LA MAYOR PROTESTA ES EL AMOR: EL LIBRO SOBRE FUN PEOPLE TIENE UNA NUEVA EDICIÓN AMPLIADA CON MATERIAL INÉDITO

 

A 30 años de Anesthesia, el disco debut de Fun People, llega la segunda edición de La mayor protesta es el amor, el primer libro dedicado a la banda más influyente del hardcore-punk en Latinoamérica, escrito por el periodista Norberto Alfaro.
A diferencia de la primera publicación de 2022, en esta edición renovada, se suman testimonios inéditos, entre ellos, tres músicos que pasaron por el grupo, quienes aportan una mirada personal que permite nuevas perspectivas para seguir indagando en el mundo Fanpi.
Además, los lectores podrán ver el resultado de una convocatoria de archivos lanzada durante el 2024, en el que encontrarán imágenes nunca vistas de recitales y otras ocasiones, tanto en Argentina como en el exterior.
La Mayor Protesta Es El Amor. Diálogos sobre Fun People y el jarcor punk es un libro sobre la vinculación de la banda con los colectivos políticos de los  ́90, la autogestión como modo de trabajo, el acercamiento y la difusión de contenidos contraculturales y el legado ideológico en generaciones posteriores vinculadas al arte y al activismo, entre otros tópicos.
El material cuenta con más de treinta entrevistas, pasando por su núcleo más directo, colegas, activistas, y parte del público que creció y fue influenciado por la impronta de Fun People.
Norberto Alfaro nació el 16 de noviembre de 1982 en Gonnet, provincia de Buenos Aires. Es locutor y periodista; y desde los 17 años participa en distintos espacios radiales.
Trabajó en producción de contenidos y fue agente de prensa de bandas independientes, colaboró en la redacción del libro Caduco (2018) de la editorial Charco Editora.
Actualmente conduce el programa radial 2 Mil Hombre Digital, es redactor en el diario online Cuatro Medios y forma parte de la Cooperativa Radio Colmena.
La preventa de la segunda -y ampliada- edición disponible hasta el 10 de enero escribiendo a lamayorprotestaeselamor@gmail.com

Lo que empezó siendo simplemente canto se convirtió en instrumentos rústicos hechos a mano y luego en la generación informática: la música pasó por muchos cambios desde sus inicios hace miles de años. Desde entonces, la música ha seguido siendo una parte integral de la cultura humana universal: estuvo ahí en cada momento de la historia que podamos imaginar.
La historia de la música es un tema vasto y fascinante, que abarca una amplia gama de géneros, estilos e influencias culturales. Ya sea sobre las composiciones clásicas o la evolución de la música pop y rock, y sus diversas subculturas, hay una gran cantidad de conocimientos por descubrir en los libros de música.
En Argentina, desde hace doce años hay un crecimiento sostenido de editoriales que se especializan en la música de nuestro país y de sudamérica, desde aproximaciones académicas hasta cierta soltura coloquial, habiendo encontrado y desarrollado un mercado especializado para el periodismo cultural y la historicidad, donde los lectores esperan encontrar nuevas perspectivas, revisionismo y, finalmente, espacios históricos perdidos en los medios tradicionales.
Mientras que las secciones de Cultura y Espectáculos fueron desapareciendo de los diarios masivos y las revistas especializadas pasaron a la historia, fueron pocos los medios que sostuvieron el periodismo musical a pesar de los cambios de paradigma. Por fuera de la red, los libros musicales encontraron un nicho puntual donde periodistas profesionales y lectores se encuentran en un punto medio.
Mientras que son los artistas canónicos quienes se llevan la mayoría de las ediciones, la bifurcación contracultural supo encontrar sus canales, aunando lo aprendido en años de lecciones de underground: ediciones independientes, encuentro directo con el público, discursos alternativos. En ese sentido, las expresiones minoritarias en los últimos años supieron encontrar sus publicaciones referenciales como Derrumbando la Casa Rosada de Daniel Flores, y Ninguna línea recta. Contraculturas punk y políticas sexuales en Argentina (1984-2007) de Nicolás Cuello y Lucas Di Salvo.

Con la llegada de La mayor protesta es el amor, Alfaro logró visibilizar el legado de una de las bandas más influyentes de las tres décadas de la música argentina: Fun People.
A su modo, el libró activó un micro fenómeno que se vio reflejado en un necesario revisionismo sobre la banda, su estética, su alcance musical pero, principalmente, su influencia política tanto en su generación como en las que habrían de venir.
La estela de Fun People sigue encendida hasta la actualidad, cuando las batallas y discusiones que todavía siguen importando y siendo fundamentales en la cotidianidad de nuestro país, en latinoamérica y, claro, en un mundo cada día más cerca del autoritarismo y la intolerancia hacia las minorías.
En 2025, Anesthesia, así como también la discografía completa de Fun People, sigue tan vigente como su primera época.
Desde sus principios Fun People expresaba un mensaje anticapitalista, de ambientalismo antiespecista, a favor de la legalización del aborto y de la igualdad de género o la diversidad de elección sexual.
Con sus canciones de corazones incendiados y cuerpos incómodos, Fun People dejaba en claro su negativa a reducirse a un destino asignado, tanto por el sistema como el propio circuito cultural del rock ortodoxo y hasta de la cultura punk.
El impacto cultural del grupo no solo se debe a su música innovadora, corrida de la monotonía del punk etílico de aquel momento, sino también a su enfoque audaz y transgresor sobre temas de identidad, género, sexualidad y cuerpos no normativos.
La autenticidad de la banda se destacó también en su actitud de permanecer con los pies en la tierra, apostando una y otra vez al circuito underground que los vio nacer y crecer, logrando girar por el mundo, propagando sus ideas.
A pesar de ser una banda de un género subtérraneo, su estilo directo y su desinterés por la comercialización masiva les permitió mantener una relación auténtica con sus seguidores de Argentina y Latinoamérica.
Sosteniendo una obra con ideas revolucionarias para la escena under, Fun People se vio obligado a lidiar también con los grupos más violentos del hardcore, quienes sostenían -y ejecutaban- una mirada normativa sobre la cultura HC punk, sus modos y sus ideas.
Fun People logra una disrupción con su hardcore gay antifascista. Su abierto discurso anti machos, se complementa con la incorporación de sonoridades poperas y referencias camp, desafiando los dogmas que imponía la rigidez del Buenos Aires Hardcore, que por entonces uniformaba cabezas, estéticas e ideas.
Aquellos recitales, hace 25 años, dejaron una marca indeleble en Alfaro. Para el autor del libro, algo en su vida cambió, despertando una conciencia que, paso a paso, lo traería hacia un presente de activismo cultural desde su oficio de periodista.
Con La mayor protesta es el amor, la intención de Alfaro fue lograr un registro profesional que rebase lo estrictamente musical puesto que Fun People era mucho más que una banda. Desde ahí comenzó a decantarse una idea clara: el grupo como activador de escenas.
Fun People se confirmó como una banda federal que tomó las rutas argentinas para trazar un circuito underground. Rosario, Mendoza, Tucumán, San Nicolas, La Plata, Concordia: por donde iba el grupo quedaba una chispa que inmediatamente armaba su propia fogata, acercando a nuevas generaciones de pibas y pibes, además de cultores del punk que no encontraban su lugar entre tanta violencia, fisura y sexismo que abundaba en el resto circuito.

-La primera edición resultó un suceso, logrando una luz necesaria y merecida a la obra de una banda fundamental para nuestra generación y para el rock argentino. Poco a poco se armó tremenda movida, con presentaciones en varios puntos del país.
¿Cómo lo viviste? ¿Esperabas semejante reacción ante el libro?

La verdad es que algo de eso esperaba, porque se trata del primer libro dedicado a Fun People, pero claro que todo lo sucedido superó las expectativas.
Esa suerte de gira-presentación se fue dando mientras transcurría el 2022. Tenía algunas presentaciones pautadas pero se fueron sumando otras, y terminamos con la última en mayo del 2023.
Haber viajado y recorrido cerca de 30 mil kilómetros, nos dio nuevos amigos, haber conocido gente muy valiosa, y también conocer diferentes formas de llevar adelante proyectos que están vinculados con la independencia y la autogestión.
Gente que no conocía se acercó para agradecerme por haber hecho un libro al que consideraban necesario, que faltaba. De eso hubo mucho.

-Entre todo lo que generó el libro, aparecieron muchas más voces, fotografías y, algo que fue viral, el video del épico discurso introductorio a la canción Rebel pose del disco Kum Kum, de 1996.
Ante tanto material aparecido, ¿cómo encaraste la segunda edición que ahora trae bastante de ese contenido inédito?

El libro también posibilitó que se abrieran puertas hacia esos archivos que mencionás, que estaban guardados. Por eso realicé una convocatoria abierta para poder sumar nuevo material a la segunda edición, y renovar lo que ya había.
De alguna manera también quise devolver todo ese amor que la gente mostró hacia el libro, y reconocer que sigue siendo un proyecto colectivo, más allá de que sea yo quien lo encare.
Llegó bastante material fotográfico que tuve que seleccionar porque lamentablemente todo no entra, y lo destacamos dentro de la edición con un papel especial y a color.

-Gracias a tu trabajo con el libro, y su excelente repercusión, quedaste como un referente indiscutido y, quizás, principal divulgador de Fun People.
¿Cómo te sentís con ese rol?

Siento que con el libro vine a aportar sobre una banda indispensable de la cultura punk en nuestro país y Latinoamérica, pero no me siento un referente. Saldé una deuda conmigo, y con la reconstrucción histórica del movimiento, por ahí pasa lo primordial.
Pero sí soy consciente de todo lo que se generó a partir de la salida del libro, y de los materiales publicados tanto en VHS como en fotos. Alguna vez alguien me dijo, “abriste un portal que estaba cerrado”.
Con respecto a la responsabilidad, el hecho de rastrear material me puso mucho más meticuloso con las fechas y el andar de Fun People desde el 95 al 2000. Fueron cinco años aunque parecen treinta.
Si existe una parte mala de esto, es que a veces me hacen preguntas que yo no debo contestar, aunque tenga la respuesta. Como por ejemplo, las internas entre los músicos o por qué ciertos discos no están en spotify. También son parte de la historia, pero es un tema de ellos.

-La segunda edición del libro llega en el aniversario de Anesthesia, el disco debut de la banda.
¿Te acordás la primera vez que escuchaste ese disco?

Me lo prestó un compañero del secundario en un cassette grabado. La primera impresión fue la de no entender mucho. Yo venía del punk más clásico, escuchando Attaque 77, 2 Minutos o Superuva. Y esto era diferente, cantaban en inglés y castellano, la música era más rápida, más violenta, y las letras decían otra cosa. Como que al principio, me costó entender. Pero le dí una segunda oportunidad, escuchando solamente el disco completo, y hubo una sensación diferente. A partir de ahí se abrió un universo.

-En la gacetilla de la nueva edición se anuncian el testimonio de tres músicos que pasaron por la banda.
¿Quiénes son y qué tipo de testimonios sumaron al libro?

Sí, en esta segunda edición se suman los testimonios de Lucas Sequeira, Chuli Poggiese y Gori. Que sus voces estén, también rompe con la idea original de la primera edición, donde no hay nadie del grupo.
La verdad que sus palabras me parecieron reveladoras, y diferentes al resto porque son desde adentro de la banda, por eso los incluí.
Con la primera edición, hubo algunas personas que me decían que les hubiese gustado leer a los músicos. Saldamos parte de esa deuda.
Si prestan atención, creo que el hilo conductor de estos tres testimonios tienen que ver mucho con lo emocional, y cómo las cosas sucedían sin pensarlas tanto.

 

Por Lucas Canalda
Fotografías tomadas del Facebook Oficial de Fun People

 

 

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