Quiz > Cuestionario raptiliano para indagar en figuras de la cultura desde una óptica diferente.
Diez preguntas universales sobre el tiempo que habitamos + un puñado de interrogantes extras sobre su campo de acción.
Ilustraciones > Sebastián Sala
Dani Arias es ilustradora, fanzinera e historietista.
En 2012 fundó la editorial In Bocca al Lupo, junto a sus colegas Valeria Reynoso y Romina Fretes. En 2017 Editorial la Pinta edita Debajo, la corteza.
En 2018, con In Bocca al Lupo realizan la primera versión autogestiva de Pibas, reeditado en 2019 por Hotel de las Ideas. En 2020 llegó Mal Viajadx, publicado por In Bocca al Lupo.
Recientemente fue parte de Tilazine, antología de historietas viscosas y 8TRACK+ ANTHOLOGY VOL.2
¿Cuál es tu humor por las mañanas?
Me levanto muy remoloneando, pero de buen humor. Si estoy medio pasada de cosas me pega un poco raro, pero en general el sueño es renovador (?). Me copa además acordarme lo que sueño, así que doble beneficio si sucede. Lo que si, odio quedarme dormida.
¿Cuál fue tu primer trabajo? ¿Aprendiste algo valioso?
Mí primer trabajo fue en el área de diseño de 47 Street. Fui ilusionada porque usaban dibujos de personajes en las estampas de la ropa, tuve una entrevista medio defo y dije que sabía usar Illustrator, así que cuando me dieron el ok me interné el finde con un amigo a aprender porque no lo había usado para nada casi. La verdad que estuvo bien, tenía una senior muy copada y generosa (también ilustradora, Eva Mastrogiulio) aprendí a trabajar en equipos interdisciplinarios, mandar a producción y entender soportes de impresión muy variopintos. A la distancia es el único trabajo en relación de dependencia que recuerdo con cariño, a pesar de todo.
¿Qué experiencia fue fundamental para que decidieras dedicarte a dibujar?
Hubieron dos cosas. La primera en 6to grado. Yo soy del sur y ese año nos mudaron a Capital. Uno de los primeros días en el colegio conocí a una chica que tenía separadores de Sailor Moon hechos a mano por la hermana. Los dibujos eran tan parecidos a los que veía en la tele que desbloquearon en mí cabeza la idea de “esto está hecho por personas”. Mí relación con ella y su familia siguió, me alimentaron de mangas que nunca había visto y no estaban a mí disposición, como La Tragedia de P de Rumiko Takahashi y Magic Knight Reayerth de CLAMP. No me pareció menor que además todas fueran mujeres. No hubo retorno. Mas tarde cuando quería hacer zines en la secundaria como editora y dedicarme a escribir reviews vino la urgencia. Reclutaba gente que quisiera dibujar sus propias historias, pero eventualmente me ganó la necesidad de hacerlo yo también.
¿En alguna ocasión te sentiste abrumadx por las redes sociales? ¿Por qué?
Sí, porque es hacer sociales, jaja. Sentirme expuesta trayendo atención sobre mí y tener que llevarlo con ligereza me resulta muy ajeno. Entiendo su utilidad y trato de usarlas, pero extraño otras eras de la internet a veces. Para ser justa igual, en el tiempo reciente tuve un revival de amor con Discord, Twitch y los jueguitos. Sobre todo Discord. Qué magia Discord, jaja.
¿Cuál es tu límite con el consumo irónico?
No lo ejercito. Siento que a todo puedo encontrarle algo que me interese. Si realmente no me gusta no puedo verlo/leerlo, mí capacidad atencional es frágil y el tiempo limitado, jaja.
¿Cómo te sentiste la primera vez que publicaron algo de tu autoría? ¿Qué era?
Voy a tomar como primera vez Debajo, la corteza (Ed. La Pinta). Es una historieta de 44 páginas, la primera larga que hice. Fue un proceso amable gracias a mí editor (el gran Loris Z), pero también duro por como manejé mis tiempos. Cuando lo vi fue una sensación extraña. Creo que fue algo hermoso porque hubieron momentos en los que no supe si iba a ser capaz de terminarla, y más aún cuando tuvo sus lecturas y entendí que ahí la historieta dejaba de ser mía y estaba todo bien con eso. Creo que fue más que nada felicidad, y pronto vino el llamado interno de “y de que va a ser la próxima”. Que también me llenó de emoción.
¿Cómo te llevás con tu rastro digital? ¿Renegás cuando te encontrás con material viejo?
No, me divierte un poco. Nunca fui de escribir mucho públicamente así que no hay mucho texto. Me da gracia a veces como hablaba, o las cosas que dibujaba, pero me gusta saber que existió esa otra Daniela, y que esta es distinta de esa y probablemente de la próxima también.
¿Qué tipo de placer culposo disfrutás a escondidas?
Para trabajar y porque me dan mucha risa escucho los resúmenes de una serie reality que se llama 90 days fiance, hechos por la youtuber española MimiXXL. Los espero semana a semana y los guardo para descomprimir momentos de tensión.
¿Cuán importante es el ocio en tu vida cotidiana? ¿Es imprescindible?
Creo que sí, pero me cuesta darle lugar. Hace poco (casi pandémico, pero no) volví a jugar videojuegos y últimamente es de lo que más me ayuda a distenderme, me entrego completamente a la experiencia.
El arte puede ser un propósito en sí mismo, pero también puede influir directamente en nuestra vida cotidiana, asumir un papel social y político y generar un mayor compromiso. ¿En lo personal tuviste alguna influencia así?
Creo que hubo una experiencia colectiva de compromiso a partir del Ni Una Menos y otras movilizaciones del feminismo, todo eso me atravesó. El dibujo y la narrativa cómo herramientas son poderosas, fue hermoso verlo plasmado en las campañas, poder compartirlo y ser parte de algo enorme militando por lo que una cree. Por otro lado, como editora me pasa un poco lo mismo, siento que es una labor que se puede vivir como militancia. Hay un compromiso consciente con lo que se publica, pero no solo de forma superficial. Querer o buscar activamente que algo exista en el mundo para ser leído y compartido también me parece un acto político.
Para la mayoría de los artistas, desarrollar una voz propia va precedida primero de una fase de aprendizaje y, a menudo, de emular a otros. ¿Cómo fue esto para vos?
Creo que es tal cual dicen, se desarrolla de forma orgánica. Me alimenté de todo lo que podía mientras crecí, y fui (soy) permeable a la influencia de todo. Nunca me consideré buena dibujando y la tuve que remar mucho, pero todo lo que veía me iba ofreciendo soluciones. La primera gran influencia fue CLAMP, el manga shojo, los cuerpos ultra estilizados. Me acuerdo de ver el dibujo de Rumiko (Takahashi) también y pensar lo simple que se veía (y lo complejo que es ir por ahí). Después vino BLAME! (Tsutomu Nihei) y la densidad, jaja. Creo que fui tomando recursos de distintos lugares, y estudiar diseño me enseñó a robar mejor (?).
¿La perspectiva del tiempo te hizo descubrir algún punto recurrente en tu obra del que no eras consciente?
Mmm yo pensé que lo tenía controlado (¡ja!), pero hace no tanto viendo guiones me di cuenta que hago muchas cosas de gente sola, aislada, que se queda sola o que atraviesa sola una circunstancia. En el momento pensé “ah, van a pensar que no sé dibujar personas juntas” (???). Después lo analicé mejor, pero sí traté de empezar a rebatirlo, porque me pareció que empobrecía mis posibilidades.
¿Cuáles fueron las enseñanzas que llegaron con la experiencia editorial de In Bocca al Lupo?
Es un camino largo, pasaron muchas cosas. Creo que mí primer impulso fue editar y aprendí mucho haciéndolo. Sobre la importancia del acompañamiento, de ser una persona flexible, pero velar por el bien de una obra. Creo que aprendí a relacionarme con otrxs de una manera que no conocía. Y también la paciencia y la aceptación de que los planes fallan y las cosas no pueden sostenerse en base a voluntades aisladas. Es como lo de las influencias, todo es parte de un todo.
¿El fanzine es una etapa o una forma de vida? ¿Podrías dejarlo de lado?
Creo que depende como lo viva cada unx, para mí es un camino que no creo vaya a abandonar. No reniego del libro “formal” y ese mundo editorial, pero hay posibilidades distintas. Me gusta pensar los dispositivos de lectura como parte de la experiencia, el zine me da esa posibilidad y no creo que vaya a dejarla de lado, asique si, supongo que es una forma de vida, jaja.
¿Cómo son tus procesos de trabajo? ¿Mientras vas trabajando sos de mostrar buscando devoluciones o preferís guardarte todo hasta que sea inevitable mostrarlo?
Depende el proyecto, a veces guardo todo hasta que esté como quiero, pero cuando tengo dudas de lectura, no se si algo está quedando bien, prefiero mostrarlo. En general a amigxs, sobre todo a las In Bocca, una visión externa que me saque un poco del embotamiento en el que estoy. Sé que a veces puedo ser hermética, dar por sentadas cosas que no necesariamente se están entendiendo, y prefiero estar doblemente atenta por eso. De a poco fui aprendiendo a compartir más, antes era muy recelosa de que vean lo que hago hasta que considere que está final.
El año pasado colaboraste con unos dibujos en birome para la editorial Deriva. ¿Te cuesta salirte de las acuarelas?
Un poco sí. Pero no tanto por las acuarelas, sino por la posibilidad de control. Amo pintar con acuarela, me relaja y me gustan los resultados, pero a veces me paso de largo con el tiempo que invierto en que las cosas queden “lindas”. Cuando hice lo de Deriva fue como una prueba para mí misma, a ver si podía soltar un poco ese control. Funcionó bastante bien y es algo que quiero repetir, con lo que quiero experimentar más. También me devolvió a una de mis influencias más tempranas, Koji Morimoto y el Studio 4°C, que tienen esa línea fluida que acompaña lo dinámico de la animación. Está bueno sentir que estoy dejando que el dibujo sea y que lo decorativo no lo ocupa todo.
Las colaboraciones-asociaciones son frecuentes en tu camino. Eso se aplica para tu trabajo como ilustradora, pero también en aventuras conjuntas como In Bocca al Lupo o junto a la gente de Moebia, por ejemplo.
¿Las colaboraciones te ayudan a encontrar otras perspectivas?
Si, definitivamente. No solo de cómo afrontar mí trabajo sino también como vivir en sociedad (jaja). Yo creo que las colaboraciones son de las experiencias más enriquecedoras, en todo sentido. No siempre funcionan y cuando pasa también te dan información valiosa, pero cuando funcionan no solamente veo las ramificaciones y la potencia de lo que se hace colectivamente, también me devuelve un montón de piezas y recursos para reinterpretar cómo hago lo que hago sola. Y de las posibilidades, que quizás no veía y de repente empiezan a estar ahí porque alguien más corrió un velo que no era consciente de que existiera.