COMANDO SUZIE: “NO HAY NADA MÁS POLÍTICO QUE UNA RELACIÓN SENTIMENTAL”

Desde Tarrasa, Cataluña, el grupo de pop sintético y emocional, recorre pasado y presente mientras reflexiona sobre la singularidad de su carrera en el underground europeo.
Los últimos golpes, su reciente EP, demuestra que están en plena forma de cara a un nuevo ciclo vital. Entrevista exclusiva.

 

En una contemporaneidad caracterizada por la obviedad de lo pasteurizado y la redundancia de los logros de mercado como (reproducciones, visionados, seguidores y likes), todavía persisten proyectos que hacen de la sutileza una antena ideal para irradiar narrativas contrahegemónicas, de manera creativa y provocativa. 
Comando Suzie tiene canciones e historias para contar. Historias de gente ordinaria. En ellas hay sensaciones comunes. Angustias universales. Anhelos sofocantes. Placeres extraños. Disfrutes peculiares.
El grupo catalán sobrevive fuera de un mercado musical en el que jamás encajaron, ni ayer, ni hoy, y, probablemente, nunca. No van detrás de nada ni de nadie. Las canciones llegan cuando tienen que llegar. Lo mismo con los discos. La banda sabe tomarse el tiempo para compartir su material con su reducida audiencia más allá de los cánones establecidos aun dentro del circuito hazlo tú mismo-independiente-todo a pulmón al que pertenecen.
Algunos meses atrás Comando Suzie publicó Los últimos golpes, EP que marca un regreso en gran forma y permite imaginar el inicio de otro círculo vital en su carrera. 
El Comando -como es referido por su público- se mueve, sin tapujos, hasta casi salirse de la darkwave estricta, utilizando armonías indie junto a los siempre presentes elementos de la canción popular de otras épocas, además de un filo político social que profundiza en nuestro presente de neurosis pospandémica y del hastío propio de un capitalismo tardío irrefrenable.
La guitarra está de regreso. El tono alcanza para Dreampop. También hay synth-pop. El grupo pivota entre facetas poperas y electrónicas, con la guitarra acompañando el rastro vocal de López. Son caminos recorridos con anticipación. Puede que no haya nada particularmente novedoso para quienes siguen de cerca al grupo, no obstante, las canciones tienen un magnetismo que dejan saber que Comando Suzie tiene cuerda para rato, con el horizonte abierto, y un par de cartas bajo la manga que todavía pueden jugar en el futuro. Tienen autoridad para hacerlo. Más importante: tienen la capacidad para cagarse en todo y hacer lo que les venga en gana.
Un acierto sustancial de Los últimos golpes es que posee un equilibrio ideal: las canciones tienen los arreglos justos y necesarios, sin recargarse ni quedarse cortos. Sin dudas podrían escalar, yendo a por más, pero sus integrantes tienen bien en claro de qué va el proyecto. En todo caso, como se dijo en el párrafo anterior, una apuesta mayor puede llegar en trabajos venideros. 
El tono gótico de la garganta de Raúl López se combina con la energía post-punk y unos ganchos entre new wave y new romantic para engendrar canciones para gente sensible que prefiere caminar por la vereda donde no llega el sol.
Comando Suzie se hace fuerte en la mueca de afectación, con López combinando lecciones de crooner sofisticado con cantante de factura popular, indagando en una teatralidad que lo ayuda a suplir la simpleza de su voz, para convertirse en un intérprete de marca propia dentro del under español. 
Como compositor, López toma a las relaciones personales como un espacio para la épica derrotista que, en tono de entrecasa, queda rumiando sin entrever demasiada salida. Pero, a diferencia de otros tantos hacedores de canciones de todo similar, aquí hay un ejercicio de la ironía que lo eleva por la media, permitiendo un disfrute extra. En ese sentido, el gesto es irónico, pero nunca sobrador ni tampoco cínico, funciona como un guiño transversal para quien sepa escucharlo-leerlo: somos todos hermosos perdedores tratando de transitar nuestro triste derrotero de la manera más elegante posible. 
En 2024, cuando el proyecto se acerca paulatinamente a los veinte años de existencia, podríamos afirmar que las canciones de Comando Suzie pretenden ser cómplices y empáticos en ese caminar que es la vida ordinaria, entre repetición, desamor, calentura, obsesión, angustia, alquileres y pequeñas victorias cotidianas. 

Los inicios de Comando Suzie se remontan al año 2006, cuando López decide iniciar su proyecto personal, tras haber formado parte de distintas bandas barcelonesas, entre ellas Remembrance, una de las bandas clave de la escena gótica española de los 90, y que publicó sus trabajos con un sello independiente alemán.
Comando Suzie inició su andadura fichando con el sello italiano Punch Records, especializado en sonidos darkwave y post-industrial. Allí publicó su primer LP Pobres Chavales, una suerte de curiosa declaración de amor al, por entonces, ya mítico grupo barcelonés Tarántula, lleno de himnos tecno-pop y letras ácidas, características que siempre han sido el sello personal del Comando, adelantándose a los sonidos de inspiración ochentas que años después desarrollarían muchas otras bandas actuales.
La primera actuación del grupo tuvo lugar en el festival organizado por el sello en la ciudad alemana de Leipzig, donde actuaron junto a otras bandas amigas tales como el dúo austriaco Novy Svet o los catalanes Ô Paradis, todos parte de una misma escena de culto que todavía acumula seguidores en distintas partes de Europa.
Más adelante, Comando Suzie llega a oídos de la periodista y agitadora cultural Elena Cabrera, que por entonces capitaneaba el sello madrileño Autoreverse, nave nodriza de bandas como Grado 33, Ankitoner Metamars o Ciëlo. En dicha casa disquera publicaron su segundo larga duración El hombre sentimental. Con ese disco de 2010 se afianzó su sonido tecno-pop, oscuro y electrónico
Hipermejores, su tercer LP llegó en 2013, coeditado por Autoreverse y el sello americano Les Disques de Lapin. Este nuevo trabajo se aleja un poco de los sonidos más dark para coquetear con el indie en algunas de sus canciones más aclamadas.
En 2018 publican el EP Principios y Salidas en el sello barcelonés Nøvak. En este trabajo destaca el elegante sonido conseguido por la utilización sintetizadores y cajas de ritmo de los 80, con ritmos más bailables y letras que continúan retratando las luces y las sombras cotidianas de la Barcelona más nocturna y sus corazones quebrados.
En 2020, Comando Suzie da otro paso hacia delante en su trayectoria y, de la mano del sello El Genio Equivocado lanza Corazón o Plomo, larga duración. 

Como la banda independiente que es, Comando Suzie se mueve con cautela, entendiendo que sus recursos son limitados, al igual que sus energías. Por eso, prefieren asomar únicamente cuando tienen algo sustancial para compartir, por ejemplo, nueva música, fechas en vivo, o alguna participación en festivales.
Con la llegada de Los últimos golpes, la rueda gira, en un verano de conciertos y apariciones en una prensa especializada que considera relevante a la obra de López y sus cómplices, pasando de los conteos pretenciosos de ventas de tickets, reproducciones en plataformas y aceptación socialmediática
Es Raúl, fuera de su personaje de El Comandante, quien responde a RAPTO desde el continente viejo. Sincero y preciso, López repasa años de malabares entre la vida real y proyecciones musicales.

-La ironía es un elemento característico del grupo. Me interesa el ejercicio detrás de cada canción escrita. ¿Sos escribir, pulir, volver a escribir y afinar la pluma?  

Para nada. La mayoría de las letras están prácticamente vomitadas y apuntadas al momento. Voy haciendo la letra cantando sobre la música, hecha previamente o mientras saco los acordes, y normalmente la primera o segunda cosa que se me ocurre es la definitiva. Como mucho le doy una vuelta y cambio alguna palabra al día siguiente pero poco más.
Algunas canciones las he hecho conduciendo la moto. Pero no soy de ir apuntando cosas en una libreta o en el teléfono para usar más adelante. Normalmente lo hago al momento y lo que salga. 

 -¿Qué lugar ocupa el grupo en el under español? A la distancia parecería que Comando Suzie tiene una identidad única que evita la calificación fácil. No tienen un “mercado definido” para recorrer de forma cómoda y predecible. 

Estás en lo cierto. Comando Suzie tiene unas influencias muy marcadas y reconocibles, pero también muy alejadas entre sí. Siempre hemos estado un poco en “tierra de nadie” y nunca hemos estado dentro de ninguna escena en concreto. En principio puede sonar positivo y creo que lo es, pero, al mismo tiempo, creo es más complicado porque no pueden ubicarte en ninguna escena en concreto. Para los seguidores del tecno-pop podemos parecer poco puristas, para el público más gótico somos demasiado pop o indies, para los indies (sea lo que sea eso) somos demasiado oscuros, para unos somos demasiado frívolos, para otros demasiado serios.
El Comando tiene tantas caras que a veces puede despistar un poco. Eso hace que después de 18 años el Comando sea tan underground como al principio y que haya avanzado tan poco y tan lentamente. Pero mantenerse ya es un triunfo. 

-A través de los años el sonido del grupo fue evolucionando siempre de manera orgánica: probaron cosas, incorporaron algunas, se despojaron de otras; siempre sin atentar con su pop sintético y emocional característico. 
¿De qué manera surgen los cambios y elementos que prueban? ¿Hay una línea límite al momento de probar cosas nuevas?  

No es que haya límites a la hora de probar cosas nuevas, pero nunca me ha apetecido usar una batería o grabar un disco con una banda convencional,  soy muy de estar en casa con los cacharros.
En algunas ocasiones, sobre todo al principio, me ha influido mucho la música que escucho en el momento de componer. El primer disco era una cosa muy lo-fi y despreocupada que salió en la época de Myspace, en la época del electroclash.
Con el segundo, El Hombre Sentimental se produjo un cambio importante porque en esa época escuchaba mucho al Sr. Chinarro, Abraham Boba, Nacho Vegas, Mishima. Por eso tiene ese punto más orgánico, algo que se repitió de alguna manera en Hipermejores. Estos fueron los dos únicos discos que tuvieron un productor (Jaume Garcia) y por eso aparecen instrumentos que nunca había usado como el theremin, trombón, percusiones acústicas, guitarras españolas.
Con Principios y Salidas buscaba algo premeditadamente ochentero y que no sonara tanto a cantautor. Luego también influyen las personas que colaboran conmigo y que cada vez han tenido más libertad para opinar y para introducir sus propias ideas. Eva Grace y Demian Recio hicieron muchos arreglos y opinaron mucho en Corazón o Plomo mientras que el último disco, Los Últimos Golpes, es un disco con mucho peso del guitarrista Èric Palaudàries que tuvo libertad absoluta para hacer todos los arreglos de guitarra.  

 -Sostener un proyecto durante décadas permite resignificarse ante ciclos renovadores. ¿Alguna vez descubrieron aspectos impensados del grupo a partir de la mirada de las nuevas generaciones?  

Puede ser que al principio sí fuera más permeable a mi entorno y que eso de alguna manera me influyera. Estoy atento a lo que va saliendo y va haciendo la gente joven, pero a nivel musical no logran engancharme como me pasaba hace años. Puedo disfrutar de su música, pero no hasta el punto de influir en la mía entre otras cosas porque muchos hacen cosas que yo ya tengo en mi cabeza, aunque que no he sabido hacerlas tan bien como ellos.
Lo que sí me fascina de las nuevas generaciones es que la mayoría de los grupos que me gustan van a por todas y tienen muy claro lo que quieren.  

 -¿Cuánto lugar hay para el histrionismo en Comando Suzie? La figura del crooner es importante, desde Nino Bravo y Nacho Vegas hasta Serge Gainsbourg.  

 Más que histrionismo hay algo de teatral, sobre todo en los conciertos cuando me pongo las gafas de sol y aparece “el Comandante”. Sería incapaz de hacerlo sin gafas y siendo Raúl López.
Se suele usar la palabra crooner para referirse al comando. Puede que sea acertada esa referencia, pero al mismo tiempo me da un poco de respeto porque me veo a millones de años luz de todos esos artistas a los que nombras y que me encantan por supuesto. Añadiría a Lee Hazlewood, Raphael, Leonard Cohen, Manolo Otero, Carlos Berlanga, Julio Iglesias, Corcobado. También adoro a todos esos artistas de los 70 y 80 como José Luis Perales, Massiel, Mari Trini, Mocedades que hacían unas canciones pop estupendas. Si metes en una coctelera a todos ellos junto a los Sisters of Mercy, Depeche Mode o Fad Gadget te sale Comando Suzie. 

 -¿Se podría afirmar que encontraste un equilibrio funcional entre trabajo de la vida real-proyecto musical de culto luego de tantos años con Comando Suzie? 

No me ha quedado otra. La inseguridad y la falta de confianza hicieron que nunca apostara al ciento por ciento por la música. El síndrome del impostor siempre ha planeado sobre mi cabeza y más desde que me di cuenta de que ya era demasiado tarde para dejar mi trabajo normal.
También es cierto que esa especie de frustración pueda ser la causante de la ironía, la mordacidad y el humor negro de algunas letras. No sé qué escribiría si mi vida fuera levantarme para hacer música y viajar de ciudad en ciudad, de festival en festival. De todas formas, en el underground la mayoría de los músicos que conozco no se pueden permitir el lujo de dejar sus trabajos “normales”. El underground está lleno de profesores, diseñadores, hasta algún policía he conocido. 

-¿Prefieren ser explícitos en su posicionamiento político o es mejor dejarlo a interpretación de la audiencia? Creo que la banda tiene mucho de político cuando, por ejemplo, hace canciones sobre huelgas generales, o también, por ejemplo, en «Marea Negra» del último disco: el tema está sumergido en un malestar de época, entre posCOVID y capitalismo embrutecedor.  

No tengo ningún problema en mostrar mi posicionamiento político, en canciones como «El Pequeño Tamborilero» queda bien claro, pero creo que hoy en día está todo tan politizado y tan lleno de opiniones y posiciones que se está perdiendo el misterio. A mí me gusta que las canciones me emocionen, me hagan reír o llorar o imaginar cosas, pero no que me lo den todo mascado, ni que se conviertan en un mitin. Hay artistas que lo hacen muy bien y están en todo su derecho, pero yo me veo incapaz porque es un tema que me aburre profundamente.
Puedo hacer letras de alguna manera política pero siempre con un punto de humor, sobre todo cuando me refiero a temas sociales como el consumismo, internet, el mundo del arte, la soledad, etc. La mayoría de mis canciones son de amor, pero creo que no hay nada más conflictivo y político que una relación sentimental. 

 -Siguiendo con la anterior: cada vez que la banda presenta alguna novedad y aparecen artículos, reseñas y críticas, siento que su mirada política se deja de lado. ¿Por qué les parece que pasa eso?  

 Creo que a no ser que seas un artista muy reivindicativo o con un marcado perfil político como por ejemplo Pablo Und Destruktion o Nacho Vegas, las reseñas suelen centrarse en lo musical. Posiblemente con Comando Suzie no ocurra porque las referencias políticas, si las hay, no son tan evidentes o no es un grupo del que se espere eso. 

 -La era digital propone una paradoja para las bandas independientes DIY: su música está a un clic de distancia para público de todo el planeta mientras que, al mismo tiempo, la lejanía es prácticamente infranqueable. ¿Cómo viven eso siendo que ustedes tienen una audiencia reducida, aunque fiel en Argentina, Chile y México?    

En teoría debería ser más fácil llegar a la gente, pero hay tal cantidad de música nueva cada semana que se hace muy difícil destacar. Los medios están desbordados y, sobre todo en el underground, si sacas un disco hoy dentro de un mes ya no se acuerda nadie aparte de tus pocos seguidores.
La semana pasada actuamos en el festival Darkmad de Madrid y se me acercó gente de España que me decía que nunca nos había oído y gente de Alemania que eran fans desde hacía muchos años… ¿cosas del algoritmo?
En Argentina, Chile y México tenemos muchos seguidores y muy fieles desde el primer disco y que siguen ahí. Conozco a alguno que era menor de edad en 2007 y ahora es padre de familia. Estaría bien tener algunos más para poder ir a tocar allí algún día, igual que están haciendo muchas bandas españolas. 

 

Por Lucas Canalda

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