SVSTO es el nuevo proyecto en solitario de Carla Parmenter luego de la aventura de Las Bistecs. El single MIL€ marca el comienzo de una etapa que promete narrar al realismo capitalista tomando a la discoteca underground como espacio de construcción y resistencia. La piel se renueva y se refina pero las mañas permanecen en este reseteo de plena vitalidad.
Entrevista exclusiva desde Cataluña.
Tras revolucionar la escena con Las Bistecs durante la década pasada, Carla Parmenter vuelve a sorprendernos con un proyecto en solitario: SVSTO.
El 23 de octubre llegó MIL€, sencillo que augura un tiempo nuevo, aunque con las mismas mañas.
Doce días después del lanzamiento de esa novedad, Carla enfrenta la computadora para echar luz al nuevo ciclo.
Todavía no se cumplió una quincena desde el estreno, pero los mensajes se multiplicaron tanto en plataformas como en redes.
Ella trata de tomarlo con calma. Habla con franqueza. En su espontaneidad jovial, comparte ideas y percepciones. Lo hace sin demasiado filtro, algo que se aprecia en tiempos de impostación y personajes demasiado desarrollados para las cámaras.
En su velocidad verbal, arroja una amplitud de declaraciones que podrían ser titulares. Siempre desde el humor. Siempre desde la sinceridad.
“Me sorprende muchísimo todo esto”, afirma. “Te digo la verdad, Lucas, es que lo estoy asimilando. Intento no pensar mucho en que lo está viendo mucha gente porque no quiero que se me suban los humos ni el ego”.
En cualquier caso, es la misma Carla quien desdramatiza para restar tensión al asunto. “Soy una mamarracha divertida, no estoy salvando vidas”, dispara.
“Creo que la acogida forma parte de una cosa que nos une y es que estamos desquiciadísimas. Me gusta tener este recibimiento porque significa que no estamos solas. Al final es un proyecto que busca reivindicar y que salgamos a las calles para que cambiemos algo. Y que también que nos divirtamos, que lo podamos bailar en la discoteca, porque también es una forma de protesta el ocio contra el capitalismo”, declara.
Al momento de referirse a SVSTO, Carla aminora la velocidad y reflexiona. Elige muy bien sus palabras. Dice que el nuevo proyecto es un reseteo de su carrera. En ningún momento reniega de Las Bistecs o evita referirse a la recordada dupla. De hecho, indica que hay una continuidad bastante obvia, aunque con ciertas diferencias: “va a ser similar, con letra entre un poco ácida y un poco canalla, música de un género que se suele bailar en la discoteca, pero aún más oscura y más curada”.
El single que inaugura la etapa de SVSTO se titula MIL€, casi cuatro minutos de electro pistero que reflejan refleja la complejidad de vivir en la Europa del siglo XXI, una generación atrapada entre crisis. La transversalidad temática de la canción, entre capitalismo tardío, desaparición progresiva del Estado de Bienestar, y la ultra derecha mostrando sus colmillos por doquier, se insinúa como el discreto himno global de una contemporaneidad signada por el realismo capitalista.
“Antes todo esto era campo/ Ahora es propiedad de los bancos”, canta la artista en la primera línea de su single debut. “Si vas a votar a la derecha/ Vaya hija de puta estás hecha”, continúa.
En colaboración con el productor Alejandro Da Rocha, Carla revela una aventura que explora un sonido oscuro destinado a la pista de baile -tangible o mental-, con letras ácidas y provocadoras que reflejan las experiencias de una juventud atrapada entre crisis económicas, sociales y existenciales en el siglo XXI.
La historia transcurre en Cataluña, pero podría ser Argentina, Chile, Uruguay o Perú. Hablamos de especulación inmobiliaria, emergencia habitacional, gentrificación y explotación laboral. Todo parece un festín de desgracias, sin embargo, SVSTO cataliza el disgusto en con un torrente eléctrico contagioso. Detrás de su sonrisa mordaz, desafía y milita el electro-disgusting para dejarnos saber que no estamos solos.
SVSTO está inspirado en los polígonos industriales, fábricas y descampados del Vallés Oriental. Descubrimos un paisaje industrial con un glow-up irónico, fusionando estética glam y underground. Con referencias a su entorno periférico y la vida urbana de Barcelona, Carla consigue reflejar los contrastes que caracterizan la juventud actual: la oscuridad y la festividad queer, la crudeza y el humor.
El proyecto retoma la esencia agitadora que caracterizó a Las Bistecs, pero lleva el concepto a un nuevo nivel más serio y crudo. Las letras ácidas y sarcásticas se mantienen, aunque ahora se exploran en un contexto sonoro más oscuro, combinando sonidos industriales con una fuerte presencia rítmica.
No se trata únicamente de hacernos bailar, sino también enfrentarnos a realidades incómodas. SVSTO utiliza su música para satirizar el sistema, los roles de género y la precariedad que afecta a la juventud contemporánea.
Mientras que la nueva apuesta recién está comenzando, queda claro que SVSTO se perfila como un espacio de resistencia donde lo queer y lo festivo se encuentran para hacer catarsis cruda y retorcida de los tiempos difíciles que atravesamos a nivel global.
“Creo que ya no va de ni generaciones, ni de continente: está pasando en todas partes este auge de la ultraderecha. El capitalismo feroz ya está en el último estadio y nos devora. Nos vamos todos a la mierda. Los artistas independientes de hoy en día debemos ser reivindicativos. Tenemos que tener una plataforma que hable de lo social y de la izquierda. Los artistas que son el mainstream no se mojan. Al final, quienes nos mojamos somos los que estamos en la periferia”.
La palabra mainstream trae aparejadas algunas cuestiones puntuales. Más allá de su camino como artista y del suceso subterráneo de Las Bistecs, Carla nunca tuvo un acceso real a esa corriente principal, apareciendo en medios masivos, festivales de franquicia y demás circunstancias de la pompa.
¿Ser un artista politizado cierra puertas? ¿Acaso Las Bistecs fueron siempre un riesgo para los medios conservadores? ¿Cuánto de su discurso político se reflejaba en la prensa especializada? ¿Qué sucede ahora, cuando SVSTO retoma aquel discurso disconforme?
“Esto nunca me lo han preguntado la verdad. Es buena mirada”, comenta, mientras piensa por un segundo, saltando en el tiempo, aunque también considerando el presente.
“A Las Bistecs no nos querían ninguna marca. Al principio, además, les decíamos que no a los medios de derecha, pero luego cedimos porque muy altivas. No era cuestión de ser tan formales, tampoco. Sí sentí que los medios nunca nos tomaron en serio como artistas”.
“Lo que ha pasado con este proyecto nuevo, que me ha sorprendido, es que hay cierta atención. Me venía preguntando eso mismo: ¿por qué será?, ¿por qué ahora? Creo que se debe al trap. Los traperos dicen unas radicalidades que abrieron algo, al menos en España. Las marcas están más abiertas de mentes. La prensa no sé. Se tendrá que ver. Eres la primera persona que me pregunta esto. Pero estoy diciendo todo lo que quiero, sin resignar nada”.
Las Bistecs fueron fundadoras del electro-disgusting. ¿Por qué iniciaron su propio género? Porque es gratis. Y divertido. Muy.
Ya pasaron años de su despedida. Sin embargo, sus canciones siguen cosechando atención por mero disfrute. Hay, sin dudas, otra razón importante: Las Bistecs estuvieron adelantadas a este presente de capitalismo estallado que nos absorbe la vida. Supieron enmarcarlo desde una mueca sarcástica, alumbrando desde la ironía para una pista de baile que hizo las veces de catedral de construcción.
La historia, en pocas palabras, es irresistible y veloz como sus temas más recordados: a la salida de un after dos amigas deciden formar una banda propia. No tenían nombre ni sonido en mente, pero sí algo bien en claro: las referencias debían venir desde lo performático y la provocación, utilizando la ironía y el histrionismo como elementos principales.
Alba y Carla tomaron algo de la movida madrileña, el Almodóvar barroco-pop de Kika y el éxtasis clubero del electroclash para engendrar una criatura llamada Las Bistecs. Pero había algo más subyacente: la celebración política queer y el camp todoterreno.
Las canciones prendieron de inmediato. Primero fueron un par, luego cuatro, luego más. La situación escaló. ¿Una banda de músicas? No. ¿Un grupo de perfo? Tampoco. Una dupla de provocadoras macarras. Sí. Era por ahí.
Espontáneas sin necesidad de aprobación, se lo pasaron a lo grande, mientras las canciones resonaban donde tenían que hacerlo.
Ni humor ni aversión: Las Bistecs sostuvieron el feísmo. Declamación de videos, conciertos y apariciones mediáticas. Baile, crítica, pista y pasarela. Síntesis para contrarrestar la morfología del capitalismo tardío que se iba devorando al Estado.
“No había mucha intención ahí, éramos así”, señala Carla acerca de las tantas lecturas que surgieron sobre Las Bistecs. “Adoptamos una estética por lo que nos salía mal o lo que éramos”, agrega.
“Le llamamos electro-disgusting simplemente porque nos iban mal los conciertos y habían fallos técnicos y le pusimos ese nombre a la estética. Era natural. No había nada forzado. Pues no sabíamos usar photoshop. Teníamos muy poco tiempo para planificar. No sabíamos hacer moda y todo al final era un poco hecho rápido, deprisa. Al final, generó una estética que parecía planeada. La gente se reía, nosotras no. Decíamos que en serio, no nos sale, nadie nos creía”, recuerda, tomándose la cabeza, sonriendo con incredulidad.
«HDA», «Eurofiestón», «Señoras bien», «Universio» y «Caminante» fueron algunos de los temas que llegaron para quedarse.
Tocaron mucho. Generaron su propio ruido en el circuito indie de España, logrando una transversalidad necesaria para salir del gueto. Luego llegaron algunas giras. Tocaron en Argentina. Cruzaron a Chile. Se fueron para México.
La cosa tomó otra dimensión. Un día, sin embargo, la historia se terminó. Quedaron las canciones. La resaca gloriosa de una fiesta bien pasada.
El capítulo que Carla acaba de iniciar la tiene entusiasmada y expectante. La sensación es compartida por su audiencia, que viene acompañando el lanzamiento con devoción y curiosidad.
En poco menos de diez días desde el lanzamiento de MIL€, la gente dejó saber su alegría por el regreso, entre mensajes en YouTube, Instagram y otras redes. Llegó cariño desde Argentina, México, Chile, Colombia y varias regiones de España. Semejante respuesta le hace saber a Carla que todo está por venir.
“Vengo de un espacio como el colectivo queer que tiene siempre mucha militancia”, explica a propósito del contundente apoyo de su audiencia. “Es un ámbito underground. Ese circuito me hizo. Existo por ese under”.
“No pensé que esta canción iba a calar tanto. Era un soft launch, como le llaman. Entonces me quedé bastante desubicada, pero muy contenta”, comparte.
“Estoy super feliz de que se haya acogido tan bien a la canción porque los queers que son reivindicativos. En Barcelona mucha de esta cultura de espacios políticos están muy ligados a espacios de la comunidad LGTBI. Cuando lancé esto, que es claramente una canción protesta, pero en realidad va sobre una experiencia personal y la de muchas ciudadanas de Barcelona ahora mismo, tampoco pensaba que iba a conectar tanta gente”.
Sobre la nueva etapa vital que significa SVSTO, aclara que “tanto la estética como el sonido y lo visual es parte importante en mi trabajo en la música”.
En ese sentido, el lanzamiento de SVSTO la encuentra bien rodeada de un equipo talentoso, desde su productor musical Alejandro Da Rocha, hasta fotógrafas como Cristina Santa Quiteria y Paz Acosta, o la directora Carla Parmo, a cargo del videoclip de MIL€.
Hay equipo para un proyecto que recién está comenzando. Carla lo sabe. Por un lado, tiene plena confianza del disfrute. Por otro, el vértigo, de nuevo. Paciencia.
Luego del debut con MIL€, SVSTO planea otro single para diciembre, con su respectivo video. En enero, vendrá otro tema, aunque con un twist: será en inglés. “Viste que soy media inglesa puesto que mi madre es inglesa”, cuenta.
Entrado 2025, para el mes de marzo, podemos esperar un disco completo.
Toda la música que está por venir, por supuesto, será producida por Da Rocha. Al momento de referirse a Alejandro, Carla sonríe y levanta los brazos, contenta.
“Alejandro es una puta perlita que encontré y no la pienso soltar”, indica, como introducción a una anécdota de cómo se conocieron. “Fue una coincidencia total. Fui a una galería de arte ubicada al lado de donde vivía. De repente, aparece un tío gritando cosas en inglés. Detrás estaba su productor, vestido de traje, pinchando una voz extraña en el ordenador. ¿Quién es este tío? No entendí nada. Me quedé flipando con las bases en la cabeza. En ese momento aún no me estaba saliendo el proyecto aún. Cuando un año más tarde decidí ya ir a por todas y lanzarlo, pues me acordé de Alejandro y tenía el contacto por una amiga. Le escribí y me dijo que sí. La verdad que es la mejor decisión que he hecho”.
Como productor, Da Rocha tiene experiencia en el campo de la danza contemporánea, componiendo para obras y operando en directo. Carla encontró un socio ideal que comprende el pulso preciso de su show, entre música y performance.
“Alejandro hace música para live y eso se nota un montón dentro del estudio. Además es como música seria, pero es electrónica, entonces cuando viene al estudio también tiene su parte de risa y de mamoneo, como le decimos aquí. Los dos nos lo pasamos súper bien porque tiene esa dualidad él”.
MIL€ fue editado por Primavera Labels, el sello discográfico y punto de encuentro artístico avalado por el criterio del Primavera Sound, que cuenta con diez años de existencia y más de 140 referencias musicales. El sello acoge artistas como Christina Rosenvinge, Antònia Font, Amaia, Núria Graham, El Mató a un Policía Motorizado, Ciutat y un largo etcétera.
Como se mencionó previamente, SVSTO tiene un equipo detrás. La conducción del proyecto, sin embargo, depende de Carla. Lo mismo puede decirse sobre el escenario.
Si bien todavía falta un tiempo prudencial para salir a enfrentarse a las luces, flashes y público, Carla sabe que tiene una gran responsabilidad. Las Bistecs eran dos. SVSTO es ella sola.
“¡Qué vértigo! Uno sabe que es el doble divertido cuando es el doble difícil. Soy la que decide. Soy la máxima responsabilidad. Se tendrá que ver cómo lo llevo, ¿no? Estoy muy segura en lo que hago porque también sé que no estoy salvando vidas. Es una mamarrachada reivindicativa de una señora desquiciada”, considera.
“Es un proyecto muy liberador en ese sentido, pero luego ya se verá. Cuando suba al escenario no tendré a la otra persona. Para sostenerme seré yo sola. Me dio un poco de vértigo justo en la semana antes de que saliera. Porque siempre todo punk y ahora haciéndolo con Primavera, con un despliegue más grande. Me entró un poco de nervios, pero bueno, hay que hacer las cosas con miedo”, confiesa.
Poco más de cuarenta días nos separan de 2025. Carla los transita con calma. Paso a paso. El vértigo es pasajero.
Mirar hacia atrás deja la certeza de que la música de Las Bistecs sigue pegando. El presente, no obstante, siempre es más poderoso.
La banda torció el rumbo de su vida. SVSTO es otra bifurcación. Ningún rumbo está escrito en piedra.
Con 36 años, Carla no teme al cambio. Lo abraza, dispuesta a seguir provocando. Divertirse siempre es un gran plan.
“Soy una mujer joven. Parece que no, pero puedes seguir empezando proyectos a esta edad, puedes seguir haciendo el tonto a esta edad. Muchas mujeres estamos socializadas para ya no hacer cosas semejantes. Hay una estructura, una serie de pasos que tienes que seguir, sobre una vida ordinaria. Ahora estoy totalmente feliz viviendo mi segunda adolescencia”, declara, abriendo los brazos de par en par.
“Me resulta muy importante decir que tengo 36 años y que no soy una vieja…bueno, sí soy una señora, pero no soy una vieja. Soy una señora bien. Me estoy convirtiendo en mi peor pesadilla”.
Por Lucas Canalda
Fotos de Cristina Santa Quiteria