La cantante Emeli Sandé ha sido una fuerza importante en la escena musical británica desde que se irrumpió en 2009. Hoy regresa con su cuarto álbum de estudio Let’s Say for Instance, un trabajo logrado con una artista que se libera sintiéndose cómoda y segura de sí misma. Musicalmente, es su lanzamiento más diverso en años, con mucho soul, un regreso al pop electrónico que marcó sus primeros lanzamientos, además de acercarse a la música clásica, el disco y el R&B.
Exclusivo desde Inglaterra.
Emeli Sandé eligió el camino del arte en su adolescencia. Desde entonces se define desde allí. Cuando se decidió a entregarse a la música, lo hizo sin restricciones, dejando de lado cualquier resquemor. Su pasión estaba ahí, en ese sentir que tanto la hacía vibrar. Desde entonces se define desde el arte. Es lógico que encuentre ahí las respuestas personales y las que corresponden a la realidad que nos rodea. En ese sentido, luego de un periodo de tres años seguidos donde el mundo se convirtió en una sucesión de situaciones preocupantes, Sandé tomó postura desde su campo, el arte. Su respuesta ante la incertidumbre, el miedo y el dolor, fue celebrar la vida. Su nuevo disco, Let ‘s Say For Instance, trata de eso: honrar las instancias que hacen al viaje único que vivimos. De acuerdo a su palabra, no hay segundas vueltas ni tampoco repeticiones: es ahora.
Las canciones que componen su cuarto álbum funcionan como una oda a la resiliencia, el renacimiento y la renovación. Sandé está en una época de florecimiento. Los cambios la atraviesan. La renovación está a flor de piel, tanto en las canciones como en su persona. Su carrera, con una década fructífera signada por sencillos exitosos, presentaciones internacionales inolvidables y mucha exposición, sigue marchando de forma saludable. Ella agradece mientras ofrece siempre algo más de lo que sabe hacer: conectar desde la música.
Let ‘s Say For Instance lleva su sello lírico y melódico, una garantía para su legión de seguidores que se cuentan en todos los continentes. Con 19 millones de singles y más de seis millones de discos vendidos, tres millones de escuchas mensuales en Spotify y otros tantos millones de followers en las redes, sus conversos están celebrando su esperado regreso.
Lo saludable de la vuelta, es que hay una curiosidad notable. Desde el comienzo del disco, con «Family», la exploración de nuevos sonidos es bienvenida. Sandé tiene claro que hay muchos caminos por transitar. Let ‘s Say For Instance confirma que tiene sed de curiosidad, un deseo genuino por avanzar por terrenos que aún le resultan desconocidos.
“Considero al LP como una celebración de la vida”, afirma. “Los últimos años vienen siendo complejos. Cada noticia en los medios es preocupante o terrorífica. Vienen siendo tiempos de miedo y de energías extrañas. Creo que en el día a día tendemos a olvidar que tenemos una sola vida: es la única vez donde vamos a vivir tantas experiencias”.
Sandé dialoga desde el Reino Unido, en una jornada de prensa internacional atareada. Mientras que su nuevo trabajo es la razón convocante, apenas dos días antes de atender a la prensa internacional, Sandé mantuvo una entrevista con el medio inglés Metro donde reveló que está en una relación con la pianista Yoana Karemova. Allí indicó que “nos conocimos a través de la música. Y definitivamente me siento más feliz que nunca. Se siente genial. Es la indicada para toda la vida”.
Luego de la entrevista en Metro, la cantante compartió en Instagram una foto amorosa de contexto casero acompañada por un texto puntual: “Me ha llevado muchos años encontrar la fuerza para ser yo misma. He luchado durante mucho tiempo para aceptarme como soy. Tengo tanta suerte de haber encontrado a mi alma gemela Yoana, ¡es una mujer tan extraordinaria! ¡Enamorarme de ella me dio la fuerza que necesitaba! Se siente tan bien estar enamorado y me siento más feliz que nunca. Estoy profundamente conmovido por todos sus mensajes de amor y apoyo. Muchas gracias por su aceptación y buenos deseos. Se siente como si se hubiera levantado un gran peso, ¡brindemos por un nuevo comienzo en la verdad y la felicidad!”.
Hablando con naturalidad, evitando cualquier protocolo, ella prefiere no encasillarse ni definirse. Lo toma con calma mientras las preguntas viran hacia el mismo lado. Su presente toma un sentido de plenitud ya que se siente acompañada en cada uno de los aspectos de su vida. Además de amar la música y su carrera, finalmente puede disfrutar la vida y ser realmente feliz.
Sandé dialoga con el profesionalismo propio de una estrella de renombre internacional. Además de las ruedas de prensa y las jornadas visitando medios especializados para promocionar Let ‘s Say For Instance -que llegó en mayo vía Chrysalis Records- el disfrute de los conciertos no se hizo esperar demasiado. Junto al lanzamiento llegó una extensa gira por el Reino Unido y Europa, que incluyó actuaciones junto a su banda completa y también una serie de espectáculos íntimos de piano acústico. Esos solo piano show fueron éxito de público, con localidades agotadas y reseñas laudatorias de la prensa especializada. iPaper calificó la fecha del London Roundhouse como “una actuación conmovedora de pura emoción”.
Luego de años de considerable introspección que, sin saberlo, terminarían combinados con los años de pandemia, el presente de Sandé se confirma como estimulante. La música sigue adelante mientras ella vuelve a sentir una plenitud diferente: energía y experiencia se potencian para permitirle imaginar mucho más. Entre los movimientos que Sandé guarda bajo la manga uno se define como especial: ser productora. 2022 es un balcón al futuro y ella abraza las posibilidades. Mientras tanto, se reencuentra con su público, responde las preguntas de la prensa especializada y disfruta. ¿Quedarse quieta? Ya tuvo suficiente. Luego del primer tramo de su gira, llega una serie de conciertos en Finlandia, Italia, Suiza, Hungría e Irlanda. Después, otra vez fechas en su Inglaterra natal.
“Estoy muy feliz”, confiesa, sonriente ante la cámara de Zoom. “Tengo mucho entusiasmo por tocar, siempre. Volver a compartir con la gente, estar entre el público, no hay nada similar a compartir esa vibración en un mismo espacio”.
“Me siento agradecida de ser música, de ser recibida por la gente luego de que atravesaron tanto en los últimos tiempos. Ser abrazada así, recibida para semejante reencuentro. Es gratitud lo que siento. Cuanta más energía pueda entregarle a la gente presente, más feliz voy a estar”, cuenta.
“Tres años atrás no sabíamos dónde íbamos a estar. En lo personal, tampoco sabía si iba a volver a cantar. Se trata de reencuentro absoluto y de la confirmación que hay un cariño allá afuera”, confía.
El debut de Sandé, Our Version of Events, vendió más de 5,4 millones de copias hasta la fecha. Fue el álbum más vendido en el Reino Unido de 2012 y 2013, logrando ser certificado siete veces como platino en el Reino Unido e Irlanda. Le siguieron Long Live The Angels, un favorito absoluto de la crítica, en 2016, el EP Kingdom Coming en 2017 y Real Life en 2019.
Sandé cuenta tres sencillos número 1 en el Reino Unido, ventas por millones y cuatro premios BRIT. Sus pergaminos no se detienen allí: en 2018 fue declarada miembro de la Orden Británica por Servicios a la Música. Un año más tarde se convirtió en Canciller de la Universidad de Sunderland.
Let ‘s Say For Instance es su primer lanzamiento en un sello independiente. El cambio de casa disquera llegó justo cuando se cumple una década desde que irrumpió en las ondas internacionales, lanzando material y acumulando sellos de aeropuertos en su pasaporte.
Ahora sigue adelante con una agenda ocupada que la mantiene flotando en energía, aunque sin desatender los aspectos íntimos de su vida.
Entre tantas novedades profesionales y personales, sabe tomar perspectiva. Es necesario para que todo progrese de forma saludable, reconoce. Acerca de los asuntos personales que lograron tanta resonancia en los medios, habla de forma sincera sin exponer demasiado. Optando por la sencillez, indica que “me siento muy liberada tanto en lo personal como en lo musical”. Asimismo, agrega que “siento que estoy en un periodo de mi carrera donde realmente puedo tomar decisiones que siempre quise hacer. Lo mismo en lo personal.”
La exploración de un nuevo territorio sónico a través de matices de música clásica, disco, R&B nostálgico y más, presenta a Sandé liberándose de las expectativas de los demás, mostrando sus habilidades holísticas como compositora, productora y vocalista de maneras nuevas y versátiles. Let ‘s Say For Instance tiene mucho de renacimiento, además de renovación. Parece que Sandé se está divirtiendo a lo grande. Probando sin temor a las ventas de discos o la posición de los charts.
“Editar este nuevo disco en un sello independiente hizo una diferencia enorme para mí”, cuenta. “Cuidado, no quiero dar a entender que antes no lo disfrutaba, se trata de otro nivel de involucramiento. Ahora puedo expresarme de forma íntegra en todos los aspectos: videos, sencillos, el arte del disco, también en la producción. Es la primera vez que estoy tan involucrada en la producción, casi metiendo mano, digamos. Creo que con este trabajo la gente podrá verme como una artista completa”.
En 2019, después de su tercer álbum, Real Life, se separó de Virgin y, al comienzo de la pandemia, había cortado lazos con la industria. El distanciamiento fue real, no obstante, Sandé nunca lo entendió como definitivo: mientras el exterior se volvía demasiado extraño ella siempre tuvo claro que seguiría adelante con la música. Siempre diplomática, sus palabras esquivan la obviedad: la música le pertenece tanto a ella como ella misma le pertenece a la música. La industria, con sus vaivenes y relaciones artificiales, quedan a un costado. Su meta siempre fue seguir adelante.
“Los últimos dos años fueron difíciles e imposibles de predecir. Perdimos algo del disfrute y la magia de estar vivos. No estoy segura si aprendimos algo y salimos mejores que antes, pero sí puedo decir que encontré una gratitud de seguir acá, de estar viva, de poder seguir experimentando sensaciones. Creo que la música soul trata de eso, de celebrar la vida”, afirma.
Cuando la pandemia llegó, alterando los planes de todo el planeta, Sandé se encontraba en casa de su hermana en Hertfordshire. Se instaló en esa casa familiar para transitar una situación entre surrealista y desesperada mientras el mundo encontraba formas de salir adelante.
Un proceso empezó a tomar forma sin tener un plan concreto. Sandé se concentró en canciones completamente solitarias: no tenían sello, ni fecha de salida, tampoco productor o banda.
La música apareció confirmando un momento único: ante tanta incertidumbre del panorama global y una carrera en pausa, las canciones aparecieron con plena fortaleza, haciendo gala de colores festivos, con tópicos conmovedores, fuertes, independientes y divertidos. La respuesta de Sandé a la oscuridad ya estaba en marcha.
“Este disco necesitaba optimismo, tener una familia, mucha esperanza. No sabemos de dónde venimos ni dónde vamos. Disfrutemos el proceso de nuestras vidas, apreciemos cada día”, propone.
Aprovechando al máximo el estudio de su casa durante el encierro, Let ‘s Say For Instance encuentra a Emeli abriéndose a una gran cantidad de posibilidades sonoras y explorando nuevos territorios, pero principalmente dejándose llevar. Con pleno control creativo, Sandé se libera de las expectativas de los demás, mostrando sus habilidades holísticas como música, compositora, productora y vocalista.
Comenzando con los sencillos «Family» y «Look What You’ve Done», el disco se distingue del trabajo anterior de la cantante, apoyándose en un sonido más orientado al pop que su soul anterior.
Temáticamente, la inspiración en el álbum tomó muchas formas: desde enamorarse locamente en «July 25th» y «September 8», hasta fomentar la confianza en uno mismo en «Yes you can», describiendo la letra como “la luz al final del túnel”. profundizando más allá de la representación a menudo simplificada de la salud mental y la depresión, hasta «Another One», sobre la conversación sobre la igualdad racial.
Más allá del sentimiento de celebración que impregna al disco, hay una certeza de crecimiento, de necesidad de estirar sus alas. Sandé lleva más de la mitad de su vida haciendo música. Cada año la encuentra mejor, explorando la potencialidad de su voz, además de despertar hacia nuevos intereses. Ahí aparece la producción artística. En un futuro no demasiado lejano, tal vez, haya sorpresas por ese lado. Mientras tanto, paciencia.
“Me encantaría hacer producción. Se trata de crear nuevas atmósferas, nuevos mundos mediante sonidos”, confirma entusiasmada, aunque prudente. “Es algo que siempre imaginé: ubicarme detrás de la consola, pensando arreglos, trabajando a la par de artistas jóvenes. De todas formas, siento que necesito un tiempo para aprender ese rol. Quizás un par de años aprendiendo hasta que me sienta lo suficientemente confiada para dar ese paso. Pasa algo: entiendo lo que quiero para mi propia música y comprendo lo que sucede dentro de mi propia cabeza; comprendo lo que preciso para armar una canción mía. Para trabajar junto a otros artistas, especialmente artistas jóvenes, tengo que estar preparada con el conocimiento correcto. Lo estimulante del talento joven es que siempre quieren probar cosas diferentes. Necesito estar a la altura de esas circunstancias”.
Mientras Sandé elige mostrarse cauta sobre el futuro, lo cierto es que Let ‘s Say For Instance la encuentra mostrando su voz en sonoridades más variadas. No sería desatinado afirmar que se trata de su trabajo más dinámico e inquieto, con canciones que buscan sacarla de lo seguro, entregando a su público mucho más de lo esperado.
Como cantante, hace gala de un rango privilegiado de soprano que la encuentra en matices de poder, vulnerabilidad, sensualidad, hipnotismo y firmeza.
Comprendiendo que su voz es una herramienta todopoderosa, a sus 35 años su canto se siente mejor que nunca. “Definitivamente soy una estudiante del canto”, señala sobre un don que viene evolucionando desde su temprana adolescencia. “Entiendo que siempre voy a estar aprendiendo. En lo que se refiere a un instrumento natural como nuestra voz, la educación es constante. Esa curva de aprendizaje no se termina nunca: a los 15, a los 30, a los 60, seguramente todavía vas a tener algo que descubrir. No se trata de un pesar, al contrario, siempre es saludable seguir descubriendo. Yo sigo ahí, todavía aprendiendo”.
En ese sentido, para Let ‘s Say For Instance combinó experiencia, nuevos aprendizajes y herramientas como el autotune. Fundamentalmente, el progreso se marca en su propia voz. Lejos de adulterar su don, reconoce que todavía está fascinada descubriendo su potencial. “Hay tanto para aprender, especialmente cuando vas estudiando a grandes voces”, destaca. “Se trata de expresiones: ¿cuánto podés lograr? ¿De qué forma modificarlo? ¿Cuánto podés dar sin lastimarte?”.
El confinamiento le permitió concentrarse mientras volvía a sus raíces. Pudo volver a disfrutar como estudiante de su voz al mismo tiempo que se permitió, como en su infancia, entregarse al placer de la escucha. Centró su atención en Whitney Houston, María Callas, Aretha Franklin. Se refiere a ellas como las grandes voces, de manera reiterada. “Lo hacen parecer como algo sencillo, sin esfuerzo alguno, aunque es un trabajo de una dificultad enorme”, observa con admiración.
Eterna estudiante de su oficio, aunque fundamentalmente una eterna apreciadora de la música, Sandé concluye el encuentro volviendo a sus raíces: “el soul se trata de expresar y entregarse, pero también de saber entender el tono. Es fundamental esa práctica. Se trata de una forma de arte muy precisa. Siento que todavía tengo mucho que aprender”.
Por Lucas Canalda
Fotografía – Olivia Lifungula UK
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