Maarten Devoldere presenta el nuevo disco de su proyecto Warhaus. Entre psicoanálisis y decadencia, Karaoke Moon despliega canciones elegantes sobre el complejo arte de madurar.
Conexión desde Bélgica.
Maarten Devoldere, más conocido como Warhaus, está de regreso con Karaoke Moon, su cuarto disco.
Bien acompañado de Jasper Maekelberg en la producción, el artista belga ahonda a lo largo de sus diez nuevas pistas en aspectos como el síndrome de Peter Pan o la visión moderna de la masculinidad, vista con sutil humor y elegante ironía.
Karaoke Moon encuentra a Devoldere en un periodo de estabilidad emocional y crecimiento artístico. Eludiendo cualquier pretensión, Devoldere parece disfrutar la calma que trajeron los años, logrando cierta claridad sobre sí mismo. Su obra, de la misma forma, gana desde la perspectiva del llano. No tiene todas las respuestas sobre la vida. Tampoco sobre su oficio como músico. Sin embargo, cada día encara su hacer esperando mejorar, nutriéndose de quienes tiene alrededor, además de las revelaciones que trae el transcurso de los días.
El disco es sofísticado en su musicalidad, además de gracioso en su verba. Crece sin arriesgar demasiado, aunque sí logra su cometido de ganar espesor en la instrumentación y en los tintes que hacen a los arreglos. Ahí se hace imprescindible mirar a quienes lo rodean. La figura del productor Jasper Maekelberg se vuelve inevitable. La dupla se entiende bien y la cosa funciona.
Karaoke Moon aumenta el catálogo de canciones de Warhaus y se presenta como una puerta de acceso atractiva para quienes no conozcan la obra de este astuto estudioso de Serge Gainsbourg, Leonard Cohen y Nick Cave.
El reciente lanzamiento, además, sirve como excusa para una extensa gira por salas de toda Europa, augurando un 2025 movido para todo el equipo que hace a Warhaus.
Desde Bruselas, un mediodía soleado y otoñal, Devoldere responde hacer música; madurar como compositor; utilizar la ironía y el tour que lo llevará por diez países el próximo verano boreal.
Por muchos años Warhaus fue el proyecto secundario de Devoldere. Un camino solitario para darse a los caprichos personales, sin tener que compartir la responsabilidad con nadie más. Por supuesto, en todo ese tiempo aparece la banda de rock que le otorgó visibilidad, prestigio y éxito: Balthazar.
Al presentar el proyecto personal en 2016, Devoldere explicó que surgió cuando los miembros de Balthazar decidieron tomarse un tiempo para concentrarse en su propio trabajo.
A partir del tercer álbum de la banda, Thin Walls, Devoldere se retiró a su propio espacio creativo y trató de encontrar el sonido para un esfuerzo en solitario.
Después de un tiempo experimentando llegó el primer sencillo, The Good Lie.
En 2016, después de terminar nueve canciones más, tenía suficiente material para un álbum de larga duración y decidió llamar al disco We Fucked a Flame Into Being, inspirado en una cita de la novela Lady Chatterley’s Lover de DH Lawrence.
Warhaus llegó al año siguiente, luego sucedido por una larga serie de sencillos.
En 2022 apareció Ha Ha Heartbreak, un larga duración que recibió estupendas críticas y logró, finalmente, transformar la percepción general acerca de su camino solista: Warhaus ya no era una vertiente solitaria sino un mundo propio.
Dos años después de Ha Ha Heartbreak, Maarten Devoldere regresa con Karaoke Moon, un álbum de mayor soltura.
Devoldere tenía más de 50 canciones en carpeta después de dos años de trabajo disciplinado como un monje. Su expectativa era alta al momento de compartir el material bosquejado con Maekelberg, productor de confianza de toda una vida.
¿Qué dijo el Maekelberg cuando escuchó esos demos? “Puedes hacerlo mejor“.
Con el tiempo, Devoldere ha aprendido que vale la pena confiar en las personas adecuadas. La palabra de su productor marcó el rumbo por venir: superarse.
Ambos cómplices musicales pasaron nueve meses juntos en un estudio en un ático en Brujas.
“No creo que haya sido un golpe al ego que Jasper me dijera eso”, cuenta Devoldere. “La franqueza es necesaria para mejorar. Especialmente cuando viene de gente cercana. Sería un gesto necio negarme a escuchar”.
Esta postura de confianza absoluta en otra persona caracteriza la actitud de Devoldere hacia lo que ahora tiene forma de álbum.
Karaoke Moon oculta algo: es un disco de madurez del artista. No será la temática específica, puesto que eso le corresponde a la neurosis masculina +40, pero la madurez se manifiesta en entender que otras personas pueden llevar las riendas del proyecto, incluso comprendiendo mejor que uno mismo lo que la empresa solista y personal necesita.
Devoldere se siente más cómodo dejando que otros tomen las riendas de sus ideas. El resultado del disco reside en el desafío de mejorar, pero también de aceptar la mirada externa.
“La gran ventaja de un proyecto en solitario es que podés profundizar en ti mismo. Es más introspectivo, no como Balthazar, donde hacemos canciones juntos y a veces tienes que comprometerte con otras personas. Warhaus puedo profundizar en quién soy realmente. Tengo que lidiar con mis demonios y mis ángeles, digamos. Eso incluye abrirse para ser permeable a otras miradas”, considera.
Tratándose de una persona psicoanalizada de manera sostenida a través de los años, que hasta accedió a la hipnosis con su terapeuta, Devoldere parece entregado a los procesos de revelación que llegan mediante su oficio de cantautor. ¿Acaso la música es su medio predilecto para crecer en lo personal? De acuerdo a sus palabras, cada pieza es un complemento para una escala mayor. Ante todo, es un tipo con deseo de seguir evolucionando.
“Las personas cambian. Cada año sos una persona diferente. Hay nueva música en tu camino que te inspira. Esa inspiración luego da paso a otros caminos. Crecés y estás constantemente en búsqueda de algo, y eso es algo muy valioso”, comparte.
“Si miro hacia atrás en los discos de Warhaus, estoy orgulloso de ellos. Más que nada porque escucho a un hombre que está en busca de convertirse en el hombre que quiere ser. Pero eso cambia constantemente”.
“Creo que madurar es algo hermoso para escribir, porque te acercás más a vos mismo a medida que lo hacés. Crecer me acercó a cierta simpleza. Desde ahí puedes crear algo muy honesto. Me siento como si estuviera escribiendo más cerca de mí mismo, como si me estuviera permitiendo ser más sincero con lo que soy y siento”.
-Algunas de las canciones del disco podrían ser poemas. Me refiero a cierta estructura y fluidez.
¿Alguna vez pensaste en escribir más allá de las canciones?
Los artistas tienen mucho tiempo y esfuerzo en sus canciones, pero yo creo que el 95% de mi tiempo fue dedicado a la música y a buscar remedios para curarme de mañas y cosas así. Creo que ese es mi principal negocio, soy un cantante, así que eso es lo más importante. Así que creo que es mejor con la músicPodría intentar, por ejemplo, con canciones muy cercanas a un poema, como me decís, pero es aún mejor con la música, porque la música detrás de ella lo hace fuerte. Así que yo solo haría cosas combinadas, cosas que se sientan más orgánicas, todo aquello que nuestra música permita.
-En Karaoke Moon las canciones pueden ser oscuras y dramáticas, pero creo que tenés un sentido de humor que finalmente funciona como un charme.
Más años tengo, más necesito de un sentido del humor particular. Es muy desafiante tomarte a ti mismo demasiado en serio.
Creo que en las canciones hay ciertas frases, o modismos, que desdramatizan. Creo que es muy importante eso.
Tenés que tomarte en serio lo que hacés como artista, eso es importante, sin dudas, pero al mismo tiempo, si miro a los demonios que bailan con los artistas, es muy bueno reconocer que son problemas personales no tan graves. Me gusta tomarme en serio a mí mismo como profesional, pero no como exponente de una vida sufrida.
-Cuando se trata de Warhaus como tu solo proyecto solista, ¿es difícil ser el jefe y tomar todas las decisiones? Porque con Baltazar compartís la responsabilidad con un equipo. En Warhaus sos el jefe de todo, de tu banda, de tu productor, de tus álbumes, de tu tour.
En realidad, si no estoy convencido de que la idea de mi proyecto continúe funcionando, debería terminarlo o reevaluar. Con Warhaus, de alguna manera, es un proyecto democrático. Un ejemplo de ello es la química que manejamos con Jasper, el productor.
De alguna manera, quiero que sea un proyecto que tenga la suerte de tener muchos objetivos. Porque si no, no tiene sentido trabajar con otros.
No siempre uno se siente como el jefe. Es importante sentirse desafiado. Creo que si no, te vas a sentir como un tirano. Y no vas a crecer, es lo peor.
Jasper me mandó de vuelta a escribir. Aún tengo que aprender muchas cosas. Hay mucho que descubrir en la música. Porque te vuelves más viejo y las cosas cambian en tu mente. Ese aprendizaje es constante. Sobre lo desconocido y sobre aquello que tenías aprendido.
Siempre vienen cosas diferentes. Siempre intento hacer cosas que no había intentado antes. Si no, sería muy aburrido.
-Hablando del paso de los años: ¿alguna vez imaginaste que como músico algún día escribirías canciones desde un punto de vista maduro?
Creo que sí. No sé. No sé cómo decirlo. Madurar, todo un tema. Creo que es uno de los puntos del disco aunque no tengo nada demasiado claro.
¿Tener más años es madurar? Me confunde. Porque no sé cómo decirlo…Tengo mucho síndrome de Peter Pan dentro mío. Al mismo tiempo tengo muchas responsabilidades y soy consciente de ello.
Me divierto. Tengo más oídos para notar lo que pasa alrededor mío. Diría que es un proceso duro madurar. Tu vida es tuya, aunque al mismo tiempo hay cosas que te superan. De alguna manera terminás siendo un participante de tu propia vida. Probablemente nadie sepa nada acerca de madurar.
Por Lucas Canalda