POSEIDÓTICA: “NUESTRA MISIÓN ES DEJAR VOLAR LA IMAGINACIÓN”

La banda llega a Rosario para presentar su álbum Las Palabras y La realidad. El cuarteto está de gira junto a Lucy Patané, tocando sus respectivos nuevos discos en Santa Fe y Córdoba. La cita es este viernes 8 de noviembre a las 21, en Refi (Vélez Sarsfield 641).
Entrevista con Cobra Rod, a propósito de ética independiente, procesos creativos y la fantasía como trinchera.

Poseidótica acaba de editar Las Palabras y La realidad, un álbum que vuelve a confirmarlos como criaturas únicas dentro del ecosistema argentino de música rock. ¿Es sólo rock? Claro que no. El cuarteto elude cualquier clasificación fácil. Podría afirmarse que su unicidad puede aplicarse para lo experimental, lo instrumental, la psicodelia y un largo etc. Con tanto, el nuevo disco afirma su compromiso con el capricho de ser libres, husmeando allí donde nunca antes probaron, y hasta subiendo la apuesta desde logísticas de producción.
El grupo lleva más de veinte años de historia evadiendo la comodidad. Su flamante quinto trabajo plantea el desafío de evolucionar a nivel compositivo y sonoro con una apuesta peliaguda de la que salieron airosos: convocaron a un productor distinto para cada tema inyectando particular psicodelia a su inconfundible dinámica entre la música pesada y la construcción de climas.
Entre los productores que participaron se encuentran Billy Anderson (Melvins, Sleep, High On Fire), Estanislao López (Mujer Cebra, Buenos Vampiros, Atrás Hay Truenos) y Santiago De Simone (Dillom, Winona Riders, Nenagenix).
Las palabras y La Realidad también cuenta con invitados como Nico Bereciartua en guitarra slide (The Black Crowes) y Santiago Córdoba en percusión (Violentang), además de Matías Romero (Orquesta Sinfónica Nacional).
La presentación oficial del disco se realizó en el Teatro Flores, siendo la primera vez del cuarteto en la mítica sala. Todavía restan desafíos en el horizonte. ¿Quién sabe adónde apuntará la brújula compositiva el día de mañana?
Por ahora, sin embargo, el disco tiene mucha cuerda. Comenzando un nuevo ciclo vital, el grupo se plantea el desafío de sostener su historia, siempre yendo a por más.
Su propuesta, a medio camino entre el post-rock, el progresivo y la música experimental, logró posicionarse como referencia obligada en su género dentro del ámbito local e internacional.
A priori un proyecto independiente de nicho, es justo decir que Poseidótica excede las restricciones de género, con una fanaticada fiel en latitudes varias del planeta. Quizás no se trate de un Poseidótica Army, aunque la devoción es suficiente para que distintos sellos internacionales editen su material en formatos de vinilo, cassette y compacto.
La apuesta ética y estética del grupo tiene tanto de empecinamiento como de gesto romántico, sosteniendo un universo propio a medida que afuera todo cambia de manera veloz, de acuerdo a los caprichos del mercado o una realidad demasiado voluble. Con tanto sucediendo, hay algo seguro: siempre se puede contar con Poseidótica.
Su música instrumental experimental se convirtió en una constante dentro del circuito independiente argentino de las últimas décadas. Lejos de ser un mero ejercicio técnico para entendidos, la banda logró una vertiente musical se configura tanto como un campo fértil de exploración como de entusiasmo cuasi-popular, con composiciones coreables por un público que mete cierto clima futbolero.
Puede que, en ocasiones, estos cuatro artistas crucen las convenciones de la armonía, el ritmo y la estructura, creando paisajes sonoros que invitan a la reflexión y la desconstrucción de lo familiar en la música pesada, pero siempre teniendo un oído que se acerca a la catarsis y al disfrute de la gente.
Sobre esto y otros tópicos responde Cobra Rod (Martín Rodríguez), bajista fundador de la banda, días antes de la presentación en Refi.

-Con Las palabras y La Realidad apostaron fuerte. La jugada parece haber salido bien, con gran recepción del disco y fechas potentes. Presentaron el disco en el teatro Flores, una parada inédita para ustedes. Todo lo hicieron en un contexto complejo a nivel nacional.

¿En algún momento sintieron la tentación de quedarse en el molde, yendo a lo seguro?

Ir a lo seguro nunca fue nuestra primera opción. Obvio que todo lo que decís es muy cierto, pero justamente con este disco y con la presentación del mismo quisimos jugar otras cartas, más que nada por una necesidad personal. Para cualquier artista tocar en lugares diferentes o donde nunca haya tocado es fundamental, porque además le das la chance al público de ver algo diferente. Por suerte arriesgar siempre da sus frutos, salga bien o mal, correr el riesgo nos renueva y nos genera un nivel de adrenalina elevado para poder seguir generando nuevas situaciones.

-Luego de apostar a la ruta de manera sostenida a través del tiempo,  cada año tienen visitas obligadas a distintos puntos del país. Obligadas porque el público los espera, por supuesto.

¿Al momento de salir de gira por el interior se dificulta sostener la apuesta técnica que presentan en CABA?

Sin dudas, es muy complejo trasladar el show que montamos en Capital a cualquier localidad del interior, e incluso al Gran Buenos Aires. Para poder hacerlo deberíamos manejar unos precios de entradas prohibitivos, y además nuestro nivel de convocatoria no es masiva, por ende, si bien antes hablábamos de correr riesgos, también hay que ser realistas. Por un lado nos gusta poder mantener tickets amigables, y por otro lado, somos bastante punks al momento de mover la banda, preferimos hacer llegar nuestra música a varios rincones del país, antes de decir, no cierran los números, nos quedamos en casa. Ojalá, si bien el contexto social y económico no es favorable, con el tiempo podamos llevar el show completo a todos lados, ese es el objetivo y trabajamos día a día para que eso suceda.

-A medida que pasan los años hay una premisa de fantasía que motoriza los discos de Poseidótica. Tyler podría ser en 2024. Esa fantasía es interna, pero emerge en la narrativa de los discos.
¿Cuál es la raíz de esas fantasías o delirios internos que activan la creatividad en el seno del grupo?

Como siempre digo, primero está la música, que es la que motoriza la fantasía. Luego, el capricho de hacer lo que se nos canta, sin rendir cuentas a nadie. Este disco tuvo la premisa de ser distinto a todo lo anterior, lo cual no es fácil con tantas canciones grabadas previamente, pero ahí es donde nos toca experimentar y salir de la zona de confort. Con los singles previos a Las Palabras y La Realidad fuimos realizando ciertas búsquedas sonoras y compositivas que creo que fueron fundamentales en la transición. Luego aparecen imaginarios o personajes, como en este caso Tyler, que en el relato del disco tiene una representación un poco más real si se quiere, pero siempre le damos un buen espacio al misterio, y considero que como en toda relación, el humor, aunque sea críptico, es muy sano y un catalizador de la creatividad general del proyecto.

-¿Cómo surge la idea de mezclar cada canción del disco con un ingeniero distinto? ¿De qué manera funciona la logística de semejante apuesta?

Llamar a un ingeniero de mezcla distinto para cada tema fue parte de la búsqueda sonora del álbum, barajando opciones y eligiendo según lo que necesitaba cada canción. Fue clave para no perder cohesión haber grabado todo de una misma manera, eso ya le daba una identidad a la música, pero luego la visión de cada ingeniero hizo crecer cada tema. Por otro lado, fue un trabajo muy arduo de coordinación, idas y vueltas, que sinceramente, al menos yo, no volvería a hacer, pero bien vale la experiencia y por suerte pudimos finalizar esta obra tal como pretendíamos.

-Desde afuera la banda permite un abordaje popular. Por ejemplo, sus canciones son coreables, permiten un disfrute compartido, un cierto gen de tribuna. Eso es una virtud.
¿Son conscientes de cómo llegan sus canciones?

La verdad no somos muy conscientes de esa situación, calculo que debe ser por vivir el día a día desde el interior de la banda. Es complejo disociarse, pero sí llegan momentos de tomar un poco de distancia y ver en perspectiva, y entender el lugar que ocupamos. Poseidótica es un milagro en un país como el nuestro, creo que incluso en el mundo, siendo una propuesta puramente instrumental es muy llamativo que tengamos cierto nivel de convocatoria. Al mismo tiempo Argentina tiene un acervo cultural invaluable, el público es melómano, y eso nos favorece. Y sí, es muy loco lo que mencionás y sucede con los riffs coreables o el cántico “Olé, olé, olé, olé, Posei, Posei” que aparece de vez en cuando. Es algo que sorprende. Me encanta que la gente pueda sumar su voz, y que se pueda dar este delirio de lo instrumental popular, me parece una locura encantadora.

-Ustedes siempre se salen de la lógica de girar, tocar, producir, grabar y girar de nuevo. Generalmente están cocinando algo, aun cuando están ocupados con giras.

¿Cuándo comienza el proceso de gestación de un disco nuevo?

Al salir el último disco (Las Palabras y La Realidad) pensaba que habían pasado nueve años del anterior (El Dilema del Origen), lo cual es muchísimo, pero al mismo tiempo, tal como mencionás correctamente, en el medio hicimos mil cosas, entre shows temáticos, que fue casi como hacer nuevos discos, colaboraciones, singles, EPs, giras, varias ediciones de nuestro propio festival Viaje de Agua. Entiendo que todo es parte de un movimiento que nos mantiene vivos y con voluntad de seguir generando. El proceso de componer siempre es largo, porque los temas son complejos, llevan su tiempo, ahora nos gustaría ya en 2025 comenzar con el plan del sexto disco, incluso estamos pensando en algunas colaboraciones experimentales. Veremos qué depara el futuro. No hay una fórmula, simplemente darle rienda suelta a las ganas y al instinto..

-Estamos viviendo una época muy caliente en aspecto político-social. El ruido es constante, tanto en la calle, como en los medios, además de las redes sociales que no descansan ni un minuto. En ese sentido, cuando la banda arrancó era similar, excepto que no existía la omnipresencia de las redes a través de los celulares. 
Creo que, otra vez, se reivindica la banda como un espacio de resistencia y escape, donde la imaginación se privilegia, sin estar atado a las ideas concretas ni a las bajadas de líneas obvias.
¿Sienten que lo instrumental y la falta de etiquetas sigue siendo la mejor forma para construir un mensaje diferente?

En algún punto sí, no estamos atados a dar un mensaje directo o explícito, de eso se trata justamente Las Palabras y La Realidad: nosotros nos manejamos con hechos y acciones concretas. Poseidótica es un proyecto artístico, no hay que olvidar eso. Vos hablaste antes de la fantasía, y eso es lo que no queremos perder. No componemos un disco mirando las noticias, aunque el contexto nos afecta y nos inspira en partes iguales. Hoy en día pareciera que hay que opinar de cada suceso, pronunciarse a favor o en contra, pero nosotros queremos mantener un halo de mística sobre la banda. Puede sonar descomprometido, pero no es así, todos los que nos conocen saben de qué lado de la mecha nos encontramos, nuestra trayectoria lo avala. Creemos que nuestra música debe ser un lugar de encuentro y reflexión, pero también de dejar volar la imaginación. Esa es nuestra misión principal.

-La banda tiene décadas de actividad sostenida. Además de Poseidótica, cada integrante carga con su respectiva experiencia previa.
¿Al momento de entrar al estudio a grabar y producir siento algún tipo de aburrimiento o sigue siendo tan estimulante como siempre? Imagino que siempre queda algo por descubrir o aprender.

Grabar un disco es lo más lindo que hay, tanto por la experiencia en sí como la satisfacción final de materializarlo, es algo inexplicable, pero se siente como una realización personal y de la totalidad del grupo. Nunca es aburrido, siempre se aprende y se descubren nuevas cosas, incluso pensando en una siguiente grabación, poder determinar que sirvió de lo anterior y que no. Y también está el tema de la trascendencia, poder dejar una obra que es superadora de las personas involucradas. Así se fue construyendo esta entidad superior llamada Poseidótica.

-Hace cuatro años que una camada nueva de bandas salió al ruedo, con una efervescencia contagiosa. Muchas pibas y pibes de esos grupos tienen a Poseidótica como referente. Se criaron con sus discos y recis, ahora puede que hasta compartan escenario.
¿Qué pasa cuando caen en cuenta que son referentes?

Estoy al tanto de la nueva escena y soy un fiel agitador. Muy contento de que haya salido esta camada de bandas tan jóvenes post pandemia, mucho talento dando vueltas, una revolución. La verdad, no caemos demasiado en la cuenta de que somos referentes, sí sabemos que tenemos un modo de actuar y de pensar desde la autogestión y el profesionalismo pero puede que le sirva a las nuevas generaciones. Eso es lo que más nos importa que les llegue, y si de paso se sienten influenciados por nuestra música, cartón lleno.

 

Por Lucas Canalda
Fotos de Nadia Guzman

 

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