apreciación a James Spader sola con mis gatos, tomando vino. Todo muy normal.
¿Cuán importante es el ocio en tu vida cotidiana? ¿Es imprescindible?
Totalmente imprescindible. Sin ocio, implosiono. Se me rompe el cerebro. Necesito un rato por día de deriva libre, o me vuelvo un autómata cínico que quiere comer carne humana. Realmente, sin ocio no hay creatividad, y si no puedo exprimirle los jugos creativos a mi cabeza me vuelvo un monstruo.
¿En algún momento sentiste paranoia sobre los algoritmos?
Paranoia no, porque siempre entendí un poco de como funciona la privacidad y las políticas de datos en las redes entonces no me sorprendo ni me asusto, quizás. Pero sí me parece que vivimos en un estado de cibervigilancia que nos recuerda constantemente que todo lo que hacemos está siendo observado y medido. De cualquier forma, siendo que somos una sociedad de consumo dentro y fuera de la pantalla, a veces me son útiles los algoritmos, si estoy buscando comprar algo y me aparecen mejores precios y opciones. Son un arma de doble filo, como internet misma. En Facebook hay una opción para ver los datapoints que tiene el sistema sobre vos para que el algoritmo te muestre publicidad, y en mi caso decía “Vive en Brasil”, cosa que es falsa, pero quizás sacó esa conclusión por mis consumos, así que también creo que no es tan exacto o conspirativo como a veces pensamos. O lo hizo para despistarme y que piense eso. The truth is out there.
Tu bio de Instagram reza Hija de la internet. Casualmente, hace unos días publicaste un video (“Mi reacción a DISNEY MIENTE”) donde revisitaste tu propia producción de hace unos años atrás. ¿Cómo te llevás con esa huella digital que va quedando en la red a medida que vas creciendo, aprendiendo y, a veces, tomando nuevas perspectivas que llegan con el camino recorrido?
Me tomó un tiempo pero hoy por hoy valoro y respeto todas las partes de mi recorrido. Antes quizás tiraba abajo algunas cosas, pero entiendo hoy por hoy que todo es una parte de mí y que si yo no estoy de mi propio lado, se complica. Entonces, si bien soy crítica conmigo misma y busco mejorar, el auto-flagelo lo dejé en el pasado y no cultivo ningún tipo de arrepentimiento. Es difícil crecer a la vista de todo el mundo en internet, así que trato de hacermelo más facil con una actitud amorosa y de aprendizaje constante.
En tus canciones siempre te corriste de los entendimientos y concepciones simplistas: te corriste de lo binario; de los valores correcto-incorrecto, bueno-malo, lindo-feo. ¿Te parece que eso se dio de manera natural o llegó habiendo encontrado tu voz y el equilibrio justo?
Es algo que siempre estuvo en mí y que incluso siento que perdí un poco con el tiempo, y hoy por hoy estoy luchando por retomar. No me gustan los fundamentalismos, los dogmas ni los extremos, pero muchos movimientos o fenómenos de Internet te van llevando hacia un lado extremista a veces sin darte cuenta. No es para mí, no quiero tener razón, ni alentar a la gente a pensar que tiene razón. Quiero conversaciones, debates, cambios de idea, buscar la verdad y creo que solo podemos encontrarla si no nos cerramos en soluciones falsas o axiomas que suenan muy bonitos y tranquilizadores pero terminan siendo tan dogmáticos como aquellos que queremos combatir. No quiero convertirme en monstruo por pelear con monstruos, volviendo a Nietzsche. En las redes te celebran mucho más una declaración en tintes absolutos que cualquier tipo de duda o pregunta, entonces la trampa es no caer en los simplismos falsos solo por un puñado de likes fantasmas.
Entre lo transitado con dúo Microcentro y con tu etapa solista ya venís tocando con regularidad desde hace más de 5 años. ¿Se logra sostener el feedback constante de las redes en las fechas en vivo?
Te diría que vengo tocando desde antes incluso porque desde muy chica tuve bandas, proyectos solistas, ya van un poco más de 10 años subida a escenarios. Y no, es otra cosa. Las redes son las redes y el vivo es el vivo. Se pueden hibridar, buscar formas de que ambas dialoguen, pero a fin de cuentas podes ser un excelente YouTuber y un muerto en el escenario, porque el tiempo de estar en una sala con personas en vivo solo lo adquiris de subirte una y otra vez. Yo prefiero el vivo, siempre. Me gusta ver las caras de la gente, lo performático, el show. E incluso te diría que prefiero tocar ante gente que no me conoce, a la que tengo que convencer mediante mis canciones que hicieron bien en quedarse a verme. Los mejores shows de mi vida fueron en barcitos, en antros donde no importa si soy Vicu Villanueva o Dúo Microcentro porque nadie lo sabe. Ahí está la verdadera magia y desafío para mí. Enamorar gente desconocida.
¿Desde dónde surgen los tópicos de los contenidos que compartís? ¿Hay una lista? ¿Aparecen de manera espontánea y a partir de allí desarrollás?
Las notas de mi celular están llenas de ideas que nunca fueron, pero la verdad es que anoto todo lo que se me ocurre. De cada 50 ideas, quizás dos o tres se vuelven canción, y algunas tomen alguna otra forma, poema, cuento. A veces las canciones bajan solas, sin idea previa, agarro la guitarra y escupo la canción. Es un mix de práctica, constancia de anotar todo y cultivar el ambiente propicio en mi mente para que cuando una canción aparezca en el éter, poder darle forma y bajarla a tierra antes de que se vaya.
Histrionismo y espontaneidad son virtudes de Vicu Villanueva desde el vamos. ¿Cómo se trabaja eso en las presentaciones en vivo y en los videos generados para la red? ¿Los contenidos grabados están sujetos a una estructura o guión y en vivo te soltás más?
Al ir creciendo, me volví más estructurada y consciente de lo que hago, tanto al grabarme como al tocar en vivo. Algo loco es que a medida que pasan los años, siento más nervios cuando me expongo frente a la cámara o a la audiencia. Antes no me importaba nada, me subía al escenario como una fiera, tocaba el ukelele hasta que me sangren los dedos (real), me quedaba sin voz de tanto gritar, decía lo que pensaba sin filtrar nada. Hoy por hoy eso cambió bastante. Me cuido más, busco otras expresiones a veces más delicadas, intento probar cosas nuevas y eso lleva consigo una gran cantidad de nervios por estar haciendo algo que requiere un trabajo, que me saca de la tan famosa zona de confort. Pero cuando quiero romperla, esté donde esté, acudo al salvajismo punk y ahí me siento como en casa. Si tengo una guitarra, donde sea que esté, y esto lo he chequeado en las situaciones más bizarras que puedas imaginar, puedo conmover o enfurecer a la gente que tenga alrededor. Es mi don. Supongo que lo mejor es buscar el equilibrio entre ambas, cultivar la frescura y espontaneidad de siempre mientras me adentro en terrenos nuevos y desconocidos, que son los que me mantienen inspirada.
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