El sello porteño anuncia ediciones de títulos nunca antes publicados en formato vinilo. Con cinco discos confirmados, se apuesta a seguir incursionando en las orillas del circuito musical independiente.
La forma en que escuchamos música viene mutando desde hace quince años, especialmente debido a la popularidad del Streaming, que posibilita acceso instantáneo y casi ilimitado (o así afirman desde los headquarters de Spotify, Tidal, Youtube Music, etcétera). Los auriculares y los parlantes de las computadoras mantienen un predominio que asegura comodidad ante la inmediatez de hábitos cada vez más dispersos y obligaciones multitasking que durante el contexto pandémico se profundizaron de manera vertiginosa.
Sin embargo, entre el frenesí incesante de información que arrecia desde computadoras, tablets, móviles y televisores, un espacio de sosiego encuentra a los discos de vinilo como protagonistas de un industria que recoge ingresos sustanciales al proponer otra forma de vincularse con el público, ofreciendo algo más que el estatus impersonal de “usuario”. El vinilo es una experiencia diferente al vértigo que asoma desde las bocas digitales. Lxs coleccionistas compran discos porque ofrecen una conexión que rebasa lo meramente auditivo: vista, oído y tacto son protagonistas equivalentes.
Lo que fue un fenómeno llamativo hace unos pocos años logró resistir la moda pasajera y el enamoramiento cool de centennials que encontraron en el vinilo un objeto con el cual posar para Instagram u otras redes. Desde su comeback, 2020 presenció las ventas de unidades de vinilo más altas en más de una década.
Nuestro país no escapa a la tendencia, generando una reconversión de las disquerías que resisten a las sucesivas crisis económicas, los cambios de hábito y la omnipresencia del Streaming. Las bateas se fueron llenando de LP casi hasta ocupar un protagonismo estelar. Incluso hasta cadenas como Musimundo se acercaron al vinilo, aunque con resultados desparejos: en las sucursales del interior fueron desapareciendo paulatinamente haciendo lugar para licuadoras, tostadoras y productos que tuvieron demanda real en su clientela.
Con Laser Disc pisando fuerte en la región como LA fábrica de vinilos y Bandcamp allanando el camino para ventas más directas, decenas de ediciones especiales proliferando desde sellos dedicados, y con muchos artistas de culto buscando la forma de mantenerse a flote en un contexto que no permite salir a tocar, el vinilo se vuelve tanto posibilidad como puente, siendo un vínculo afectivo que, bien jugado, logra ingresos interesantes.
Beach House Music es un nuevo sello que desde la ciudad de Buenos Aires viene capturando la atención del circuito musical con el anuncio de un incipiente, pero poderoso catálogo que promete llevar el revalorado formato hacia las orillas de la patria independiente.
Anunciando lanzamientos de Francisco Bochatón, Rosario Bléfari, Adicta, Fantasmagoria y Coiffeur, el sello promete un 2021 de novedades en continuado con ediciones cuidadas y masterings especialmente hechos para el formato.
Sidney Scott y Alejandro Ruiz Díaz son las cabezas creadoras de Beach House Music y responsables de publicar álbumes que nunca fueron editados en LP. Melómanos y coleccionistas, son amigos desde hace un tiempo y desde 2021 su vínculo en ensancha al convertirse en socios.
Scott nació en Estados Unidos hace 46 años, pero vive en Argentina desde sus cuatro meses de vida. Desde hace veinte años está abocado al mundo de la moda, manejando Pink Models una agencia de modelos, entre otras actividades.
Alejandro Ruiz Díaz es actor, productor y fundador de Vegan Records, sello que sostiene con tenacidad una movida que involucra bandas de varias generaciones como Van Por Vos, Gatos Sucios, Pelopincho, No Demuestra Interés, entre otras.
El proyecto de Beach House Music nació de manera informal, durante una charla que Scott y Ruíz Díaz mantuvieron en diciembre de 2020. Desde la espontaneidad de la conversación, ambas partes coincidieron en algo: tenían ganas de hacer algo diferente que sus actividades habituales.
El intercambio pudo haber quedado en la nada, sin embargo, pronto la idea pronto se transformó en una picazón inquieta. Cinco días más tarde Alejandro apareció con algo en la cabeza: armar un sello musical nuevo, con una onda diferente a lo que venía haciendo. Los amigos decidieron enmarcarlo por fuera de la experiencia hardcore de Ruíz Díaz. Otra estética, otro sonido, y sumando la experiencia de ambos.
Todo empezó a tomar forma entrado el año nuevo. Con un verano más relajado y la segunda ola de COVID-19 todavía bien lejos, la dupla Ruiz Díaz/Scott decidió encauzar la conversación que había mantenido.
Las tareas quedaron claras desde el inicio de la aventura: Scott abrazó la gestión y Ruiz Díaz encaró la producción. Así empezó a desandarse el camino de Beach House Music.
A medida que fueron puliendo detalles la charla sobre artistas y títulos a editar se tornó inevitable. Ambos socios coincidieron en alguien desde el vamos: Rosario Bléfari. “Es una artista increíble. No puede ser que no esté editada en vinilo”, apunta Scott sobre la decisión.
Scott activó su rol de inmediato. Para su sorpresa, lxs artistas se mostraron interesadxs desde un principio. Con veinte años de producción en un ámbito diferente, Scott descubrió que las distancias no eran tan marcadas. “Luego de tanto trabajar me di cuenta que la música y la moda están unidas“, apunta. Los contactos estaban establecidos desde tiempo atrás. Apenas hicieron falta algunos llamados. El resto, sorpresivamente, estaba bien cerca.
La idea de editar discos nunca editados en formato vinilo fue recibida con un entusiasmo declarado. Se fue generando un efecto de magnetismo, donde una propuesta llamaba a la otra. Con la confirmación de títulos de Bléfari y Bochatón, el resto de los artistas ya estaban enterados de la movida, aceptando sin titubeos. “La onda fue increíble. Se generó algo buenísimo. La respuesta de la gente fue inmediata, pero también del circuito artístico“, asegura Scott.
Desde la formalidad, Beach House Music comienza su camino con un catálogo compuesto por discos que se enraízan en la cultura indie argentina antes que ese concepto estético y ético se convirtiera en lugar común. De esa forma, el sello viaja profundo a la canción editando a Francisco Bochatón, Rosario Bléfari, Adicta, Fantasmagoria y Coiffeur.
Los primeros títulos en anunciarse fueron Sector apagado (2019) de la ex Suárez y Completo del Bochatón (compilación de EP + inéditos editado en 2004 por Indice Virgen). Shh de Adicta fue el tercer anuncio del sello porteño. El debut del grupo platense generó un discreto revuelo generando aún mayor curiosidad sobre la iniciativa de la label.
Con la data corriendo, el público se acercó a las redes de Beach House Music curioseando, necesitando precisiones: fechas, artistas, precios, venta. De a poco, las preguntas fueron obteniendo sus respuestas. Entre tanto, los anuncios continuaron: a la triada inicial se sumaron Primer Corte de Coiffeur (2005) y Fantasmagoria con su debut homónimo de 2001.
Beach House Music surge tanto como necesidad como antojo romántico. Necesidad de una comunidad que atesora canciones que llegaron en diferentes épocas calando profundo en corazones fieles. Antojo romántico puesto que se trata de una empresa que, amén de manejar un público cautivo que demostró una reacción positiva, no depara garantías de nada, sobre todo en un panorama económico como el actual.
Más allá de la revaloración cultural del el formato, las cifras del vinilo arrojan resultados auspiciosos en varias partes del mundo. En Europa las ventas del 2020 se incrementaron en un 40% con respecto a 2019, demostrando que a pesar de la pandemia el consumo de formato físico se mantuvo firme. Mientras que en Estados Unidos, la Recording Industry Association of America (RIAA) señaló que las ventas de vinilos también se fueron para arriba, aumentando un 29,2% en comparación con 2019. En nuestro país durante 2019, se vendieron 100.000 unidades y desde entonces el aumento fue leve.
Mientras el mercado va creciendo -paulatinamente- cada día más sellos independientes y artistas apuestan el formato, craneando tiradas limitadas acompañadas de material extra musical. En esa franja se anotan artistas independientes de diferentes puntos del país como Juana Molina, Barfeye, Pablo Comas (ambos de Rosario) o Los Frenéticos (Córdoba), o labels jóvenes como BPM (CABA). Además debe mencionarse al sello Niu, odisea de Cristian Alberto López, que tiene patas en Argentina y en México, y publica discos subterráneos de la década del 90 como Dios y Suárez.
Scott destaca que “en los 90 el CD arrasó con todo. Muchos artistas se quedaron con esa frustración. Crecieron con un formato y luego sacaron su música en otra era, casi”. En ese sentido, cuenta la experiencia de Bochatón que con la salida de Completo verá saldada una especie de deuda interna que mantiene desde su juventud: “Con Francisco pasó que el debut de Peligrosos Gorriones estuvo a meses de salir editado en vinilo. Siempre le quedó la espina. Unos meses antes de la salida del disco se dejaron de producir vinilos en nuestro país”.
“Son bandas que fueron de culto”, observa Scott sobre el catálogo del sello. “En ese momento fueron pioneros en una movida indie. Creo que Beach House permite la posibilidad de revisar mucho”, agrega.
Beach House Music planea ediciones de 180 gramos y tiradas limitadas de 300 unidades de cada título. Si bien la respuesta del público fue positiva e inmediata, desde el sello prefieren la cautela, yendo paso por paso. “No es un mega negocio”, comenta Scott. “Buscamos generar para reinvertir y seguir adelante” , remarca sabiendo que recién están escribiendo el primer capítulo de su historia . “Ojalá el día de mañana podamos redoblar la apuesta”.
El primer LP anunciado por el sello debutante fue Sector apagado de Bléfari, fallecida en julio del año pasado. El disco de siete canciones publicado en 2019 fue un regreso al plano solista luego de un periodo actividad colectiva con el grupo Sue Mon Mont, la reunión de Suárez, la aventura de Los Mundos Posibles junto a Julián Perla y el trío recitalero junto a Flopa Lestani y Paula Maffia.
Sector apagado se publicó en plataformas de Streaming, desconociendo ediciones en compacto o en el entrañable cassette, formato en alza en los últimos cuatro años.
Directo a YouTube, Spotify, Tidal y el resto de las plataformas, el álbum llegó acompañado únicamente por la cubierta realizada por la artista Alejandra Seeber (que por estos días expone su obra en el MALBA). Para la primera edición física de Sector apagado Beach House Music entró en contacto con Seeber acordando una colaboración. Según Scott, la predisposición de Seeber fue inmediata. “Había trabajado a la par de Rosario” cuenta. “Sabía bien lo que ella quería porque habían visto un montón de material”. Seeber comenzó a trabajar directamente a la par de Romina Ganovelli, diseñadora del sello. Juntas hicieron una labor de diseño interno y contratapa que seguramente sorprenderá.
“Para cada título el trabajo fue similar a partir del diseño original” explica Scott antes de detallar el formato de los títulos que se vienen: “nuestros discos son de formato folder lo que posibilita jugar con el diseño. Eso fue algo que interesó mucho a cada artista en cuestión, se permitieron jugar”.
Sector apagado entró en producción en abril: primero pasó por un proceso de remasterización y luego entró en fábrica. Los discos serán fabricados por Laser Disc en Mataderos, con una fecha estimada para el mes de julio. En ese sentido, Scott se muestra cauteloso pero también sonríe repasando el tremendo recibimiento que deparó el anuncio de cada uno de los títulos que conforman al catálogo. Porque sí: la respuesta fue positiva, pero más que eso, fue casi abrumadora. El anuncio de las ediciones, al igual que la formación del sello llegó por pura espontaneidad: “La verdad que tiramos un sueño desde la oficina y no podíamos creerlo. Inmediatamente nos escribieron distribuidoras de Argentina, México y Chile. Disquerías de Córdoba, Rosario, Mendoza, todo el país. Lo loco es que todavía no tenemos preventa. Cerrando contratos y todo, abrimos el Instagram, hicimos el anuncio y todo estalló. Pero claro, la producción de discos lleva hasta tres meses. La gente pregunta todo el tiempo cuándo sale la preventa. Admito que, por ahí, me apuré al abrir el Instagram”.
Scott afirma que para principios de julio ya estaría el disco de Bléfari terminado. Unos veinte días antes se estaría anunciando la preventa. Más tarde llegará la distribución que promete alcanzar las principales ciudades del país.
Por Lucas Canalda
Fotografía cortesía de Juan Curto. Originalmente publicada en IndieHoy