El próximo lunes se estrena la segunda y última temporada de Gritos & Patadas, el podcast conducido por Ezequiel Clerici dedicado a repasar una historia del Hardcore Punk rosarino.
A través de ocho entregas se desanda el derrotero de bandas pioneras del movimiento y aquellas que vinieron a continuar un legado imprimiendo los matices propios de las nuevas generaciones.
El primer episodio tiene como protagonista a José Miguel, histórico frontman de Intense Mosh.
¡La espera terminó! Luego de pedidos, reclamos y paciencia, el fandom de Gritos & Patadas puede celebrar el regreso del podcast que repasa una historia del Hardcore Punk rosarino.
La segunda temporada podrá escucharse desde el lunes 21 de febrero a través de RAPTO con una frecuencia semanal. El envío también estará disponible en otros canales como iVoox, Spotify y Google Podcast de forma simultánea.
El periodista Ezequiel Clerici es el conductor e ideólogo detrás del ciclo producido por RAPTO que en 2021 contó con seis episodios. La realización de la segunda temporada de Gritos & Patadas comenzó su periodo de preproducción sobre la primavera de 2021, esfuerzo que continuó de manera regular pero que encontró sus escollos pandémicos, debiendo reconfigurar sus tiempos. El proceso de realización culminó en enero de 2022, con una serie de sesiones fotográficas en diferentes puntos de Rosario y Firmat. Renzo Leonard, Ana Isla y Maximar Pellegrini estuvieron a cargo de las fotografías de lxs protagonistas.
Las entrevistas se realizaron entre agosto y diciembre del año pasado, en jornadas de grabación que tomaron lugar en 312 Estudio. Nico Gonzalo estuvo tras la consola registrando cada encuentro entre Clerici y lxs invitadxs.
Al igual que la primera temporada, Gritos & Patadas tiene como identidad gráfica una fotografía de Cristian Lois, el incansable documentalista de la escena HC/P durante años.
De acuerdo a lo mencionado previamente, la nueva temporada es la última para el envío dedicado al hardcore punk de la ciudad de Rosario. Sin embargo, Gritos & Patadas todavía se reserva algunas sorpresas. El ruido está lejos de calmarse. A partir del segundo semestre de 2022 empieza una etapa de preproducción para una serie de especiales que servirán como epilogo del viaje iniciado en abril del año pasado.
Por 312 Estudio pasaron Víctor Miku Piaia de Merkado Nocturno, José Miguel de Intense Mosh, Melina Cozodoy de Escéptica, Leandro Ibarra alias Kamono de Carmina Burana, Osvaldo Zulo de Los Daylight, Fernando Vercelli de Scraps y Sorocabana Cocktail, Amokachi Melchor de Discourage Youth y Hernán Mantoani, alias Mantu de Bulldog. Mediante sesiones de 120 minutos, Clerici buceó en etapas formativas, procesos creativos, alegrías, lecciones, frustraciones y logros.
Sin glorificar el pasado ni caer en las fauces de una nostalgia panfletaria Gritos & Patadas logró un revisionismo del escenario underground que se aborda desde el profesionalismo y la veta más intimista. Tiempo y espacio dejaron terreno para reflexionar sobre miles de vivencias vertiginosas que marcaron el circuito rosarino que, lejos de quedarse en el gueto, supo expandir ramificaciones hacia otros sonidos y microescenas.
Si la primera temporada del ciclo echaba luz sobre las acciones fundacionales de voces pioneras, ahora Clerici y compañía profundizan sobre todo lo que llegó a ser el movimiento, ardiendo de manera poderosa hasta alumbrar otras posibilidades.
Desandado el camino de la segunda generación (y algo más) Clerici enfoca en las divergencias a medida que nuevas estéticas van ganando su espacio y reclamando su propio sentido identitario. Fun People aparece como catalizador irrefrenable ampliando el espectro ético mientras que mantiene la inquietud hazlo tú mismo. El Galpón Okupa surge como un espacio único que sirve como rito de pasaje transformador tanto para el público como los artistas que suben al escenario. La escalada del circuito under toma otro color, imaginando otras posibilidades utilizando siempre la herramienta fundamental de la distorsión.
La escucha atenta de los nuevos capítulos revela una realidad irremediable: a medida que la década del 90 avanza el circuito rosarino que gozaba puntos neurálgicos por los barrios empieza, paulatinamente, a reducirse. Entrados los 2000 la ciudad inicia con el conteo negativo de espacios para tocar, perfilando un mapeo que se limita casi estrictamente al centro. Se trata de una realidad que rebasa a la movida hardcore y que empieza manifestarse como una triste realidad para todo el mundillo subterráneo local.
Los tintes endémicos son los conocidos de siempre: falta de infraestructura, imposibilidad de generar una industria sustentable, desidia estatal y pulsión de autosabotaje. Pero entre tanto: resistencia. Las nuevas generaciones llevan adelante sus ideas y multiplican la producción de un circuito que sobrevive, demostrando excelente salud y dejando en claro que pueden volverse protagonista, tomando la ciudad por asalto. Allí aparece la figura crossover de Bulldog, tomando por asalto las radios masivas, probando que sustentabilidad y proyección no son imposibles. El avance de la tecnología y las primeras plataformas musicales acercan las distancias, logrando público más joven y desde regiones impensadas.
José Miguel (Intense Mosh) brindando entre fotos y flashes de Renzo Leonard
Para Clerici cada encuentro significó una inmersión en pasado, presente y futuro. El futuro está escribiéndose desde los aprendizajes del pasado y la realidad irrevocable del presente. Desde allí partieron las entrevistas con ocho protagonistas que siguen activando diferentes historias.
“Quería que me cuenten sus vidas, desde el primer disco que escucharon y que marcó la hoja de ruta que los llevó a terminar formando una banda hasta cómo viven la experiencia de ser padres. El punto de arranque es una invitación que siempre me ayuda para encarar este tipo de entrevistas y que sería: Contame la historia de tu vida. Creo que entre esos dos puntos todo lo que aparece en el medio es el sustento emocional del podcast”, revela el conductor.
“José Miguel es una aplanadora”, observa Clerici sobre la figura que arranca la nueva temporada. “Se trata de un tipo hecho de carisma y pasión por la música. Conoce cada detalle de las variantes más pesadas del metal nacional e internacional, el croosover, el hardcore y el punk”.
“Es una máquina de recordar anécdotas porque mantiene un registro vivido de toda la escena y los sucesos más importantes alrededor del hardcore punk”, afirma el creador del ciclo.
Finalmente, Clerici se refiere a Intense Mosh, leyenda viva del litoral que hasta la actualidad sigue tomando por asalto a nuevas y viejas generaciones: “Intense Mosh es la banda emblema del hardcore local. Se trata del vértice ordenador de la sagrada trinidad que forman junto a S.A.C y Discourage Youth. Son los únicos de la primera ola que al día de hoy mantienen viva la llama con un show por año en el que todos volvemos a ser adolescentes por un rato”.
A propósito de esa trinidad que marcó a fuego los escenarios subterráneos -y no tanto- de Rosario, el periodista se enfoca en otro episodio de contundente relevancia, el protagonizado por Amokachi Melchor quien fuera cantante de Discourage Youth , junto con Eleazar Ruiz. Según recuerda Clerici, “los shows de Discourage Youth eran intensos porque la arquitectura del sonido era abrumadora. Tanto músicos como público terminaban molidos, en esa mezcla de cansancio y alegría que te dejan solo unas pocas bandas cuando se bajan del escenario”.
Esa triada fundamental conformada por S.A.C, Intense Mosh y Dicourage Youth encuentra un círculo completo con la llegada de la nueva temporada. Cabe recordar que Federico Avrutin de S.A.C fue el protagonista del primer episodio de Gritos & Patadas en 2021.
Osvaldo Zulo, la usina musical rosarina, desde Zaqueo y Llamado de Atención a Los Daylight y Víctima Del Vaciamiento.
El hardcore no es únicamente un subgénero musical, es una forma de vida para almas creyentes que en Rosario se cuentan de a miles. Este movimiento subterráneo autosuficiente estaba lejos del mundo de la música mainstream o de las vacas sagradas que atrasaban hace treinta años y todavía persisten, agarradas a la canilla estatal.
De una escena que surgió discretamente de aulas, antros, clubes sociales y locales desvencijados, la música hardcore punk logró sobrevivir para seguir honrando un legado y tomar la posta hacia otro amanecer. El movimiento nunca cesó de evolucionar tanto estética como éticamente, interpelando por igual tanto a viejos conversos como a jóvenes curiosos de sus ideas, sonidos y posibilidades. Se trata de adolescentes que, al igual que camadas anteriores, se niegan a encaminar sus vidas hacia los senderos de asimilación.
En la actualidad supervivencia es sinónimo de convivencia dentro del circuito. Pioneros como Intense Mosh o Federico Avrutin saludan y disfrutan de las propuestas más jóvenes. Hay un legado que se mantiene a salvo. Hay fortaleza. Parte de la vieja guardia acompaña al nuevo movimiento, trabajando a la par, aconsejando, dando un mano allí donde se necesita. Quizás la comunidad se haya achicado, pero todavía persiste.
En las dos temporadas de Gritos & Patadas hay un consenso: el hardcore de Rosario mantuvo la fuerza suficiente para lograr engendrar una tercera ola que fortaleció la escena y logró capturar la atención todos, llevando legado y evolución más allá de la circunvalación y la provincia. Todavía queda mucha historia por contar.
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