Quiz > Cuestionario raptiliano para indagar en figuras de la cultura desde una óptica diferente.
Diez preguntas universales sobre el tiempo que habitamos + un puñado de interrogantes extras sobre su campo de acción.
Ilustraciones > Sebastián Sala
Lisandro Leoni es periodista y productor de radio y televisión. Forma parte de Radio Universidad Rosario. Es el corresponsal rosarino de IP Noticias.
Es conductor del podcast Hitcast y brinda talleres sobre podcasting.
¿Cuál es tu humor por las mañanas?
Puedo levantarme con el mejor humor del mundo, sonriendo y cantando o tarareando alguna canción que quedó dando vueltas en mi cabeza como puedo tener el peor humor del mundo y que todo me caiga mal desde el inicio del día. Esos días pueden ser una verdadera bomba de tiempo. Suelo dormir poco y entrecortado. De todos modos, son más los días en los que gana el buen humor. Al despertar lo condiciona siempre cómo me fui a dormir, la carga mental y corporal con la que me acosté.
¿Cuál fue tu primer trabajo? ¿Aprendiste algo valioso?
Mi primer trabajo fue a los 18/19 años. Atendía el minimarket que era punto de encuentro con amigos y amigas. Trabajaba de miércoles a domingo en el horario de la tarde/noche. Entraba a las 14 y salía a las 22 hs. Atención al público para la venta, habilitación de cabinas telefónicas y servir café de máquina eran las tareas principales entre tantas otras actividades. En paralelo una o dos veces por semana por la mañana hacía una changa repartiendo pollos para una empresa rosarina en locales gastronómicos, supermercados y almacenes. Creo que de todas las experiencias se aprenden cosas valiosas, de las positivas y las negativas. En ese entonces hacía poco que había terminado la secundaria, recién empezaba a cursar en la Universidad y a descubrir un mundo de responsabilidades.
¿Quién es tu héroe/heroína? ¿Por qué?
A lo largo de los años que llevo de vida he tenido muchos héroes y heroínas. Cada uno cumplió su rol, me hizo conocer a otros y quedaron ahí, como una marca acompañando todo este trayecto. Sin embargo, Diego Armando Maradona fue, es y será mi héroe preferido. Ese Dios de carne y hueso que se hizo cargo de todas y cada una de nuestras contradicciones. Un tipo que fue el mejor de los mejores en lo suyo, al cual le usurpamos la vida, lo juzgamos hasta el hartazgo y muchas veces lo condenamos pero el tipo estaba ahí para darnos otra oportunidad de quererlo y no condenarlo porque en el fondo todos tenemos nuestros errores de los cuales muchas veces ni siquiera nos hacemos cargo. Si yo fuera Maradona quisiera vivir como él.
¿Qué experiencia fue fundamental para que decidieras dedicarte al periodismo?
No hay una experiencia fundamental o fundante. Desde muy chiquito quise ser periodista, contar lo que pasaba, contar historias. Tenía entre 9 o 10 años cuando en la casa de mis abuelos robaba los diarios del día, recortaba las noticias principales y las pegaba en un gran afiche de papel de regalo del negocio de mi abuela para que quien entrara a comprar estuviera informado. Creo que puede ser esa la experiencia fundamental: querer contar.
¿En alguna ocasión te sentiste abrumadx por las redes sociales? ¿Por qué?
Si, muchas veces. Tengo cuentas en casi todas las redes sociales y me siento cada día un poco más abrumado que el anterior. Las uso cotidianamente más como consumidor que como productor de contenido. Hay algo de la sobreexposición de lo privado, de la sobreinformación, de la lucha de egos (todo dependiendo de la red sobre la que hablemos) que me aburre. Es algo muy personal que condiciona mi consumo pero no dejo de hacerlo.
¿Qué te preocupa acerca del futuro inmediato?
La injusticia social y el avance de un neo fascismo que trae consigo los peores vicios de tiempos que creía ya lejanos y sin posibilidad de reeditarse.
¿Cuán importante es el ocio en tu vida cotidiana? ¿Es imprescindible?
Es fundamental, imprescindible. Lo aprendí con el tiempo. Hubo momentos en el que dediqué muchísimas horas al trabajo y no quedaba tiempo para el ocio o solo entraba en determinados momentos puntuales. Entendí que sin ocio no se puede vivir. El tiempo que le dedico a jugar al fútbol con amigos, mirar una serie o una película, ir a un recital, compartir una juntada con amigos, un paseo con mis sobrinos entre muchas cosas más es indispensable.
¿Cuál es tu límite con el consumo irónico?
El peligroso, el que deja de ser irónico para transformarse en ofensivo o aquel que crea personajes que construyen un discurso agraviante o un posicionamiento discursivo que va en contra de conquistas adquiridas hace ya tiempo y que no deberían ni siquiera ponerse en discusión.
¿Desarrollaste técnicas para lidiar con la procrastinación? ¿Qué hacés cuando te sentís atrapado?
¡Uhh, cuánto me cuesta! ¡Qué fácil es posponer! Muchas veces me encuentro en ese espiral en el que termino teniendo más cosas por hacer que tiempo por no haberlas hecho antes. No tengo una técnica puntual. Cuando me siento atrapado, busco acomodarme, fijar prioridades y ponerle un orden a todo eso que por culpa de la procrastinación se va acumulando.
¿De adolescente quiénes eran tus referentes del mundo de la comunicación?
Soy hijo de los 90: Mario Pergolini, Eduardo de la Puente y Juan Di Natale en sus formatos de radio y por supuesto el de TV con CQC. Alejandro Dolina y La Venganza Será Terrible, Víctor Hugo Morales con las transmisiones deportivas y las mañana en Continental, Alejandro Apo y sus largas transmisiones de radio los sábados por la tarde con Y el Fútbol Contó un Cuento, la Negra Vernacci y Humberto Tortonese en las tardes de radio, la revista Rolling Stone y sus crónicas, entre otros.
En tu caminar como periodista alguna vez sentiste que estabas en el lugar correcto en el momento justo?
Si pensamos a estar en el lugar correcto en el momento justo como algo extraordinario puedo decir que sí me tocó estar en varios momentos correctos en el momento justo, siempre desde la mirada profesional. La tragedia de Salta 2141 es un ejemplo entre muchos otros. Fuera de lo extraordinario, me gusta pensar al periodismo como un ejercicio que nos lleva a estar en el lugar correcto en el momento justo todos los días desde la cotidianidad en que nos toca contar los sucesos o las historias y llegar a un otre que está del otro lado de la radio, sentado frente al televisor o leyendo un diario o una web. Es un trabajo que se alimenta día a día y se fortalece en el intercambio con las distintas audiencias.
¿Cómo es tu relación con la profesión del periodismo luego de tanto camino? ¿Podrías ponerlo en segundo plano para dedicarte a otra cosa como a dar talleres?
Es una relación de amor-odio constante donde siempre triunfa el amor. Es imposible pensar al periodismo sin su contexto y una crítica individual y colectiva de lo que hoy pasa con su ejercicio. La autocrítica me lleva a estar todo el tiempo queriendo mejorar lo que realizo y producir pensando en qué tengo para ofrecer, a quién y cómo va a recibir esa producción. Me pregunto cómo se cuenta y para quién se cuenta. No creo necesario poner al periodismo en segundo plano como definición para hacer otra cosa. Profesionalmente es lo que me constituye. Sí queda en segundo plano cuando las responsabilidades son otras, como es dar talleres. Cada cosa en su momento y en su lugar. Pueden convivir y el periodismo me sirve como herramienta de comunicación para construir los talleres teniendo en cuenta que no soy docente ni tengo formación pedagógica.
¿Para un productor periodístico cómo es convivir diariamente con el caudal de fake news que se viralizan? Por momentos el doble chequeado no es suficiente. La situación puede resultar abrumadora.
Muy difícil. Las fake news tienen la particularidad de viralizarse rápidamente llegando a conformar una posverdad que muchas veces es difícil de revertir y mucho más lenta de posicionar. Es necesario chequear y re chequear, confirmar dato por dato y contrastarlos entre sí. Muchas veces esa información no está al alcance de todos los periodistas y eso hace más difícil el trabajo.
¿Cuáles son los hábitos que mantenes como oyente de radio que no cambiaron con el tiempo?
Sigo escuchando la radio por la radio, AM o FM. Pese al avance de la tecnología, de ser parte de ese avance y hasta porque no, protagonizarlo, no puedo acostumbrarme a escuchar radio por la web. Hasta cuando escucho por el teléfono no uso aplicaciones, escucho por la fm que trae el celular. Las mañanas y el auto son el momento y el lugar donde mayoritariamente escucho la radio y dialogo, esto es un vicio que me quedo desde hace mucho tiempo, con les periodistas y entrevistades que están al aire sin que ellos siquiera me escuchen.
En los últimos tres años te metiste de lleno en el universo podcast.
¿Qué es lo que más te estimula sobre la creación de podcast?
Son varios puntos o aristas. En primer lugar todo el universo sonoro y lo que se puede generar con audio me parece de las mejores herramientas que propone la comunicación. En segundo lugar la accesibilidad. Haciendo un recorrido sobre el acceso de les comunicadores o periodistas a los medios de comunicación, particularmente a la radio, era muy difícil encontrar un espacio. Hoy los podcast permiten con tan solo tres clicks subir a la web un contenido sonoro de acceso libre y sin condicionamientos geográficos para ser distribuidos. Y en tercer lugar la libertad de tiempos y contenidos que permite este formato que hoy no tienen los medios de comunicación tradicionales.
Desde la enormidad de la red las plataformas siempre están evolucionando y presentando nuevas oportunidades. Si hasta el año pasado el crecimiento del podcasting era la tendencia vedette, en 2021 Twich sumó otro espacio donde generar contenidos y que agitó a la industria.
¿Te interesa estar explorando inmediatamente todas las posibilidades que surgen o preferís hacerlo a tu tiempo, sin correr?
Me interesa explorar inmediatamente para conocer, pero tomarme mi tiempo. Estar actualizado de las nuevas herramientas, quiénes son sus usuarios, quiénes las explotan, de qué manera. Observar, mirar, tomar nota, sacar conclusiones, compartirlas y discutirlas con amigos (periodistas y no periodistas) para volver a pensar y repensar todas estas posibilidades. No significa que las vaya a usar pero sí conocer y por qué no contemplar la posibilidad de utilizarlas en algún momento. Me quedo con la última parte de la pregunta: sin correr.