CHINA ROLDÁN ESTRENA SU SESIÓN BRODA – EXCLUSIVO RAPTO

La dupla Agustina Roldán-Ana Lola estrena sesión BRODA este domingo a las 22hs por YouTube.

 

Con la emisión del domingo 2 de mayo BRODA concluye la temporada más pulida de su breve pero intenso trayecto: a través de sus siete episodios el ciclo se expandió en su apuesta, superándose en el despliegue estético y afirmando su presencia musical con una house band comandada por el talento joven de cuatro jefas: Agustina China Roldan en teclados, Ana Lola en batería, Valen Solé en guitarra y Maite Belén con el bajo.
Luego del mood de Agustín Pérez, la cintura todoterreno de Mai.Ro, la performance de Amaru + 4NO, el trance bailable de Cinturón de Bonadeo, la actitud de Mutu y el desborde energético del dúo Fasciolo-Nasir Catriel el cierre de la tercera temporada de BRODA nos encuentra de lleno con La China + Ana Lola.
Estudiosa sin pausa de su propia curiosidad y atenta discípula de lxs maestrxs que forjaron la identidad musical de una tradición, Roldán es una presencia regular en el circuito rosarino de los últimos años. De un perfil austero, su contribución va más allá de los títulos rutilantes o el uso de su nombre como marca: se trata de un talento que se diversifica en colaboraciones, sociedades o desde la soledad de una voz y un piano. La China hace camino al andar y siembra musicalidad en lazos de construcción.
Roldán divide sus días entre la docencia, el aprendizaje y la dedicación a sus proyectos personales que, por encima del contexto pandémico, siguen adelante.

Agustina creció en un hogar donde se respiraba música. Abuela era acordeonista que compartía música cada noche con sus nietxs. Desde los cinco años estudia piano. Recordando su infancia, Roldán destaca que, por sobre todas las cosas, el entorno familiar acompañaba de cerca, poniendo un especial entusiasmo en el estímulo, sabiendo estar en cada instancia formativa.
La familia Roldán, en toda su extensión, puede definirse como grandes activadorxs de sus pasiones y deseos. En cada locura y creación de sus integrantes (Luxa, hermana poeta y artista perfomática; Luqui, hermano sonidista, acordeonista y pianista) la familia completa siempre está. Con una risa reflexiva, China también admite que ese acompañamiento es tan significativo que una ausencia, a veces, puede terminar en culpa. “Ahora estamos trabajando eso”, confía en tono cómplice.
Pianista y cantante, Roldán maneja elementos de jazz, groove, música brasileña y tintes rioplatenses. Joven pero inquieta, su currículum arroja resultados que la llevan de Rosario a Buenos con proyectos como Río Chino, Especies Negras, Cool Confusion, Paranasoles y Lautaro Moreno Grupo.
Si bien son varias las descripciones de género que pueden apuntarse Roldán en estos años de carrera, su música abrazó la diversidad sin anidar en un campo de comodidad. Manejando estilos y entendiendo los detalles íntimos de cada corriente, lo más sencillo pudo haber sido explotar a fondo los recursos seguros: ser LA jazzera joven del circuito rosarino; una cantautora rioplatense; explorar la faceta más latinoamericanista por los canales de folklore. Sin embargo, siempre fue avanzando, estudiando de manera discreta además permitirse el tiempo de desarrollar una propia identidad.
Esa inquietud de trascender la comodidad es un impulso natural que se relaciona con su forma de vivir como artista. Roldán encuentra en el arte una forma de sanación y de descarga. La China pone en un lenguaje musical lo que la atraviesa, la sonoridad y su pertenencia no son una prioridad consciente, en ella prima el sentir.
Aceptando su curiosidad, el crecimiento fue constante en los últimos años. Por eso, al trazar un rastro de sus movimientos, la tarea se intensifica en una transversalidad que habla de una identidad propia y una artista que no teme a probarse por fuera de su seguridad.
La China abraza el cambio, disfruta de la constante de ser abierta, respirando siempre un aire de renovación. Según las necesidades de la vida, las distintas formas de sublimar constituyen un lenguaje orgánico que va evolucionando a medida que se perfecciona.
“Agradezco que sea tan extenso todo, que sean infinitas las formas que una puede investigar y las formas que una puede conocer en su propio cuerpo para expresarse. En otros momentos fue la improvisación, el jazz, el teatro, en otras  épocas fue la danza. Ahora mi forma de darle un sentido a lo que siento y pienso son las canciones: agradezco transformarme a través del arte”, comparte.
En 2019 Roldán formó su propia banda encarando su carrera desde otra perspectiva luego de un viaje a Estados Unidos que sirvió para despertar consciencia de lo fundamental de poseer una obra personal que funcione tanto de afirmación identitaria como presentación-vínculo con los demás.
Con la estadía en la ciudad que nunca duerme, se resignificaron muchos aspectos personales y artísticos para Agustina. En su regreso a nuestro país, todo cambió.
“El viaje surgió queriendo buscar una beca para estudiar con un profesor en Buenos Aires, algo que siempre hacía. Charlando con mi mamá, entre mates, se me ocurrió que quizás sea una buena idea pedirla para estudiar en Nueva York. Así fue como surgió la oportunidad”, cuenta.
“Tuve que juntar mucho dinero porque la beca únicamente cubría el viaje. Fue toda una locura. Recibí ayuda de muchísimos amigxs”, recuerda hoy, demostrando una gratitud que se desgasta con el paso de los años.
En Nueva York, con la velocidad de los cambios, hubo un despertar para La China: “de repente, estaba allá sin conocer a nadie ni manejar el idioma, apenas teniendo agendada las clases con mis profes. Fue todo un desafío. Caí en cuenta que tenía una gran necesidad de canciones propias, algo que me represente. Había llegado a un lugar donde no sabía hablar el idioma ni tampoco conocía la cultura, la única conexión que tenía era mi pasión por el jazz y, por supuesto, la música en general.  En ese viaje entendí esa necesidad urgente. Cuando volví empecé a componer un montón”.
A esa concentración Roldán le sumó el encuentro con otrxs colegas. Ahora la vinculación llegaba de otro modo: ella era una compositora que tendía puentes con colegas de otras generaciones. El cambio significó tanto decisión como progreso. La música era pasión, deseo y profesión.
La nueva etapa llegó con sorpresas: canciones de su autoría, banda propia, desafíos mayores que ahora tenían su nombre, implicando una responsabilidad para con ella pero también con sus músicxs. “No sólo te encargás de la música sino también de la gestión y de pensar en cada detalle”, cuenta.
Con sinceridad Roldán abraza una responsabilidad que la hizo crecer también aceptando la humildad de saberse principiante. En sentido, comparte: “estoy arrancando desde cero, me siento inexperta. Me estoy amigando con esa palabra, aprendiendo y siendo paciente. Entiendo que voy a errar muchas veces y que lo más difícil, en este caso, es que cuando errás la responsabilidad recae sobre vos. Eso es lo más complejo, a veces. Ese es el principal desafío. Igual, así llega el crecimiento personal y musical que es tan hermoso como enriquecedor”. 

– En años recientes tuviste oportunidad de grabar en Buenos Aires y compartir experiencias junto a figuras importantes como Lito Vitale.
¿Qué tipo de aprendizajes llegan al compartir experiencias con artistas de esa talla y de otra generación?

Super feliz de vivir esas experiencias. Siento mucha gratitud y alegría por haberlas tenido. Además siento un cierto reconocimiento ante la entrega que siempre puse en esto que amo hacer. El camino te va llevando por lugares donde uno vibra alto. Haberme conectado con una persona como Lito, que es super abierto musicalmente, es hermoso. Lito se para de igual a igual, hay un respeto de pares: somos artistas con mayor o menor experiencia, pero somos lo mismo y somos cada uno por sí solo. Compartir de ese lugar donde mantenemos nuestras identidades es super hermoso. Respetamos nuestros gustos y formas de ser. En ese sentido me hizo sentir muy bien. Entendí que cada uno hace su camino y que, al final, uno se nutre de lo que lo acompaña en el momento. Crecer con lo que hago me hace sentir agradecida.

– Meses atrás en Micelio vivieron un mal trago cuando GUM y policía irrumpieron luego de una denuncia anónima. Sin dudas, los artistas rosarinos independientes le ponen el cuerpo a la malaria, en todo sentido.
¿Desde tu lugar qué observación hacés del estado de la cultura en nuestra ciudad?

Claramente ese episodio fue una demostración de cómo hoy la cultura está relegada tanto en nuestra ciudad como en el país y hasta a nivel mundial. Creo que se está empezando a generar la idea que la cultura no es esencial, que es algo recreativo como un hobby. Para quienes trabajamos de esto como para el resto de las personas la cultura es fundamental. Para quienes trabajamos de esto significa nuestro alimento al alma y nuestro alimento real. Creo que hay ponerle mayor valor a esto, acordarse que el arte es lo que resiste en momentos duros. El arte genera unión, intercambio y expresión. Nuestra ciudad precisa espacios de libre expresión. Necesitamos una ordenanza que permita que los centros culturales subsistan en el tiempo. Perdimos muchos espacios con clausuras y cierres. Eran espacios que generaban identidad y expresión. La identidad queda en la memoria, pero queremos tener esos espacios. La pandemia supo generar muchas uniones y redes. Tengo confianza que, con paciencia y tiempo, se va a generar una unión superadora para generar una ordenanza y un estado de intercambio, expresión, debate y encuentro.

– Liderando tu banda, integrando otros proyectos, siendo invitada ocasional de muchxs colegas o hasta siendo parte de la house band de BRODA: ¿Te sale de manera natural conectarte con el otrx a través de la música?

Es natural esa manera de conectar a través de la música. Es enorme esa vinculación. A veces sorprende que todo sea tan inesperado e instantáneo. Amo eso del arte: te permite un vínculo que, en ocasiones, con las palabras no se logra. Igual, debo reconocer que en el presente estoy super conectada con mi proyecto. Eso me lleva mucha energía, mucha responsabilidad. Empecé a manejar un carro al que tengo que conducir. Si dejo de manejarlo se cae o pierde movimiento, entonces me cuesta subirme a otros proyectos o invitaciones. Eso me tomó de sorpresa, la verdad. Igual, sigo necesitando aprender del otrx. Compartir es una necesidad. Se aprende con los demás. Afortunadamente, como estoy dando clases, puedo acceder a nuevas perspectivas. Siempre viene esa mirada de afuera.

Llegado el momento de referirse a su propia sesión BRODA, se reconoce una sonrisa en la voz de Roldán. Logrando la experiencia de ser tanto protagonista como parte de la banda de la casa, La China disfruta de un honor un único en todo el ciclo. Desde esa perspectiva, desgrana la actividad otorgando un testimonio diferente en lo que va del ciclo producido por Nymbus, Mariscal y Fango :“tocar la música de cada artista fue algo muy lindo para mi. Me hace pararme de otro lugar. Desde que tengo mi banda entiendo cuando necesitás que el instrumentista represente algo que vos querés transmitir con tu canción. Ponerse en ese lugar como música, como pianista en este caso, para mi fue maravilloso. Dejé siempre lo mejor de mi en ese rato”. “Fue muy hermoso haber formado toda la house band entre pibas. Creo que se genera un entendimiento y una horizontalidad hermosa”, agrega sobre la experiencia en la BrodiBand.
“La sesión fue hermosa” señala acerca del episodio que estrena el domingo. “Creo que tanto músicxs, como técnicos y todo el equipo disfrutamos mucho el rato de música. Si bien es un momento ínfimo, detrás hay muchísima preparación de parte de toda la producción”, apunta sobre la experiencia de trabajo.
“Tocar con Ana Lola fue
precioso”, remarca sobre el set que las tiene unidas y potenciadas. “Ya nos entendemos un montón: justo veníamos de grabar en el estudio de Lito, super fuegas. Hicimos una toma y salió nomás. Re felices con eso. Alta manija de escucharlo”.

Lucas Canalda  + Ferarte

 

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