La cantautora mendocina presenta Breve relato de un suceso irreversible, una cartografía de las cicatrices que nos hacen y nos direccionan.
En la sobredosis de perplejidad, imprevistos, angustia, memes e hisopados que trajo 2020 hay un vértigo que parece no tener final. Todo lo sucedido llegó rápido, sin avisos ni permisos.
En el tsunami de data que arrecia a toda hora desde cualquier pantalla, hubo algunas excepciones que supieron construirse desde otro lugar. Más precisamente, lo hicieron desde una velocidad personal a contracorriente del resto. Un puñado de artistas entendió su relación con sus obras y sus respectivos procesos desde una posición casi anacrónica. Más allá del vértigo pandémico y el efectismo de la industria, propuestas como Está naciendo el nuevo día de Thes Siniestros, Bordes de Guazuncho o Polvareda de Los Castigos trascendieron por encima de lo urgente, haciendo hincapié en canciones construidas con atención por el detalle, sin apresurarse para cumplir listas editoriales o roscas de productoras o discográficas. Lo mismo podría decirse de un simple como Los planes de Prima Limón, quien se tomó tres años para encontrarle la vuelta resolutiva a la canción.
Habitando esa misma posibilidad de un tiempo diferente, desde Mendoza llega Breve relato de un suceso irreversible de Agustina Bécares, canciones que apuestan por la canción autoral, una producción milimétrica que apuesta por la densidad de arreglos y que hacen caso omiso de la estrategia de lo digerible y olvidable ante la novedad que está por venir. Las cinco canciones de Bécares son de un preciosismo delicado pero punzante, peligroso si te agarra desprevenido. Casi que cortan estas canciones de una entrega vocal conmovedora y de fragilidad ambigua. Si pasás por el fuego y volvés a ellas otra vez, probablemente no queden dudas que Breve relato de un suceso irreversible se anota entre lo mejor del año.
Breve relato de un suceso irreversible está compuesto por cinco canciones producidas por Andrés Ceccarelli y llega de manera independiente. El disco cuenta con El Príncipe Idiota (Mariano Di Cesare) como invitado en la canción “Oscuridad”. El equipo de trabajo se completa con Max Scenna, responsable del mastering, y Piki Tagliaferro, quien contribuyó la foto que ilustra al álbum.
En un viaje que se extendió de enero 2019 al principio de un 2020, cuando todavía faltaban meses para que el coronovavirus fuera declarado pandemia, el equipo de trabajo se sintetizó en la dupla Bécares-Cecarelli, un núcleo creativo que se concentró en cada uno de los detalles , logrando un viaje superador a lo que inicialmente habían imaginado.
Agustina sintetiza la experiencia de realización del disco en una sola palabra: emocionante. De acuerdo a la mendocina el proceso de trabajo fue una búsqueda constante del sonido, tratando de elevar las canciones hacia un lugar al que no habían podido acceder previamente.
“Fue un desafío porque tuve que liberar algunas estructuras para poder llegar a eso” comenta Bécares. La compositora puntualiza que ese dejarse ir consistió en “animarme a sonar de otra manera, a cantar de esa forma que tenía y tengo en mi mente, o por lo menos aproximarme un poco más”.
“Fue muy divertido también, porque a pesar de que teníamos el objetivo de hacer el disco de cierta manera, fue relajado, bastante lúdico. Disfrutamos mucho la grabación”, agrega recordando el periodo de trabajo.
La cantautora se tomó un tiempo prolongado para publicar su tercera producción. Breve relato de un suceso irreversible llega a cuatro años después de Torpe, su trabajo anterior. Lupa, su disco debut, data de 2013.
Es innecesario indagar demasiado en un chequeo de fechas para caer en cuenta que la artista mendocina toma un sendero diferente para hacer música, latiendo a su propio ritmo y optando correrse del camino principal de la industria. La obra de Bécares necesita una búsqueda y una construcción más detallista que demanda otros tiempos, tanto para su realización como para una escucha nutritiva.
No hay una razón demasiado definida detrás del extenso periodo entre el segundo y el tercer disco de la cantante y compositora. Bécares no podría apuntar nada de manera demasiado certera. Sencillamente fue pasando el tiempo mientras la música en vivo se fue multiplicando acompañada por distintas formaciones. Asimismo, Bécares señala que atravesó un tiempo en que todo se detuvo. Tanto el trabajo en vivo como en el desarrollo de canciones. “Hubo un año en el que tuve una especie de crisis con mi vínculo con la música y dejé de tocar en vivo porque no lo disfrutaba”, explica. “En ese tiempo empecé a pensar la idea de hacer un libro (La copa de los árboles) que finalmente editamos, con ilustraciones de Piki Tagliaferro y textos que escribí. Probablemente no estaba lista para hacer este disco, tenía que pasar este tiempo y todos los entendimientos que van ocurriendo mientras nos suceden cosas”.
Bécares admite sin tapujos que la exigencia constante de novedades del paradigma actual la abruma. Una industria que demanda un flujo constante de material y efectismo para garantizar una presencia en los canales habituales de información no depara un espacio saludable para quien está en otro tipo de búsqueda.
“Creo que el estar pensando estrategias de qué subir, cada cuántos días, que las fotos, y cientos de etcéteras, le quita frescura a lo único que importa, la música, el arte o lo que hagas”, señala. “Hay momentos que siento una especie de presión, que nadie me la dice pero que, justamente por lo que decís, está ahí, y me cuesta lidiar con eso. Pero trato de no salirme de mis formas de hacer las cosas porque, cuando algo es forzado, se nota, y eso me termina generando más incomodidad”.
“A mí lo único que me importa es que el disco sea escuchado”, cierra, dejando en claro sus prioridades.
En la ficha técnica de Breve relato de un suceso irreversible se destaca el nombre de Andrés Ceccarelli, como un verdadero hombre orquesta y compinche creativo todoterreno. Ceccarelli fue productor, compañero de composición y multiinstrumentista a cargo de las programaciones, el piano, el mellotrón y la guitarra. Además, Cecarrelli se ocupó de la mezcla definitiva.
La asociación artística entre Bécares y Ceccarelli data desde hace años, marcando un crecimiento mutuo que supo reflejarse de disco a disco y de canción a canción. Además de los álbumes de estudio, la férrea sociedad puede atestiguarse al buscar material de Bécares en Youtube: sesiones de SOFAR, capturas de recitales en celulares y otras ocasiones encuentran a la songwriter fielmente acompañada por el polifacético productor.
“Este es el tercer disco que hacemos y creo que es en el que más nos hemos complementado”, comenta Bécares. “Nos conocemos hace tanto y tenemos mucha confianza, fluye naturalmente la creatividad”, agrega la compositora. “Estamos siempre buscando lo que sentimos que la canción necesita”, finaliza.
Breve relato está disponible en las plataformas de streaming habituales desde hace 15 días. Uno puede elegir su favorita y darle play. Sin embargo no está de más recomendar llegarse a Bandcamp y encontrarse allí con el disco por dos razones fundamentales:
-Cada viernes el monto completo de los ingresos por música van directamente a los artistas (desde que la plataforma adoptó la dinámica, se compraron más de $ 75 millones en música y merchandising directamente de artistas y sellos).
-La otra razón es netamente técnica y es que se puede descargar el material en los formatos de más alta calidad, un detalle no menor que ayuda a apreciar la densidad de arreglos que contiene Breve relato. Escuchar con unos auriculares decentes también ayuda a la experiencia, por supuesto.
El disco es un entramado de texturas en su dosis correcta. Toda la extensión de Breve relato –que no supera los 20 minutos- es una atmósfera de intimidad declarada; un detalle de más podría haber atentado contra el resultado general, logrando astillar algunas texturas. Sin embargo, Bécares y Ceccarelli supieron encontrar el equilibrio ideal. El disco se siente casi como una construcción gestáltica, donde el conjunto de las partes tiene un significado más amplio.
“Fue un trabajo muy dedicado de muchos meses”, comparte Bécares. “Probar sonidos, espontaneidad en las ideas, pero para después, justamente, detenernos en cada detalle y saber que estaban formando esas capas y capas que generarían esos climas. A medida que íbamos avanzando con alguna canción, para después ponernos a trabajar en la siguiente y así sucesivamente, creo que cada cosa que iba surgiendo en una, también fue determinando que sucedería en la siguiente y construyendo el sonido global del disco”.
Desde el principio, el EP de Bécares delimita una atmósfera propiciada por arreglos sintéticos y palabras sencillas que arremeten con un pasado que ata nuestro presente. Bécares viaja hacia el origen de las cicatrices, una cartografía de marcas que nos hacen y nos direccionan. Mientras que pensar en cicatrices pueda suponer heridas de gravedad, su existencia también significa que algo supo curarse. Por supuesto, las heridas a veces profundizan más allá de lo físico, llegando donde la sanación no es fácil. Bécares propone una tregua liberadora con nuestras heridas; las cicatrices son un camino que nos hicieron, hacer las paces con ellas significa conocerse y entenderse.
Bécares se adentra hacia un diálogo interior donde se escuchan las voces del dolor pasado, una cierta razón, valentía, un futuro no tan distante y una inmensidad abrumadora que se hace accesible cuando se comparte. Todo transcurre en un entramado de sutilezas electrónicas, ecos y guitarras sumergidas.
“El gran silencio” incursiona en Extracción de la piedra de locura de Alejandra Pizarnik. Al comienzo de la pista, antes que arranque la canción se escucha la voz de Pizarnik leyendo un extracto de Escrito con un nictógrafo, poema de Arturo Carrera, colega y amigo, de la poeta porteña. Abordando el mítico texto de Pizarnik e incluyendo un registro de su voz, la aventura presupone un riesgo enorme. Pero Bécares no se deja amedrentar, saliendo airosa por un desempeño vocal hipnótico hilvanada por ecos y una guitarra subyacente. La canción es atrapante, entrando y saliendo de las palabras de Pizarnik con autoridad, Bécares sube la apuesta del hechizo de Alejandra, cerrando –al igual que el poema- con el reclamo/clamor de “¿Y por qué no dicen algo? ¿Y para qué este gran silencio?”.
“Cuando leí por primera vez ese texto y llegué a la frase con la que comienza la canción, me detuve a pensar un rato largo, tuvo un impacto en mí”, recuerdo Bécares, volviendo a los instantes iniciáticos de la canción. “Transcribí varias frases a medida que iba leyendo. Después de un tiempo agarré ese papel y tocando la guitarra hice una melodía, tratando de hacer una canción. Ese boceto quedó ahí. Y cuando estábamos empezando la pre producción del disco le canté a Andrés esa idea, le gustó mucho y terminó siendo la canción”, añade.
“Las palabras son muy fuertes y con mucho peso, fue todo un desafío emocional interpretarlas”, concluye la mendocina.
El 17 de septiembre, día de publicación del nuevo material, Bécares acompañó el lanzamiento con un cálido texto de impronta de bitácora personal: “Buen viaje amado disco. Fui tan feliz durante el año en que te hicimos. Me cambiaste la vida, la cabeza, la forma de cantar, el entusiasmo fue permanente”.
La compositora mendocina dejaba en claro que la creación del disco había sido una experiencia transformadora y diferente a los trabajos previos. En Breve relato de un suceso irreversible habita una fuerza emocional que transciende a su autora, pero quizás la fuerza más importante haya sido la que creció en Bécares mientras daba forma al disco y que ahora forma parte de ella para siempre en forma de aprendizajes. Agustina seguramente sea una persona diferente a la que trazó los primeros indicios de estas canciones. El interrogante que queda abierto para el futuro – y las que canciones que habrán de venir- es cómo cambió todo.
Las líneas de Bécares, además, señalaban que hacer el disco fue un proceso intimista, cobijado en el seno del equipo creativo, desarrollado en la calidez de personas que hicieron su magia de modo paciente y dedicado, llevando el resultado a otro nivel.
Finalmente, se leía que el disco ya no le pertenecía a su creadora, ella lo dejaba ir. El material era libre, estaba listo para pertenecer a los espíritus dispuestos a adoptarlo y hacerlo propio de acuerdo a las circunstancias subjetivas de cada escucha.
“¡Es difícil!”, dispara Bécares a propósito de la salida del disco en un contexto de pandemia que imposibilita presentarlo en vivo con su público luego de un tiempo sin lanzamientos. “Angustia bastante. Es planear algo que no sabés cuándo vas a poder concretar y que no depende en absoluto de vos”.
Entre el retroceso de fases, distanciamiento social, amesetamientos y otras variantes del gran año de la pandemia, Mendoza (al igual que la mayoría de las provincias del país) sigue sin un protocolo que contemple el regreso de los recitales con público. En esa incertidumbre, Breve relato de un suceso irreversible empieza su camino mientras suma escuchas y lentamente va generando atención en la prensa.
Mientras tanto, Bécares y su equipo, con los pies sobre la tierra, están atentos a las posibilidades de hacer sonar las canciones en la circunstancia o formato que sea posible. “Por el momento estamos preparándonos para por lo menos, vivir la experiencia de tocar esas canciones como banda, sentir la energía de tocar con otras personas, aunque sea sin público. Tenemos la idea de filmar algo”.
Ojalá sea pronto. Queremos música que desafíe el gran silencio.
Por Lucas Canalda & Vorfas Ph