Este jueves RAPTO estrena Gritos & Patadas, un podcast conducido por Ezequiel Clerici dedicado a una historia del Hardcore Punk rosarino.
Gritos & Patadas es un podcast enfocado en contar una historia del Hardcore Punk (HC/Punk) de la ciudad de Rosario. El envío fue desarrollado a partir de una serie de entrevistas con protagonistas de la escena que hicieron su camino en el periodo comprendido entre 1989 y 2010 mientras que en la actualidad siguen adelante liderando los mismos proyectos o supieron diversificar sus aprendizajes hacia el ámbito de la gestión cultural o la producción musical.
La primera temporada podrá escucharse desde el jueves 8 de abril a través de RAPTO con una frecuencia semanal. La entrega también estará disponible en Spotify cada fin de semana.
El periodista Ezequiel Clerici es el conductor e ideólogo detrás del ciclo coproducido con RAPTO y que está enfocado en una de las escenas más enriquecedoras que conoció la ciudad. En un ejercicio de antropología oral, Clerici repasa el origen, la construcción y el estancamiento de un circuito contracultural que supo rebasar las definiciones y encasillamientos sencillos para extenderse a otras micro escenas y diversas expresiones estéticas.
Para la realización del podcast se conjugaron esfuerzos de diferentes ámbitos, convocados desde finales de 2019 hasta enero de 2021 para dar formar a la primera temporada que comienza este jueves. Los encuentros tuvieron lugar en la Facultad Libre, donde se registraron cada una de las entrevistas. El espacio fue propiciado por el periodista Patricio Irrisarri, quien acompañó las instancias en tiempos donde las olas covidianas se intensificaban.
Renzo Leonard retrató cada entrevistado con su cámara mientras que Cristian Lois, el fotógrafo que capturó la escena durante años con una mirada única, cedió una foto de su autoría al grupo Renacer del Tiempo que va a funcionar como identidad del podcast. Finalmente Daniel O’Conell, de 312 Estudio, estuvo a cargo del masterizado final.
Ezequiel Clerici, periodista de estirpe skater y responsable del podcast.
Mientras que Gritos & Patadas se reconstruye, en algunos casos, a partir de vivencias de principios de la década del 80, el extenso rastro del Hazlo Tu Mismo se manifiesta hasta la actualidad en un circuito que, por momentos, todavía se nutre de la misma energía mientras sufre el padecimiento crónico de problemáticas similares: individualismos, falta de infraestructura, imposibilidad de generar una industria sustentable que propicie oficios reales para miles de personas involucradas, desidia estatal, regulaciones rancias y, por supuesto, la pulsión de autosabotaje que caracteriza a la movida rosarina.
Dejando de lado nombres propios, fechas, contexto histórico y coordenadas geográficas, los testimonios de Gritos & Patadas son representativas de cualquier escena del interior del país: los padecimientos rosarinos son similares a los que supieron aquejar a ciudades como Tucumán, Mar del Plata, La Plata y al cordón del Gran Buenos Aires.
La relación de Clerici con la cultura Hardcore Punk llega a los 15 de la mano del skate. Recordando aquellos días, el periodista apunta un soundtrack compuesto por música Hardcore, Hip Hop y Punk californiano que corría por un walkman impulsado por pilas AA.
La primera banda punk que experimentó Clerici en vivo fue Eterna Inocencia en un torneo de patinaje que tuvo lugar en Martínez, Buenos Aires en 1997. “De ahí en adelante nunca dejé de ver música en vivo” señala el periodista.
“Tanto para mí como muchos de mi generación y las subsiguientes, aquellos fueron años formativos que hoy se ven reflejados en nuestras opciones de vida” observa Clerici, quien sobre finales de la década de los 2000 llevó adelante Perros Rabiosos, programa radial semanal que reflejó la escena en un estado de ebullición.
De acuerdo a la palabra del periodista, el criterio para reclutar a los protagonistas de la primera temporada se basó en una cuestión personal. En primer término -algo así como el impulso catártico que engendró al resto de la criatura- eligió bandas que le produjeron placer y felicidad. Con el motor en marcha, el camino se fue develando más claro. A partir de allí Clerici realizó un ejercicio más periodístico y buscó protagonistas representativos de cada época.
En ese sentido, ya entusiasmado por el rejunte de personajes ilustres de la contracultura rosarina de los últimos 25 años, el podcastero va desgranando los músicos que integran para la primera tanda de Gritos & Patadas.
“El Negro Lottero es un tipo que pasó por todas las etapas de la escena, desde el 89 al día de hoy con Entre la Basura, y que además formó parte de proyectos de peso como Intense Mosh, Locked y Zaqueo”, afirma Clerici.
“Federico Avrutin de S.A.C, una banda estructural del Hardcore de Rosario junto con Discourage Youth que comenzó a andar en los 90”, comenta sobre quien también es frontman de Némesis.
“Rodrigo Rivero de Desarme y Axion/Protesta, grupo crust punk de orientación anarquista que desde mi punto de vista tiene las letras más potentes y conceptuales que se escribieron en nuestra escena y que tiene su origen en los primeros años del 2000”, sostiene Clerici acerca del más joven de los entrevistados, hoy baterista y cantante de Tensión.
“Franco Santángelo, es una persona a la que considero uno de los tipos más lúcidos y pensantes que tiene el movimiento Hardcore Punk y la cultura skate en la ciudad”, comenta. Santángelo funciona como una especie de paradigma en sí mismo: habitante de la escena rosarina desde hace 20 años, lideró grupos como El Hombre Ascensor e integra Asphix desde los primeros días. Además fue parte de Los Daylight y actualmente toca en Carmina Burana y en La Paz Ciencia. Finalmente, su CV arroja resultados con colaboraciones de bandas de Hardcore, Punk, Indie, Rock, Pop, Ska, Funk, Rap y mucho más.
“Mauro Messana, cantante original de Asphix, una de las bandas emblemas del punk californiano en Argentina y de las más afiladas para escuchar en vivo que existió”. A propósito de los cambios de formación para el cuarteto que sigue adelante hasta la actualidad, Clerici comenta que “al día de hoy siguen sonando tremendo, pero para mí la salida de Mauro es un antes y un después.
Finalmente, Clerici observa que Muerto en Pogo es una de las bandas punk más longevas de la ciudad y “sin dudas la más divertida para ver en vivo que quedan en pie”. La entrevista con Miguel Mazzeo es un viaje atravesado por las vivencias del Gran Rosario. “Miguel es un mapa viviente de las calles rosarinas durante los 90 y los primeros años del 2000, una persona con una historia de vida alucinante”, concluye.
-¿Cuál es el objetivo de Gritos & Patadas?
Dejar un testimonio, una historia y no la historia, de una escena local que fue decisiva para la construcción de identidad en muchos de mi generación, para sus protagonistas y para los que vinieron después. Quiero aclarar que la selección de los entrevistados que van a poder escuchar en el podcast no tiene ninguna justificación histórica: son todas bandas que elegí en base a un criterio periodístico propio y por gusto personal. Por esa misma razón es que remarco esta idea de una historia, porque aspiro a que más colegas, o cualquier persona, realicen sus propios proyectos sobre la escena y que esto nos permita construir de forma colectiva un relato que aborde cada etapa de la rica historia de música urbana y popular que tiene (tuvo y sigue desarrollando) Rosario. Todos los que pasamos por los espacios donde sonó una banda HC/Punk encontramos un lugar de pertenencia, de diversión, de contención, felicidad, amistad y amor. En Argentina no tenemos un registro constante y sistematizado de nuestra historia cultural (diría que de casi nada, pero tal vez es una afirmación injusta y poco precisa) lo que hace que cada generación tenga que empezar su camino sin cimientos sólidos. Con eso en mente y a sabiendas que este es un aporte mínimo, es que me largué a hacer el registro.
-¿Cuánto de trazado generacional tiene el podcast?
Mucho. De hecho creo que eso fue un déficit profesional del proyecto, pero también tengo que decir que es algo consciente. Vos tenés que pensar que esta idea es algo que vengo reflexionando desde hace años en abstracto con amigos, conocidos y colegas y que la pulsión de concreción me explotó en las manos en medio del confinamiento por la pandemia de coronavirus. Fueron los peores meses de encierro donde me senté a escribir la idea, a pensar el formato, la línea temporal y los posibles entrevistados, fue en ese periodo donde también arranqué con las entrevistas. No me da vergüenza decir que la base de hacer esto es profundamente egoísta: tenía una necesidad enorme de sentarme a hablar sobre esos años con los protagonistas de la escena, de conocer sus historias de vida, sus expectativas y frustraciones y el devenir actual de cada uno. Y creo también que a ellos les pasó lo mismo: nadie me dijo que no, ni me puso una traba, sino todo lo contrario y la generosidad con la que sentaron a charlar de todos los temas no tengo forma de agradecerla. La mayoría de las personas que entrevisté para el podcast son conocidos desde hace más de 20 años, pero a quienes no puedo catalogar como amigos cercanos. Entonces para mí también fue todo un descubrimiento hablar durante una hora y media o dos horas con cada uno. Creo que quienes se sientan atravesados por la escena de los 90 hasta 2010 lo van a disfrutar. Tal vez las personas que hayan llegado en el final de aquel periodo y se vean a sí mismos más cercanos a la época actual lo encuentren aburrido. Pero inclusive en ese caso no hay que dejar de tener presente que fue la producción musical under de aquellos años y su generación la que sentó las bases de la escena actual.
– Cada entrevista funcionó como un reencuentro y un repaso. ¿Qué fue lo que más te sorprendió?
La necesidad mutua de hablar del tema. En mi caso eso lo tenía en claro desde antes de arrancar el proyecto pero me llamó la atención que a ellos les pasara lo mismo. La generosidad con que los protagonistas se dieron a la charla es algo que no me canso de agradecerles cada vez que puedo. Creo que quienes escuchen el podcast se van a encontrar con un lado desconocido o poco abordado de cada entrevistado. Inclusive aquellos que se reconocen como amigos van a descubrir cosas nuevas. Para mí cada entrevista fue un reencuentro y un descubrimiento en algunos casos inesperado.
– Decíamos antes que hubo un reencuentro y una relectura reflexiva por parte de los entrevistados. ¿Te parece que eso mismo te pasó a vos? ¿Pudiste repensar tu propia experiencia a partir de los encuentros?
Sí, claro. Como te decía antes, a cada entrevistado lo conozco desde hace más de 20 años, pero no puedo decir que soy amigo de ninguno. Lo primero que te puedo decir es que fui con una idea más o menos clara de la persona con la que me iba a sentar a hablar y que al final de la charla eso cambió, a veces en forma rotunda y otras no tanto. Eso por el lado humano. En cuanto a la escena y ciertas decisiones de cada uno de ellos me permitió despejar dudas, conocer motivaciones, entender peleas y también reforzar ideas relacionadas de por qué no existe una verdadera industria cultural, por fuera del Estado municipal y provincial, que le permita a los artistas locales un desarrollo profesional independiente por encima de los umbrales de pobreza. Creo que parte de lo que permite sentarse a conversar mano a mano, en un espacio no mayor a una oficina, es que se genera la intimidad necesaria para hablar sin inhibiciones, en forma sincera, y reflexionar sobre el pasado personal y colectivo de una generación y un momento histórico puntual como fueron los años que van del 89 al 2010 en la ciudad.
-¿Todavía llevás dentro tuyo parte de esa formación en la escena? ¿Podés reconocer en vos esos aprendizajes?
Sí. Si bien esa identidad es menos estética que en años anteriores creo que todos los que nos sentimos atravesados por esa cultura ejercemos el acto de vivir bajo ciertas improntas que devienen de esa formación. Después hay quienes logran ese tránsito en mejores condiciones y alcanzan un equilibrio entre identidad, vida en comunidad y trabajo. Otros lo padecen y quedan anclados a ese pasado. No se puede disociar que el momento en que uno comienza a transitar este camino es el de la adolescencia y en particular los años 90 en Argentina; una etapa decisoria para los años de adultez. El resultado de ese tránsito se ve reflejado en todo lo que hacemos: en nuestras relaciones humanas, amorosas, en la ética de trabajo, incluso en los excesos, y en los diferentes proyectos que encaramos hasta el momento.
-Volver sobre experiencias formativas presenta un desafío: se corre el riesgo de caer en la nostalgia, además de romantizar aspectos del escenario contracultural que eran tóxicos y contraproducentes. Sin embargo, en Gritos & Patadas no hay nada de eso: los pies están plantados en el presente, con las lecciones aprendidas, también con una perspectiva de aceptación de errores, madurez y hasta cicatrices que dolieron pero sanaron.
¿Cómo manejaste ese riesgo de no caer en la nostalgia?
Entiendo que fue un trabajo compartido. En lo personal era un objetivo a cumplir desde que comencé a elaborar el proyecto: no creo en los abordajes nostálgicos al momento de analizar una experiencia histórica porque anula la reflexión respecto de aciertos y errores y al final eso no te permiten alcanzar una síntesis del proceso. También porque la nostalgia puede generar que se produzcan reflexiones mezquinas o injustas del presente al momento de la charla. Por el lado de los entrevistados, mi interpretación, es que cada uno ha hecho un proceso interno y tiene muchas cuestiones relacionadas saldadas o bien en claro los por qué, inclusive en hechos en donde consideran que se equivocaron o que fueron ingratos con algún compañero de ruta o en algunas decisiones. No hay que olvidar que el rango de edades de las personas con las que charlé van de los 38 a los 50 años. La mayoría tienen hijos, se autogestionan sus laburos, atravesaron pérdidas de seres queridos, y en medio de todo eso afianzaron proyectos familiares. Esas experiencias de vida marcan a las personas y en muchos casos te llevan a reflexionar sobre tu propio pasado. Tuve suerte de encontrarme con personas que tenían muchas de esas cuestiones masticadas y en otros casos esa posibilidad se dio en las entrevistas.
-La cultura Hardcore Punk en la ciudad de Rosario fue muy un semillero de ideas que resultó en mucho más que la música: hablamos de fanzines, ideas políticas, posturas ambientalistas, fotografía, diseño y podríamos seguir.
¿Cuál fue el punto de arranque al momento de imaginar el podcast? ¿Fue difícil recortar habiendo tanta data disponible?
La verdad que sí, pero creo que en parte eso se logró resolver con la elección de cada entrevistado. No tenía dudas que al momento de analizar cuestiones referidas a la autogestión, los fanzines e ideas políticas tanto Rodrigo Rivero, Franco Santángelo como el Negro Lotetto o Miguel Mazzeo serían personas que iban a hablar sobre la base de conceptos claros. Lo mismo sucedió con otros entrevistados sobre los distintos temas que enumerás y otros temas que no aparecen en tu pregunta. El punto de arranque es una invitación que siempre me ayuda para encarar este tipo de entrevistas y que sería más menos: “Contame la historia de tu vida”. Quería sobre todo eso: que me cuenten sus vidas, desde el primer disco que escucharon y que marcó la hoja de ruta que los llevó a terminar formando una banda hasta cómo viven la experiencia de ser padres los que eligieron ese camino. Creo que entre esos dos puntos todo lo que aparece en el medio es el sustento emocional del podcast.
Gritos & Patadas estrena el jueves 8 de abril a las 13hs en RAPTO.
El podcast tendrá una frecuencia semanal y también estará disponible en Spotify.
La segunda temporada se encuentra en etapa de preproducción.
Agradecimientos especiales: Ariel Echecury, Facundo Lencinas, Martín Pepe Acosta, Guillermo Negro Lottero, Facundo Díaz Rivero, Melina Cozodoy, Pablo Agüero y Augusto Avrutin.